Paul Verhoeven, cineasta holandés: "No por mostrar repetidamente una escena de violación soy inmoral"

Paul Verhoeven

El director de la elogiada cinta Elle, que se estrenó en Chile, habla de la protagonista, la actriz francesa Isabelle Huppert, de su carrera en Hollywood y de Donald Trump.




Paul Verhoeven está de vuelta. Como el personaje del venerable jugador de pool que hacía Paul Newman en El color del dinero (1986), el septuagenario director de El vengador del futuro (1990) retornó cuando nadie lo esperaba y demostrando que juega mejor que nadie en el arte de contar historias insolentes. Si en los años 70 desestabilizó la escena del cine arte europeo con sus relatos de sexualidad y barbarie y en los 80 oxigenó Hollywood con una ciencia ficción de agenda política, ahora está aquí para decir que las tablas de la moral le importan poco y nada. Al menos, en el cine. Su nueva película Elle, rodada en Francia con Isabelle Huppert, describe la desquiciada lucha de una mujer por encontrar la identidad del violador enmascarado que más de una vez ha entrado en su casa. Más de una vez también ha vejado su cuerpo.

"¿Cuál es el problema con la violación que mostramos en escena? También está en la novela en que se inspira la película (Oh…, del francés Philippe Djian) y es parte fundamental de lo que pasa después. Es más, al igual que la narración de Philippe Djian, todo empieza en la película cuando la violación ya se encuentra en su fase final, a punto de concluir. En la película hicimos exactamente lo mismo", comentaba Paul Verhoeven en el último Festival de Cannes.

Considerada una de las mejores películas del festival por la crítica especializada y ganadora del premio a Mejor Actriz de los círculos de críticos de Nueva York y Los Angeles, Elle ya se encuentra en salas chilenas (Cine Arte Normandie y Cine Arte Viña del Mar). Es un estreno inesperado, considerando que se trata de un largometraje frontal, sin anestesia, y al mismo tiempo con un sentido del humor oblicuo y muy ácido.

En la trama, Michèle Leblanc (Isabelle Huppert), exitosa directora de una empresa de videojuegos, es violada en su propia y lujosa casa de París poco antes de Navidad. Temeraria, declina dar aviso a la policía y se empeña en dar con la identidad del asaltante. Al mismo tiempo, desfilan una serie de personajes de colección: un ex esposo pusilánime que fracasó como escritor, una madre con un novio 50 años menor, un hijo obtuso y dominado por su esposa, una "amiga" a la que Michèle engañará con su esposo.

De la misma manera que lo hizo en Bajos instintos (1992), El vengador del futuro (1990) o RoboCop (1987), Verhoeven utiliza los géneros más clásicos (antes fueron la ciencia ficción y el suspenso) para contar una historia que nada contra la corriente de la pacatería y que quiere provocar de la mejor manera. Durante el penúltimo día del Festival de Cannes, Verhoeven habló con La Tercera sobre la película en el hotel Five Seas, frente al Palais des Festivals donde se había proyectado Elle pocas horas antes.

Hubo algunos reparos de que la película sugiere una apología de la violación, ¿Qué opina?

Mi moral, por si quieren estar tranquilos, es que incluso si uno toca a una mujer sin su consentimiento hay violación. Yo nunca lo haría. Pero no por mostrar repetidamente una escena de violación en la película me pueden llamar inmoral.

Por otro lado, apenas exhibimos 10 segundos el cuerpo de Isabelle Huppert, su busto para ser exactos. Es casi minimalismo. Elle no es precisamente Showgirls (su película de 1995 sobre bailarinas nocturnas). Además, en cualquier historia, un héroe se convierte en tal sólo si es capaz de superar obstáculos, de lo contrario nada funciona. En este caso, tenemos a una mujer fuerte que, a su modo muy singular, enfrenta lo que le pasa.

¿Le sorprendió el trabajo de Isabelle Huppert?

Sí. Me he transformado en un fan absoluto de ella. Tiene una intuición y una capacidad única de otorgar matices y durante la filmación seguí sus instintos. Gran parte de lo que vemos en pantalla es porque sólo Huppert lo podía hacer así. Nunca había visto algo así en mi carrera, así es que puedo decir que me enamoré profesionalmente de ella. Está en otra categoría.

¿Hay conexiones entre el rol de Isabelle Huppert y el de Sharon Stone en Bajos instintos?

Sí, por supuesto. De alguna manera hay una conexión emocional evidente entre Bajos instintos y Elle. En ambas cintas además hay bastante de Hitchcock. Para ser honesto aún estoy buscando la manera de volver a hacer un thriller en la línea de Bajos instintos. Me gustaría adaptar alguno de los muchos libros de suspenso escandinavos, de autores como Henning Mankell o Jo Nesbo, pero no se ha dado la oportunidad. En fin, me habría encantado hacer la versión cinematográfica de La chica del dragón tatuado de Stieg Larsson. Creo que yo lo habría hecho mejor (risas).

¿Se siente algo así como un holandés errante, primero haciendo cine en su país, luego en Hollywood y ahora en Francia?

En la carrera de un cineasta, un 70 por ciento de lo que quieres hacer jamás se materializa. Esto sucede sobre todo en Estados Unidos, donde estás a merced de las estrellas, y depende si Brad Pitt dice que sí o no. Algunos podrán decir que voy al lugar donde hay dinero, pero básicamente lo que hago es hacer lo que me interesa en el país que me pueda financiar. Nunca fue mi intención emigrar a Estados Unidos a mediados de los años 80, pero lo hice porque en Holanda ya no querían financiar mis películas. Allá hay subsidios estatales, como en Francia. Fue una mezcla de política y economía: consideraban que mis películas eran pervertidas, decadentes y carentes de relevancia. Así es que volé a Estados Unidos y ahí encontré dinero para lo que quería. Luego retorné a Holanda y ahora estoy en Francia. E iría a Alaska o China si es que allá puedo hacer una película interesante, con una historia original. La vida es corta y debes encontrar la mejor forma de aprovecharla, de hallar tu lugar en tu época. Esto no lo digo yo: es filosofía, es Heidegger.

¿Qué opinión le merecen los recientes remakes de RoboCop y El vengador del futuro?

No creo que sean más interesantes de lo que ya hicimos. Esos remakes fueron más bien una forma de mantener la cocina funcionando, pero no hay nada interesante detrás. La verdad es que no soy optimista con nada de lo que pasa en los grandes estudios de Hollywood. Todo se degradó tanto que llegamos a Batman vs Superman.

Una de sus películas de culto es Starship troopers (1997), acerca de una sociedad militarizada del futuro, con soldados de uniforme casi nazi luchando contra un monstruo galáctico…

Cuando hicimos Starship troopers realmente estábamos rodando una película política. Todos en el equipo sabíamos eso. No era el futuro, sino que era Estados Unidos. Es lo que puede pasar si es que eligen a Donald Trump (la entrevista fue en mayo). No estamos muy lejos de eso.

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