Peña Nieto acorta su estancia en el G20 por la crisis política en México

El presidente mexicano se ha visto obligado a acortar el viaje que inició el lunes pasado, debido a la crisis sin precedentes generada por la desaparición de 43 estudiantes.




El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, regresó a México este sábado al término de la primera de  las dos jornadas de la cumbre del G20 en Brisbane (Australia) por la crisis política generada por la desaparición de 43 estudiantes.

El presidente mexicano y su esposa Angélica Rivero emprendieron viaje de regreso al término de la cena de gala ofrecida por el anfitrión, el primer  ministro australiano Tony Abbott.

Peña Nieto participó en las reuniones de la primera jornada del G20, que reúne a las principales economías del planeta, con las que compartió la  experiencia de México en la implementación del paquete de reformas emprendidas  en su gobierno, entre otras, la laboral, la financiera, la energética o la  educativa. 

"México comparte con el mundo este exitoso proceso transformador, resultado  del pragmatismo y la suma de esfuerzos de todos los mexicanos", dijo el  mandatario a sus socios del G20, según la presidencia.

Peña Nieto aprovechó su presencia en el G20, que reúne a las economías más  desarrolladas del planeta, para sostener reuniones bilaterales con el primer  ministro indio, Narenda Modi, y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Salman Bin Abdul-Aziz al Saud, que también es ministro de Defensa y viceprimer  ministro.

El presidente mexicano se ha visto obligado a acortar el viaje que inició el lunes pasado en Beijing para participar en el Foro de Cooperación Económica  Asia Pacífico (APEC) debido a la crisis sin precedentes generada por la  desaparición de 43 estudiantes el pasado 26 de septiembre en la ciudad de  Iguala en el Estado de Guerrero.

La ausencia de estos dos encuentros hubiera sido una "irresponsabilidad",  dijo el presidente para justificar su viaje, durante el que realizó una visita  de trabajo a China donde firmó una serie de acuerdos económicos.

Desde que el procurador de la República anunció hace poco más de una semana  que algunos detenidos confesaron que habían matado a los estudiantes, los  habían incinerado y arrojaron las cenizas a un río, México se ha visto sacudido  por violentas manifestaciones reclamando justicia.

"Fuera el narcogobierno de Peña Nieto", rezaban algunos mensajes pintados  el viernes por manifestantes en la capital de Guerrero, Chilpancingo, que  estuvo encabezada por algunos padres de los jóvenes desaparecidos.

Este sábado en Brisbane, también hubo manifestaciones en contra de la  presencia del mandatario mexicano en G20.

"¿Qué diablos está haciendo en Brisbane cuando debería estar en México resolviendo el problema?" se preguntó Sean Cleary, trabajador de una iglesia  católica.

El manifestante espera que el presidente restaure la justicia en México  tras esta probable matanza que ha puesto en evidencia la connivencia entre la  política, fuerzas de seguridad y narcotráfico todo ello amparado ante la  inoperancia de la justicia.

Padres de los desaparecidos y estudiantes, que rechazan la versión oficial,  emprendieron el jueves tres caravanas por distintas regiones de México para  exigir a Peña Nieto que siga buscando a sus hijos, quienes, según ellos, están  secuestrados por policías de Iguala fugitivos. "Vivos se los llevaron, vivos  los queremos", es su consigna.

Durante su viaje, Peña Nieto se ha visto también sorprendido por un  escándalo destapado por la prensa que asegura que su esposa compró una lujosa  mansión en 2012, valorada en siete millones de dólares, a una empresa mexicana  asociada precisamente al grupo chino que ganó una licitación para construir una  línea de tren de alta velocidad entre Ciudad de México y la industrial  Querétaro y que días después el presidente anuló.

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