Por qué Brasil está en el centro del escándalo de espionaje en EE.UU.

Según los documentos de la inteligencia de EE.UU. filtrados por Edward Snowden, Brasil ha sido uno de los países más espiados. Y tras la detención de un brasileño vinculado al caso en Londres, muchos se preguntan por qué.




"Hoy nos enfrentamos a un nuevo reto en nuestras relaciones", le dijo el ministro de Exteriores brasileño, Antonio Patriota, a su homólogo estadounidense, John Kerry, mientras decenas de personas protestaban afuera con afiches que decían "Váyanse, espías" durante una reunión la semana pasada en Brasil.

Tanto Patriota como los manifestantes se referían a lo mismo: la creciente polémica sobre el aparato de vigilancia de la actividad en internet de millones de personas en el mundo que ha desplegado Estados Unidos durante los últimos años.

Y muchas de esas personas -según los documentos secretos que filtró el exanalista de la inteligencia estadounidense Edward Snowden- son brasileñas.

La incomodidad se notó en aquella reunión entre Kerry y Patriota el pasado 14 de agosto. Pero ahora que un brasileño vinculado al caso fue detenido en Londres, donde también se alega que la inteligencia gubernamental espió a la gente, las relaciones entre Brasil y EE.UU. entran en un punto de alta tensión.

No en vano el gobierno de Dilma Rouseff rechazó y pidió explicaciones sobre la detención por nueve horas en el aeropuerto de Heathrow del brasileño David Miranda, quien es pareja de Glenn Greenwald, el periodista del diario The Guardian que publicó los documentos.

Brasil, pues, parece estar en el centro de la denominada saga Snowden. Pero ¿por qué?

Espionaje en Brasil

Uno de los primeros reportes que produjo Greenwald, un activista y periodista estadounidense que vive en Río de Janeiro, fue en el diario carioca O Globo.

"En la última década", dice el artículo publicado el 6 de julio, "personas en tránsito o residentes en Brasil, así como las empresas que operan en el país, se han convertido en blanco de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés)".

"No hay cifras exactas, pero en enero pasado Brasil sólo estuvo por detrás de EE.UU. (entre los países más espiados), con 2,3 millones de llamadas telefónicas y mensajes espiados".

Según O Globo, las extensas redes públicas y privadas de telecomunicaciones en Brasil "están destacadas en los documentos de la NSA como objetivos prioritarios, al lado de países como China, Rusia, Irán y Pakistán".

El reporte indica que la NSA colaboró con diferentes empresas de telecomunicaciones en Brasil para realizar la intervención en las redes de eses país.

Pero el nombre de las compañías es desconocido, como afirmó Greenwald cuando estuvo en la comisión de Exteriores y Defensa del senado brasileño hace unas semanas.

"Hay una tendencia en Brasil a encubrir y conformarse con lo que quieren las compañías de telecomunicaciones", le dice a BBC Mundo Angélica Mari, especialista en Brasil del blog de tecnología ZDNet.

Por qué Brasil

Ahora, ¿cuál es el interés de EE.UU. en espiar a los brasileños? "En cierta medida, el foco de la NSA en Brasil es desconcertante", escribió Ryan Lizza en la revista The New Yorker.

"¿Por qué le importaría tanto a EE.UU. las comunicaciones de un país amigo en América Latina?", se preguntó.

Y el general y exdirector de la CIA Michael Hyden le respondió: "Ahí (en Brasil) es donde los cables transatlánticos llegan a la costa".

En efecto, Brasil hospeda unos de los cables de fibra óptica más grandes e importantes del mundo, aquellos por los se transfieren los correos electrónicos, tuits o fotos de muchos de los usuarios de internet en el mundo.

El Atlantis-2, una línea que conecta Sudamérica con Europa y África y fue creada por 25 compañías de telecomunicaciones, es parte de la red que formará la infraestructura de la sociedad global de la información, dice la consultora de telecomunicaciones brasileña Teleco.

"Aunque no estamos seguros de por qué los EE.UU. está tan interesado en Brasil, hay sospechas de que tiene que ver con el hecho de que a Brasil llegan varios de cables submarinos más importantes", explica Mike Rispoli, de la organización Privacy International.

"Y eso lo convierte (a Brasil) en un blanco propicio para la vigilancia", le dice a BBC Mundo.

"Estos cables llevan la mayor parte del tráfico de telecomunicaciones del mundo, y las filtraciones de Snowden han demostrado que los gobiernos, tanto de EE.UU. como de Reino Unido, los están aprovechando para conducir la vigilancia en masa e indiscriminada".

Según las filtraciones de Snowden, la vigilancia y la intercepción de los cables transatlánticos en Brasil es parte de un programa de la NSA, "Fairview", destinado a recolectar información en las redes de otros países.

Repercusiones

¿Tendrá el ciberespionaje algún efecto? Primero, está el tema de las telecomunicaciones.

"Este es un tema muy sensible y muy ligado a aspectos de ciberseguridad sobre el que nuestra región tiene que empezar a trabajar de forma fuerte", dice Antonio García Zaballos, especialista en telecomunicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

"Hoy en día las reglas tradicionales que tenemos no nos sirven en el entorno del ciberespacio. Hay todo un tema ligado a protección de infraestructuras críticas y a regulaciones específicas sobre este tema que no es menor y para el que la región aún no está preparada", asegura a BBC Mundo.

Pero otra pregunta es cómo esto va afectar las relaciones bilaterales.

El gobierno ya manifestó su preocupación. Pero, como dice Mari, algunos creen que el disgusto ha sido insuficiente: "El gobierno supuestamente iba a investigar la cooperación entre la NSA y las empresas brasileñas, pero ahora, un mes después, sabemos muy poco sobre esto".

La presidenta Rousseff tiene previsto viajar este año a EE.UU.. Será la primera visita de Estado de un presidente brasileño en casi dos décadas.

"Según se ha dicho oficialmente la reunión debería marcar el inicio de una nueva era en las relaciones bilaterales", dice el corresponsal de BBC Mundo en Brasil, Gerardo Lissardy.

"Pero este tema de espionaje", anota, "se ha metido como una astilla en las relaciones".

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