Presidentes que se vieron obligados a dar explicaciones públicas en el mundo

Las diferencias culturales han condicionado las reacciones que los mandatarios alrededor del mundo han tenido para lidiar con la exposición mediática, cuando el límite entre lo público y lo privado es difuso.




Varios estadistas, empezando por Bill Clinton,  se vieron obligados a dar explicaciones públicas, o incluso a pedir perdón, por  sus relaciones de infidelidad; François Hollande consiguió esquivar la presión  mediática, limitándose a prometer una próxima aclaración sobre la situación de  su pareja.

"Los asuntos privados se tratan en privado", dijo Hollande a los  periodistas que en su rueda de prensa del martes le interrogaban sobre las  revelaciones de una revista sobre su relación con la actriz Julie Gayet. El  mandatario francés admitió que su relación con la periodista Valérie Trierweiler pasaba por "momentos dolorosos" y prometió aclarar la situación antes de su  próxima visita a Estados Unidos, el 11 de febrero.

En lo que respecta a la vida privada, hay una enorme diferencia entre los estadistas del mundo anglosajón, donde la frontera entre lo privado y lo público es tenue, y el resto del mundo, en particular en el sur de Europa, donde la privacidad es más respectada y las historias de amores o amoríos más toleradas. 

BILL CLINTON

En agosto de 1988, el presidente estadounidense Bill Clinton se vio obligado a admitir, a través de un vídeo, ante un gran jurado, que había tenido  una "relación inconveniente" con una colaboradora de la Casa Blanca,

Monica  Lewinsky. 

Tres semanas después, bajo la presión del fiscal Kenneth Starr y de la  Cámara de Representantes, de mayoría republicana, el mandatario demócrata tuvo que admitir en directo en la televisión que, al reconocer esa relación, no se mostró lo bastante arrepentido. Con lágrimas en los ojos, dijo que estaba "arrepentido" y "pidió perdón" durante una reunió con dirigentes religiosos del país.

Y solamente al final de su segundo mandato logró librarse de un proceso de destitución.

VLADIMIR PUTIN

En el polo opuesto de las costumbres norteamericanas, el

, en una entrevista televisada.

La pareja no se mostraba junta en público desde hacía años y el secreto era total sobre su vida privada, pero respondieron como si tal cosa a preguntas de  la prensa al salir de un espectáculo y anunciaron el divorcio sin precisar la  fecha en la que se había pronunciado.

Esa declaración, sin precedentes y evidentemente organizada, había sido  precedida sin embargo en abril de 2008, por la detención de un periodista del  Moskovski Korrespondent, que había evocado un posible segundo matrimonio de Putin con la gimnasta Alina Kabayeva.

SILVIO BERLUSCONI

En Italia, el ex primer ministro

 Silvio Berlusconi

tachó siempre de "ataques indignos" las revelaciones de la prensa sobre los escándalos de sus  relaciones con call-girls,

Pero el Cavaliere optó siempre por la provocación en vez la justificación: "Más vale tener la pasión  de las mujeres que ser gay", llegó a decir.

NICOLAS SARKOZY

En Francia, el presidente

Nicolas Sarkozy

(2007-2012)  se divorció,  de Cecilia Ciganer Albéniz, estando ya en funciones. El anuncio llegó en  octubre de 2007 en un lacónico comunicado, que precisaba que era por "por  consentimiento mutuo".

Pocos meses después, Sarkozy autorizaba ser fotografiado con su nueva compañera, la cantante y ex modelo Carla Bruni y en enero de 2008,  desconcertó al revelar, en plena conferencia de prensa: "Con Carla, es (algo) serio". La boda se celebró poco después.

CARLOS MENEM

También en Argentina, la vida conyugal de un jefe de Estado hizo correr en  su momento ríos de tinta. El presidente

Carlos Menem

y su esposa

Zulema Yoma

se divorciaron en 1995, pero el proceso de divorcio empezó en junio de 1990 con un escándalo sonado, cuando el jefe de estado ordenó por decreto que su esposa y  sus dos hijos abandonaran la residencia presidencial de Olivos.

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