Prueban efectividad de terapia con células madre para combatir párkinson

Estudio mostró eficacia de tratamiento aplicado hace 14 años.




No más de 60 pacientes con párkinson en el mundo han sido tratados con células madre de embriones, las que pueden transformarse en neuronas productoras de dopamina, neurotransmisor que falta en sus cerebros y que ocasiona rigidez muscular y los temblores involuntarios, principales síntomas del mal.

Pero muchos de estos pacientes, sometidos a esta terapia hace 20 años, experimentaron escasas mejorías, pues las nuevas neuronas también eran afectadas por la enfermedad. Los resultados poco promisorios y la dificultad técnica y ética para la obtención de este tipo de células hicieron que esta posibilidad de terapia perdiera la atención científica.

Sin embargo, un nuevo estudio realizado por neurocientíficos de la U. de Harvard (EE.UU.) comprobó que, en un grupo de ellos, no sólo las nuevas neuronas implantadas lograron que los pacientes tuvieran un mayor control sobre sus movimientos, sino que, además, 14 años después del inicio de la terapia, las neuronas siguieran saludables y con claros signos de que hasta en los últimos días de vida siguieron produciendo dopamina. "Hemos demostrado que las células trasplantadas se conectan, viven bien y hacen todas las funciones necesarias de las células nerviosas durante mucho tiempo", explicó Ole Isacson, autor principal del estudio.

El estudio

En su investigación, los expertos estudiaron a 25 pacientes sometidos hace años a una técnica especial en la que se inyectaron pequeños trozos de neuronas en el cerebro mediante una aguja muy fina, terapia diferente a otras, en que los pacientes recibían trasplantes más grandes. Quienes participaron en estos estudios tenían párkinson en las últimas etapas de desarrollo. Cinco de ellos murieron por causas distintas al párkinson y cuando se hizo el análisis post mórtem, los científicos encontraron que las nuevas neuronas implantadas seguían saludables, incluso después de 14 años.

Claudio Hetz, codirector del Instituto de Neurociencia Biomédica, explica que por los otros estudios que se habían hecho, se creía que las proteínas tóxicas (alfa-sinucleína) que abundan en el órgano dañado terminan por contaminar también a las células injertadas. "Este estudio demuestra lo contrario, las células embrionarias sobrevivieron y lo más importante, tenían marcadores moleculares que demostraban que sí producían dopamina", dice Hetz.

El especialista recalca que cuando se hicieron estas primeras pruebas la tecnología para la obtención de las células madre no era tan avanzada como hoy, que se pueden obtener a partir de la piel, por ejemplo. Por lo mismo, cree que esta investigación puede abrir nuevas posibilidades a la búsqueda de nuevas terapias celulares para el tratamiento del párkinson.

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