Remuneración bruta mensual de trabajadores asalariados promedia $ 641 mil y 8,1% gana sueldo mínimo

Según el resultado preliminar de la VII Encuesta Laboral (Encla  2011), este monto incluye  rentas variables, gratificaciones y otros pagos.  El informe también  da cuenta de que entre 2008 y 2011 aumentó el peso de los contratos indefinidos.<br>




PESE al incierto cuadro externo, la economía chilena ha mantenido altos índices de crecimiento en los años recientes, lo que ha repercutido en un buen desempeño del mercado del trabajo, con una recuperación sostenida de la tasa de empleo -en especial asalariado- y de las remuneraciones. Ese escenario de mejores condiciones salariales y contractuales es lo que recoge la VII Encuesta Laboral (Encla 2011), a cuyo informe preliminar tuvo acceso La Tercera.

Entre los principales resultados parciales destacan una baja en la fracción de trabajadores que ganan el sueldo mínimo en Chile respecto a la versión anterior (2008), la remuneración bruta mensual promedio existente en el país, el aumento de los contratos indefinidos y el descenso de los a plazo fijo, y una reducción en el uso de personal externo por parte de las empresas. También entrega una completa radiografía sobre sindicalización (ver página 6).

La Encla es la principal encuesta del área en el país, mide las condiciones de trabajo y relaciones laborales en la empresa, y por eso consulta a empleadores, trabajadores y dirigentes sindicales. Comenzó en 1998 y se hace cada uno, dos o tres años. En 2008 se extendió por primera vez a nivel nacional.

La muestra es seleccionada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) con un marco ad hoc construido para cada versión. La versión 2011 se tomó entre mayo y agosto de ese año. La población objetivo son empresas formales de cinco o más trabajadores. En la Encla 2011 se encuestó a 3.153 firmas. El universo excluye a empresas de localidades de difícil acceso, servicios públicos, de defensa, universidades estatales y organismos extraterritoriales (ver ficha técnica).

"Las firmas encuestadas y sus trabajadores son una muestra que busca representar a un universo de 79.786 empresas de la Encla. Todas las estadísticas del Informe de Resultados están calculadas con factores de expansión que llevan las cifras muestrales a valores del universo", precisa el ministro (S) del Trabajo, Bruno Baranda.

1. Remuneraciones

El mejor panorama salarial se tradujo en una caída importante en el universo de trabajadores que ganan el sueldo mínimo -hoy fijado en $ 193 mil- en los últimos tres años, los que pasaron de un 10,3% en 2008 a un 8,1% de la fuerza laboral asalariada en 2011. La baja fue mayor en la micro y pequeña empresa: mientras en la primera cayó desde 26,9% a 21,4%, en la segunda disminuyó de 12,9% a 10,3% (ver infografía).

En la gran empresa también hubo mejoras. En la Encla 2008 el 8,3% de su dotación ganaba el mínimo legal, en tanto que en 2011 bajó a 7%. En la mediana, en cambio, subió de 6,1% a 7,1%. "La buena noticia es que bajó el total de personas que están en ese nivel de ingresos, y que esa merma se ha dado con mayor fuerza en las micro y pequeña empresa, que generan casi el 80% de la ocupación. Esto es consistente con la recuperación sostenida del empleo formal y el aumento de los salarios reales que hemos visto especialmente en los últimos 24 meses", dice Baranda.

La Encla 2011 también recoge el panorama sobre las remuneraciones. Según los resultados parciales de la encuesta, la remuneración bruta promedio mensual de los trabajadores asalariados ascendió -en pesos de mayo-agosto de 2011- a $ 641.035. Esta cifra varía desde los $ 414 mil brutos de la microempresa hasta los $ 708 mil de las grandes compañías, y considera las remuneraciones fijas, variables, gratificaciones y otros pagos.

Si se consideran sólo las remuneraciones fijas, el promedio del país es de $ 452.226, con un promedio de $ 321 mil para las empresas de menor tamaño y de $ 492 mil para las grandes empresas. La remuneración variable mensual promedia $ 132 mil y el pago de gratificaciones $ 40.249.

Como referencia, a septiembre de este año, el sueldo imponible promedio mensual de los 4,6 millones de cotizantes activos de las AFP llegaba a $ 548.641.

Según los datos de la Encla 2011, el 70,5% de las remuneraciones promedio está compuesto por pagos fijos, el 19,5% lo aportan bonos, comisiones y horas extraordinarias; y el 6,3% proviene de gratificaciones. "Una fracción importante de empleadores prefiere pagar gratificaciones garantizadas a su personal y no permitirle una participación real sobre las utilidades de la empresa. Las comisiones y la participación mensual, así como la gratificación, debieran tener una incidencia mayor en las remuneraciones", cree el ministro.

En opinión de Baranda, un cambio en esa dirección es clave no sólo para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, sino también para incentivar una mayor productividad y compromiso con la empresa.

2. Contratación

Consistente con el dinamismo del empleo asalariado reportado por las encuestas del INE (mensual) y de la Universidad de Chile en el Gran Santiago (trimestral), la nueva Encla constató un aumento relevante en la contratación de personal y, en especial, en la modalidad indefinida, lo que representa el 75,5% del total de contratos. En 2008 era 72,2%. El rubro de transporte y comunicaciones tiene la mayor parte de su plantilla con contrato indefinido (86,1%), seguido de servicios sociales y de salud (85,5%) y comercio (84,4%).

Lo anterior contrasta con una baja en los contratos a plazo fijo, por obra o faena, que explican el 23,3% de la torta desde el 25,2% de hace tres años. Los sectores más activos en esta modalidad son la construcción (69,7%), agricultura y silvicultura (46,6%), y pesca (25,2%). "El alza en los contratos indefinidos supone una mejora en la empleabilidad, mayor densidad de cotizaciones previsionales y de protección social. Desde otra óptica, también implica mayor acceso a crédito formal y en mejores condiciones", añade Baranda.

En cuanto al término de los contratos en los últimos 12 meses, el 60% se debió a la finalización de la obra o vencimiento del plazo, mientras que el 20,2% a renuncia voluntaria y sólo un 7,1% a necesidades de la empresa.

Un punto destacado por Baranda es que el 56,2% de los trabajadores con contrato indefinido que fue finiquitado en el último año recibió indemnización por años de servicio. El 60,8% de las desvinculaciones en las pequeñas empresas tuvo ese tratamiento, versus el 39,6% de las microempresas. Baranda interpreta que ello benefició a trabajadores con contratos indefinidos suscritos antes de octubre de 2002 (cuando se dictó la Ley de Seguro de Cesantía) o a contratados después, pero que han pactado indemnización a todo evento en trato directo e individual con su empleador o en convenios colectivos en sus empresas.

Otra arista valorada por la autoridad es una baja en el uso de personal externo por parte de las empresas. Si bien la Encla 2011 constata que la subcontratación de trabajadores subió en un promedio de 5,6 puntos porcentuales en las micro, pequeñas y medianas empresas, en las grandes firmas bajó de 58,7% a 53,2%.

Baranda también realza que la utilización de personal suministrado se redujo en las firmas medianas y grandes. "La reducción de las subcontratas y del uso de suministro de personal, especialmente en las grandes empresas, se relaciona con la recuperación económica. En crisis o períodos de ajuste, las empresas bajan sus costos y uno de los ítems donde más se margina es en la planilla, por la vía de externalizar al personal", explica Baranda. Por el contrario, agrega, "cuando el ciclo es positivo, las empresas optan por incorporar gente a su planta y, en este caso, se ha visto reforzado por cierta estrechez en la mano de obra".

La subcontratación consiste en que una empresa principal contrata a otra para un servicio o para ejecutar una obra, externalizando la actividad. La firma subcontratada usa sus propios trabajadores y es su empleador directo. La Ley de Subcontratación de 2006 fijó que el trabajador puede exigir el cumplimiento de sus derechos laborales y previsionales a su empleador directo, pero si éste no cumple o lo hace de manera parcial, la empresa principal debe asumir esa responsabilidad en forma subsidiaria o solidaria, respectivamente.

El suministro de personal, en tanto, consiste en que una empresa principal pide a una firma de servicios transitorios que le proporcione un trabajador por un período determinado, pero quien lo dirige y le entrega los insumos para trabajar es la empresa principal, considerada su empleador.

3. Jornada laboral

La Encla 2011 también constata una suerte de estabilización de la jornada laboral y un comportamiento homogéneo de las empresas, pese a su tamaño. Según los empleadores, en 2011 la jornada laboral ordinaria promedio fue de 44,6 horas semanales (en 2008 fue de 44,8). El sondeo revela que el 85,5% de los trabajadores tiene jornada ordinaria, un 8,3% sistemas excepcionales y un 5,2% jornada parcial, un punto porcentual menos que en 2008. El 0,9% restante tiene jornada bisemanal.

También se analizó el uso de horas extras. Si bien la Encla recoge un aumento en la fracción de trabajadores que realiza horas extraordinarias, de 30,1% en 2008 a un 32,6% en 2011, el promedio de horas extras semanales por trabajador se redujo desde 5,1 en 2008 a 3,1 horas en la última encuesta.

4. Multi RUT y expectativas

Un tema nuevo que se incorporó en la Encla 2011 fue el uso de múltiples razones sociales por las empresas, conocido como multi RUT. La muestra concluyó que el 3,6% de las firmas operan con más de un RUT y que son las grandes compañías donde es más común, con el 7,9%. La microempresa, en tanto, es la que menos lo usa, con el 2,1%.

Un segundo tema vinculado con ello son los empleadores que tienen otras empresas, un 60,4% del total. De esos, el 76,2% respondió que siempre aplica criterios comunes de política a sus empleados.

La Encla 2011, además, constató que el 81,5% de los empleadores tenía expectativas muy buenas o buenas sobre el futuro inmediato de su empresa, mientras el 16,6% lo veía regular y el 2,9%, mal o muy mal. En la versión 2008, el panorama fue más sombrío: el 59,5% veía el futuro de su compañía con optimismo, el 31,8% como regular y el 8,6% con pesimismo. En este diagnóstico, sin embargo, el contexto era adverso, porque el sondeo se tomó el último trimestre de 2008, tras al estallido de la crisis subprime en septiembre.

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