Y de repente gana un blanco

guliyev

El turco de origen azerbaiyano Ramil Guliyev se impone con un crono muy lento la final de los 200 metros.




Los 200 metros era una de las finales más inciertas y morbosas de Londres. Todos esperaban el resultado de esta prueba desde que se presentó el Mundial. Sobre todo desde que Usain Bolt encendió las ganas al anunciar que se bajaba y que le dejaba la pista libre a su amigo Wayde van Niekerk.

Estaban todos los ingredientes puestos sobre la mesa para que el sprint tuviera el nuevo sabor que la IAAF desea ofrecer, importado directamente desde Sudáfrica. Sin embargo, lo que resultó fue otra vez el gusto de Londres, donde los menos esperados son los que celebran. Fue curioso y quizás impensado que el azerbayano nacionalizado turco desde 2011, Ramil Guliyev, se colgara el oro.

En una carrera particularmente lenta, la más pesada desde París 2003, fue el campeón europeo en la distancia quien dominó. Se impuso en 20"09, arruinando el doblete que confiaba en realizar Van Niekerk. Fue una carrera lenta, es cierto, pero de inmensa emoción.

Ayer, el favorito del público para quedarse con la corona era el botsuano Isaac Makwala. La gente lo apoyó casi más que a Van Niekerk. En su presentación, el Olímpico de Londres reventó en aplausos. Seducidos por su historia, el exilio que vivió durante dos días por el norovirus que lo marginó de la final de los 400, su carrera solitaria con lagartijas al final y su "corazón roto", Badman se posicionó como el más querido de la gente. Van Niekerk, el Soñador, como le llaman, fue aplaudido, pero no tanto.

El desencanto de la afición con el sudafricano llegó el miércoles, después de clasificarse en la repesca ubicado en un segundo lugar de 20"28. Allí reconocieron que no estaba ciertamente para triunfos.

Guliyev, en cambio, se había metido en la final con un tiempo de 20"17, ya ganándole a Van Niekerk en esa serie y ocupando la cuarta mejor ubicación de las semifinales. Ayer corrió inspirado y se transformó en el primer blanco, desde Edmonton 2001, en ganar en los 200 metros. En Canadá el ganador fue el griego Konstantinos Kentéris, quien se retiró en 2004 manchado por el dopaje.

Van Niekerk se quedó con la plata en 20"106, pero la celebró casi como si el campeonato fuera suyo. Estuvo cuestionadísimo por la marca con que llegó, era de esperar su reacción. El tercer puesto fue para el joven trinitense Jereem Richards, de 23 años, con 20"107.

Pese a iniciar dominando la final, Makwala, el botsuano más luchador de ésta década, sólo recaló en la sexta ubicación, con 20"44. No pudo recuperarse de la curva de los primeros 100 metros, donde los podios pasaron sobre él.

"Es el día más increíble de mi carrera. No pensaba nunca tener una recompensa tan grande", declaró Guliyev, visiblemente contento por su hazaña, a la agencia AFP. Sin embargo, aseguró que su título "no fue una sorpresa".

Ahora, todos piensan qué hubiese sucedido si Bolt hubiese estado presente. Van Niekerk, que no felicitó demasiado cortés al que le arrebató el oro, aún está muy lejos de borrar lo hecho por Michael Johnson. Será hasta dos años más.

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