Río de Janeiro pide refuerzo policial al Gobierno brasileño para controlar violencia en favelas

Tras las manifestaciones de ayer, tres policías resultaron heridos en los ataques que, según las autoridades, fueron ordenados desde la cárcel por jefes de una de las grandes facciones que controlan el tráfico de drogas en Río.




Sergio Cabral, gobernador de Río de Janeiro, aunició hoy en la madrugada que se reunirá hoy con la presidenta brasileña Dilma Rousseff para pedir ayuda a fin de frenar la ola de ataques criminales en favelas cariocas, que se intensifica a menos de tres meses del inicio del Mundial de fútbol de Brasil 2014. 

Según Cabral, la reunión se destina a definir la participación de tropas federales de la Fuerza Nacional de Seguridad para ayudar a proteger las favelas ocupadas en el marco del programa de Unidades de Policía Pacificadora (UPP), destinado a expulsar a bandas de narcotraficantes de esas comunidades y controlar la ola de violencia que azota varias favelas "pacificadas" de Río de Janeiro.

El gobernador ununció esto tras una reunión de dos horas, convocada esta madrugada, para analizar la situación vivida la noche del jueves, cuando bandas armadas atacaron al menos tres comisarías de Policía en favelas "pacificadas". El gobernador ratificó el compromiso de mantener las ocupaciones, que buscan mejorar la seguridad pública en la ciudad que recibirá la final del Mundial y organizará los Juegos Olímpicos de 2016.

Durante el enfrentamiento la pasada noche, al menos tres policías resultaron heridos. 

El capitán Gabriel Toledo fue herido de bala en la pierna, cerca del abdomen, en un tiroteo entre la Policía y una banda de supuestos narcotraficantes en el conjunto de favelas de Manguinhos.

Los criminales también prendieron fuego a varios contenedores metálicos que sirven de comisarías provisionales, llamados Unidades de Policía Pacificadora (UPP), en las favelas de Manguinhos y Arará-Mandela, ambas ubicadas en esta zona de barriadas pobres.

Otra UPP en el complejo de favelas de Lins, también en esta ciudad brasileña, fue atacada a tiros por desconocidos, que huyeron a continuación, sin dejar heridos.

Cabral atribuyó los ataques a "un intento de la delincuencia de debilitar la victoriosa política de pacificación, que recuperó territorios históricamente ocupados por criminales para el control del poder público".

Según el secretario de Seguridad Pública de Río, José Mariano Beltrame, los ataques fueron ordenados desde la cárcel por jefes de una de las grandes facciones que controlan el tráfico de drogas en Río.

Para el gobernador, la situación "es una evidencia de la debilidad del tráfico" y, a su juicio, el apoyo de las fuerzas nacionales servirá para "continuar avanzando en nuestra política de pacificación".

"Será una cosa absolutamente objetiva, pues las fuerzas ya trabajaron juntas aquí por el bien común de la población", afirmó a los periodistas.

En los últimos meses se han recrudecido los ataques de las bandas a las comisarías instaladas en las favelas bajo el control del Gobierno.

Desde el comienzo del año cuatro policías han muerto asesinados en tiroteos que tuvieron lugar en favelas pacificadas.

Cabral comenzó a instalar en 2008 las UPP en las favelas para recuperar el territorio perdido ante las organizaciones de narcotraficantes y así recomponer la seguridad de cara a la Copa del Mundo que comenzará el 12 de junio próximo. 

Sin embargo desde fines de 2013 se las bandas parecieron recuperar posiciones en las barriadas pobres, donde lanzaron ataques cada vez más frecuentes y violentos contra las UPP.

Un policía y un sospechoso resultaron heridos luego de que tres UPP fueron atacadas, una de ellas incendiada, en la noche del jueves en favelas de la zona norte, ante lo cual el gobierno ordenó la alerta total de todas las tropas estaduales.

Otro incidente ocurrió en la favela Manguinhos, cuyo comandante y un agente fueron heridos, cuando intentaban desalojar un predio que había sido ocupado aparentemente por personas sin techo.

Un helicóptero blindado sobrevolaba en la mañana de hoy la favela Manguinhos, a donde llegaron efectivos para reforzar la seguridad ante el clima de tensión reinante.

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