Sandro tiene masivo funeral y convertirían su casa en museo

Unas 100 mil personas, entre las que asistieron al velatorio en el Congreso Nacional y las que acompañaron la romería, estuvieron presentes en el último homenaje al cantante. Uno que, a diferencia de lo que pasó con Mercedes Sosa en octubre, no fue tributado con tres días de luto.




Lo recordaban varios ayer en Argentina mientras unas 50 mil personas despedían a Sandro. Que cuando llegaron los restos de Carlos Gardel a Buenos Aires, en 1936, fueron a recibirlos un millón de personas. Por cierto que nadie pretendía seriamente que se igualara la mítica convocatoria del tanguero que había muerto un año antes en Medellín, Colombia, pero las inevitables comparaciones asomaron en el día del funeral del "gitano", que falleció en un hospital de Mendoza el lunes recién pasado, a los 64 años de edad.

Quizás porque nunca confesó filiación política o porque tenía una amistad más estrecha con Daniel Scioli (actual gobernador de Buenos Aires y ex colaborador de la Presidenta Cristina Kirchner), el cantante no fue homenajeado con tres días de luto, como pasó con el deceso de la folclorista Mercedes Sosa, en octubre pasado.

La primera mandataria fue más reservada: llamó a la viuda de Sandro, Olga Garaventa, y envió una corona al Congreso, donde el intérprete de Rosa fue velado desde la mañana del martes y hasta las 13.30 horas de ayer, momento en el que comenzó el cortejo fúnebre que lo llevó al cementerio privado de Gloriam, en Longchamps.
 
Los medios del país transandino calculaban ayer que habían sido otras 50 mil personas las que asistieron al velatorio realizado en el Congreso Nacional. La noche del martes, cuando llovía sobre Buenos Aires, la cola para ingresar a ese lugar se extendía por 13 cuadras aledañas y el gran volumen de gente obligó a extender el horario para recibir a los fanáticos, que sólo podían ingresar en grupos de a 10. 

Ayer también hubo multitudes en la romería. Un trayecto que habitualmente demora de 25 a 30 minutos -el que va desde el Congreso hasta el mencionado cementerio Gloriam-, tomó  tres horas y 20 minutos para el cortejo.

Fue un tramo que, además,  estuvo caracterizado por las emotivas muestras de afecto y por la lluvia de rosas rojas, que eran las favoritas del "gitano", y que caían generosas entre la cadena humana que se montó por las calles 9 de Julio, el puente Puigrredón y la avenida Hipólito Yrigoyen.

Fue el momento de la última despedida, porque el funeral tuvo carácter privado y en un sitio al que sólo se podía acceder con autorización especial de la familia del cantante. De ahí que ayer también trascendiera que la casa de Banfield, el búnker que se construyó Sandro en ese barrio y que sirvió para sus largos períodos reclusivos, se podría convertir en un museo sobre el artista y, por añadidura, en el sitio obligado de peregrinación para sus muchos fanáticos.

Los mismos que ayer usaban cintillos y mostraban discos y pósters del ídolo a las cámaras. En el día en que Roberto Sánchez se despidió de sus "nenas" para siempre.

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