Se estrena Pena de Muerte, el documental que revive el caso de los "sicópatas de Viña"

En 1985, dos ex carabineros fueron culpados y condenados a muerte por diez asesinatos.




El 29 de enero de 1985, por última vez en Chile, dos condenados enfrentaron el pelotón de fusilamiento. Los ex carabineros Jorge Sagredo Pizarro y Carlos Topp Collins cumplían así la pena de muerte en la cárcel de Quillota tras ser acusados de diez asesinatos y cuatro violaciones que, entre agosto de 1980 y noviembre de 1981, ocurrieron en los alrededores de Viña del Mar. Hasta hoy este caso se recuerda como el de los "Sicópatas de Viña". Un hecho que remeció a su época, una caracterizada por un convulsionado contexto político, condimentando el caso con aristas y detalles que hasta hoy siguen bajo sospecha.

Por entonces, el cineasta Tevo Díaz tenía nueve años y vivía en Viña, cerca de una comisaría. Tenía un loro de mascota, con el cual se paseaba por el barrio, llamando la atención de los carabineros con quienes frecuentemente dialogaba. "Después, cuando vi la prensa, y vi quienes habían sido acusados, me acordaba perfectamente de la cara de Jorge Sagredo. Fue algo que me chocó mucho y siempre tuve interés en el tema. Tiene que ver un poco con mi vida personal", dice.

Así, desde 2006, Díaz empezó a investigar seriamente el caso con el fin de hacer un documental. Fotografió los expedientes y rastreó la prensa de aquellos días. Todo este trabajo se convirtió en Pena de muerte, un filme que el año pasado ganó el Festival de Cine de Viña del Mar y que el próximo 7 de noviembre llega a distintas salas del país, dentro del proyecto Miradoc.

Mezclando trabajadas y verosímiles recreaciones, además de entrevistas a cercanos al caso (un detective, un siquiatra, un periodista que siguió el caso, una abogada y familiares de los inculpados), Díaz conforma una película que se debate entre la reconstrucción de época, una cinta de género policial y, por sobre todo esto, un naipe abierto a todas las posibles causas o autores de los crímenes.

"No es de mi interés hacer un juicio, sí era mi interés mostrar la realidad que sucedía en ese momento. Había incertidumbre y pánico, la gente nunca quedó contenta con el juicio", agrega el cineasta. Una de las aristas que se tocan es la supuesta participación del empresario Luis Gubler (muerto el 2005), quien fue sindicado como autor intelectual de los asesinatos, todo dentro de un llamado "club del crimen".

Tras unos días preso, y luego que un detective dijera que 99 por ciento del caso estaba resuelto, Gubler fue rápidamente absuelto. Todo dentro de maniobras policiales que en la cinta parecen dudosas y complotadas con el régimen militar. "Nunca se dice si fue Gubler o la CNI, porque mi idea no es decir quién fue, sino magnificar el misterio en torno al caso", agrega Tevo Díaz.

EL LIMITE DEL DOCUMENTAL

Si bien Pena de muerte es cine documental, con su montaje y ritmo bordea el cine de género. Gracias a este trabajo estético y argumental se emparenta así con cintas como La delgada línea azul, de Errol Morris. "Es, sin duda, un referente, viví mucho tiempo en EE.UU. y Morris era uno de los cineastas que más admiré", señala el director sobre  este destacado filme de 1988, donde se narra la historia de un hombre acusado de un crimen que no cometió. Todo bajo una meticulosa puesta en escena, donde el documental juega constantemente recreando las distintas versiones de los asesinatos.

Un estilo posicionado en los límites del documental, una búsqueda que Díaz ya exploró en su primer trabajo: Señales de ruta (2000). Un   innovador debut que se centraba en la obra del poeta Juan Luis Martínez, con el cual obtuvo premios en los festivales de Viña, Valdivia, Fidocs y en el de cine independiente de Nueva York.

"Generalmente el documental en Chile no se compromete mucho con el lado estético, y yo a esto le doy mucha importancia, porque uno de mis objetivos, más allá de contar lo que pasó, también es plantear una experiencia audiovisual", señala Díaz.

Una coherencia estética que se despliega a través de escenas rodadas en distintos formatos: betamax, digital, filmaciones en 8 y 16 milímetros. Imágenes avejentadas que se fusionan con los noticiarios de la época. "De esta manera quería hablar de la variedad que tiene en el caso. Hay muchas versiones, mucho manoseo, mucha prensa metida", dice.b

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