Soy tu fan: la compleja relación entre los músicos y sus seguidores

A propósito del round entre la banda Ases Falsos y una estudiante que les pidió información del grupo para un trabajo, figuras del pop chileno cuentan cómo se manejan con sus seguidores.




Quedará en el listado de episodios infames y un poco absurdos de la historia musical criolla, como los micrófonos que arrojó al suelo Jorge González, o los golpes de Quique Neira a un notero. El "Googlee mija" de Cristóbal Briceño, líder de Ases falsos, a una estudiante que le solicitó información por Facebook, fue una pequeña gran batahola por redes sociales y abrió debate. ¿Quién se pasó de listo en este caso? ¿Están obligados los artistas a responder las solicitudes del público?

Están lejos los tiempos en que la estrella musical inalcanzable se podía dar el dudoso lujo de escupir a un fan, como lo hizo Roger Waters en Montreal en 1977. Internet ejerció horizontalidad y acercamiento en el contacto entre una figura y su gente. "La forma de tratar a tus seguidores tiene mucho que ver con quién eres como persona, cuáles son tus valores respecto a cómo tratar al prójimo, independientemente que estas personas sean seguidores o no", opina Beto Cuevas. Para el líder de La Ley, la relación se basa en retribuir. "Lo hago con la apreciación de que gracias a ellos existo en esta carrera u oficio. Evidentemente uno espera el mismo respeto en el caso de estar comiendo en un restaurante y ser interrumpido, pero esos son detalles".

Juan Ayala, ex vocalista de Juana Fe, hoy embarcado como solista, dice entender este lazo como si se tratara de un vecindario. "Para mí este tema de los fans y los seguidores es nuevo. Yo vengo de la tocata universitaria, del local nocturno. En ese contexto, no hay diferencia entre el artista y el público. Asumo el concierto como un barrio virtual donde todos somos vecinos, un sitio de comunicación y encuentro. A veces te piden cosas y cuando se puede, se hace".

Ese contacto puede incluso modificar proyectos. A Nano Stern le pasó. "Mi álbum (en vivo) San Diego 850 originalmente no era más que un DVD, pero fue por sugerencias del público que se transformó en disco también, y esa fue una gran decisión gracias a ese feedback con la gente".

Hay un límite

John Lennon solía pasear por Central Park y transitar como un neoyorquino más, mientras a Bob Dylan los fans le revolvían la basura buscando respuestas. Mucho. Curiosamente el legendario autor de Blowin' in the wind participó el año pasado de un experimento social sueco, de brindar un concierto a un solo seguidor. Para Beto Cuevas, hoy las redes sociales representan la posibilidad de aterrizar la imagen, respondiendo directamente a su fanaticada. "En la medida de mis posibilidades trato de humanizar la imagen de ídolo que podría haber generado por los años de carrera y aciertos musicales. Creo que esa cercanía es la que te hace mas grande como artista, ya que el público da por hecho que uno sea distante. Cuando les demuestras lo contrario, los sacas de ese esquema de pensamiento".

Nicole, que lleva más de 25 años tratando con seguidores, incluyendo un fan club formado en 1994, se junta anualmente con ellos. "No tengo problemas con sacarme fotos y firmar autógrafos. Vivo en un barrio y si hay buena onda, estoy dispuesta. Si uno hace algo público tiene que devolver el cariño. A mi me gusta compartir con la gente y darles el tiempo. Y si estoy ocupada, entienden".

Las fotos pueden ser un tema. Cristóbal Briceño de Ases falsos ha dicho públicamente, que retratarse con sus seguidores tras un concierto lo sobrepasa. Lo explicitó en una entrevista a revista Rockaxis el año pasado. "Con la poca exposición que tengo ya estoy con los nervios de punta (...). La misma huevada de sacarse fotos. Al comienzo decís 'la papa', y ahora que vai a tocar y terminai, hay una fila de pendejos que quieren fotos-fotos-fotos para subirlas a las redes sociales".

A Nano Stern tampoco le entusiasma demasiado, pero matiza. "A veces puede ser un poco agobiante que tras un concierto con mil personas, 300 se quieran sacar fotos. Pueden ser un par de horas, me carga sacarme fotos, pero trato de hacerlo con una sonrisa". Por otro lado, Stern también es fan y se ha comportado como tal. "Una vez esperé por horas al "Gato" Alquinta en el teatro municipal de Viña tras un concierto. Al final salió, tocó guitarra y estuvo con la gente. Fue un gesto de grandeza dentro de su humildad. Jorge Drexler hizo lo mismo hace unos días en un concierto en Valparaíso".

¿Hasta dónde debe ceder un artista en cuanto a las demandas de su público? Beto Cuevas, desde 1989 en este negocio, cree que no hay una regla estricta. "Las atenciones o cortesías que pueda un artista tener hacia su público es un asunto estrictamente personal. En rigor lo que corresponde es hacer buenas canciones y ser profesional al momento de entregar tu arte. Pero si aparte tienes una entrega de corazón que demuestre cariño y cercanía, creo que te puedes convertir en un artista mas especial".

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