Temporada CorpArtes reúne a Alfredo Perl con la Orquesta Sinfónica luego de 30 años

El pianista, radicado en Alemania, se presenta hoy y mañana en el Teatro Municipal de Las Condes.




Al igual que otra partitura de un compositor ruso que remeció a la audiencia y provocó polémicas en su estreno, La consagración de la primavera de Stravinsky, el Concierto para piano y orquesta número 2 de Sergei Prokofiev tuvo su debut público en 1913 (con el propio músico como solista, entonces de 21 años), generando controversias por su sonido moderno y carácter rupturista. Pero a diferencia de la pieza de Stravinsky, que ha tenido múltiples homenajes en el mundo por su centenario, este concierto no ha recibido la misma atención, quizás en buena medida debido a que el manuscrito original se perdió en un incendio durante la Revolución Rusa, lo que llevó a Prokofiev a componer una nueva versión, estrenada en 1924 y la que se interpreta habitualmente.

Esa misma edición, considerada uno de los conciertos más exigentes del repertorio universal para piano, será interpretada hoy y mañana en el Teatro Municipal de Las Condes por el pianista chileno más destacado a nivel internacional, Alfredo Perl, junto a la Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por el maestro israelí Ariel Zuckermann.

El programa lo completan El aprendiz de brujo, de Dukas; la Alborada del gracioso de Ravel, y La mer, de Debussy. Este es el segundo concierto de los tres que considera la temporada que CorpArtes presenta en ese escenario, y que concluirá la próxima semana con el Gloria de Vivaldi, y la Sinfonía Nº 4 de Bruckner.

Sonriente y cordial, Perl conversó con La Tercera durante su último día de ensayos. El músico está entusiasmado, no sólo por el repertorio: este será su estreno en el teatro, y aunque ya actuó con la sinfónica hace tres décadas en el Concierto en re menor de Mozart, éste vendría a ser su debut "oficial" con la orquesta ya como un pianista consagrado.

No es la primera vez que toca dirigido por Zuckermann, y tampoco es su primera interpretación del concierto de Prokofiev, ya que lo ha abordado en otras cinco ocasiones, la primera de ellas durante una gira por Holanda en 2000. "El trabajo con la sinfónica ha sido muy grato y en una atmósfera, al mismo tiempo, relajada y profesional, considerando la tremenda dificultad de la obra", dice.

La semana pasada, la filarmónica interpretó el Concierto número 3 de Prokofiev; ahora la sinfónica toca el segundo. El público podrá apreciar dos obras muy distintas del compositor...

El tercero es muchísimo más clásico, más tradicional; es muy bello, pero al escucharlo e interpretarlo se percibe que está totalmente domesticado, es más brillante y liviano si lo comparamos con el segundo, que tiene esa cosa desatada. Si esta obra produjo escándalo, fue especialmente por susto. Y no era sólo por la reacción frente a lo desconocido, sino además porque que esto desconocido tocó y toca capas muy profundas del subconsciente, ese rasgo de barbarie que tenemos todos y que cada cierto tiempo aflora.

Usted ha incursionado en distintos autores y épocas. ¿Le interesa seguir ampliándose en ese ámbito?

Ahora me siento en una época de cambio. Antes tocaba mucho repertorio distinto, y no es que vaya a reducir en la cantidad de compositores, pero no voy a tocar todo de cada uno. Hay ciertas épocas en las que me estoy empezando a enfocar, que me interesan, y justamente las primeras dos décadas del siglo XX en las que se enmarca este concierto de Prokofiev, cuando hubo un desarrollo fascinante en distintos países. Y ahora que dirijo, me interesa continuar con ello.

Perl se refiere a su labor al frente de la Orquesta de Cámara de Detmold, en Alemania, donde está radicado. Con ellos, recientemente grabó la versión para orquesta de cámara que Schoenberg realizó de La canción de la tierra, de Mahler, que se lanzará en febrero. Y asegura que aunque se habla habitualmente de la crisis de la industria discográfica en la música docta, es posible "sobrevivir". "Efectivamente, hay una crisis, pero se pueden seguir haciendo grabaciones, entendiendo dónde todavía hay ciertos nichos y qué es lo que se puede hacer, porque ya no es cosa de grabar cualquier cosa. En este caso la obra de Mahler ha sido muy grabada, pero en la versión para orquesta de cámara de Schoenberg, no hay tantos registros", afirma.

La exploración de nuevos repertorios es otro de los logros que le ha permitido su faceta como director. "Ha sido una experiencia maravillosa. Ahora acabo de terminar el ciclo de las sinfonías de Schubert que hicimos a lo largo de cuatro años". Y sus programas se caracterizan por su eclecticismo: puede incluir un concierto de Mozart donde él dirige y toca el piano, junto a obras del siglo XX, como el Concierto para cuerdas de Stravinsky, o partituras de Berio y Webern. "Este camino me interesa más como director que como pianista".

¿Y otros planes a futuro en Chile? Lo más próximo es su regreso al Teatro del Lago, en Frutillar, con un recital solista el sábado 28, con obras de Beethoven y Albéniz. "Y por ahora no hay nada más cerrado. Puede surgir algo, seguramente el 2015 habrá alguna nueva actuación por acá", adelanta.

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