Tesoros de la Riviera Maya

Si le gustan los "todo incluido", actividades outdoor para olvidarse del resort y una de las más potentes culturas del planeta, este es el lugar. Pero vaya luego, porque corre el rumor maya de que todo acabará el 2012. Incluso, ya hay reservas para ver el fin de mundo en primera fila (y con un tequila en la mano).




El concierge del hotel se acerca sonriente y toma la maleta, mientras otro servicial empleado del resort ofrece pequeñas toallas húmedas y frías para quitar el sudor que chorrea por lugares por los que no sabías que tenías poros. "Señor, por favor acompáñeme a su suite", dice. Llegamos. El amable hombre comienza un pequeño y agradable interrogatorio (respuestas que son registradas en su iPad): "¿A qué hora desea que limpien su cuarto?" "¿Qúe tipo de aromaterapia prefiere en su habitación? Cítrico, perfecto". "¿Viaja usted con su iPod para conectar en el reproductor Bose de la habitación? ¿No? ¿Desea que le facilitemos uno?", y luego de un par de preguntas similares, el concierge se despide con una sonrisa indestructible y llevándose la mano al corazón, como el saludo en algunos países árabes. Los secos 18 grados de la habitación contrastan con los 33 húmedos grados de afuera de la ventana desde dónde se ve el turquesa del Caribe mexicano.

Abajo, en una de las numerosas piscinas, norteamericanos y europeos toman sol como si ahorrasen rayos en su piel para los meses fríos, y beben margaritas y cuanto pueden desde temprano; y si por esos vapores del alcohol llegasen a olvidar el bloqueador solar, pues no importa, porque allí estará Jaime, uno de los varios "playordomos" que se encarga de ofrecer, previa mano en el pecho, agua, toallas húmedas y frías, frutas, revistas y todo lo que necesite para que no tenga que moverse de la piscina o de la arena (no vaya a ser que logre quemar alguna caloría)

Es Playa del Carmen, uno de los destinos más populares de México -y de los chilenos- junto a Cancún, pero a diferencia de este último, Playa del Carmen todavía posee un ligero aire de pueblo (un poco armado a estas alturas, pero pueblo de todas maneras), con callecitas llenas de tiendas y restaurantes, bares y discotecas.

Pero ¿por qué una pareja de recién casados debería elegir este destino por sobre tantos otros con similares características? ¿Por qué les gusta tanto a los chilenos? Primero, su playa. Todo lo que uno podría esperar del Caribe, arenas limpias y finas, agua turquesa y tibia (la playa Mamitas es la más popular) está aquí. Segundo, lo bien que manejan el negocio del turismo en esta zona, desde el transporte desde el aeropuerto de Cancún a la serie de resorts, hasta el excelente servicio y los detalles de los staffs en los hoteles. Tercero. La potente cultura y gastronomía mexicana. Cuarto. ¿Dijimos la gastronomía mexicana? Quinto. Que si se aburre de estirar la mano y pedir lo que quiera a la hora que quiera, puede salir de ese simulacro de felicidad para realizar múltiples paseos.

En media hora, por ejemplo, ofrecen un temascal en el spa del hotel, aquella ceremonia donde se introduce a los participantes en una pequeña estructura cerrada donde el vapor y la infusión de plantas medicinales permiten una limpieza física y espiritual. Pero la tarde de sol invita a un sudoroso paseo en bicicleta por las callecitas de Playa del Carmen (camino a Playacar y las pequeñas ruinas de Xaman-Ha); callecitas que lucían inundadas cuando el huracán Wilma azotó la región en octubre de 2005 (aunque el más perjudicado fue Cancún) y que esta tarde se encuentran algo vacías en espera de la noche, su mejor momento, cuando cientos de turistas recorran la denominada Quinta Avenida hasta la esquina de la 12 Norte, el epicentro de la fiesta. Esa que ocurre en pequeños lugares como el bar Xitxen, regentado por el vocalista de la banda de rock mexicana Caifanes y Jaguares, Saúl Hernández; el eléctrico Mezcalinna o el mastodónico Coco Bongo, donde abuelas y nietas festejan por igual con los números artísticos tipo Las Vegas, mientras unas lindas chicas ofrecen tequila y el lugar se llena de confeti y papel picado.

Pero si de algo se ha hablado en el último tiempo, además de la violencia que sacude diversos puntos de México y que, afortunadamente, aquí no se cuela, es de la ¿profecía? maya acerca del fin del mundo. Muchos vienen aquí, a la zona arqueológica de Tulum (63 km de playa), para enterarse de qué se trata todo esto. Los mayas ordenaron el tiempo y poseían un calendario que marca el fin de una era el 21 de diciembre de 2012. Todavía no se sabe si con ello se referían a un cataclismo o a un cambio de conciencia generalizado pero, por el momento, el asunto funciona como potente gancho turístico: ya existe un importante nivel de reservas para esa fecha en los alojamientos de la región. También resulta interesante saber que los mayas usaban las semillas de cacao como monedas, es decir, el dinero literalmente crecía de los árboles, y que tenían un ojo inmobiliario único. Las ruinas están frente a una de las más bellas playas de la Península de Yucatán.

Existen numerosos atractivos cercanos: las ruinas de Chichen Itzá, Isla Mujeres, Contoy, Puerto Morelo, Valladolid, nadar con tortugas en Akumal, la isla de Holbox (excelente para pasar una noche), el museo subacuático MUSA y varios parques acuáticos que aprovechan la morfología de la región de Quintana Roo, donde se ubica Cancún y Playa del Carmen. Un terreno similar a un gran queso gruyère, lleno de ríos subterráneos y cuevas y cenotes (por donde y según la cosmovisión maya, se ingresa al inframundo). De entre estos parques, recomendamos Xel-Há para hacer snorkel, dejarse llevar por el río sobre un flotador y muchas otras actividades.

Pero si hubiese que recomendar algo, esto es el nado con tiburones ballena. Se realiza entre mediados de mayo a septiembre, fecha en la que hasta 450 de estos ejemplares, que alcanzan hasta 14 metros de longitud, concurren a una zona en mar abierto situada a una hora y media de navegación desde Cancún. El snorkel y un chaleco salvavidas son las únicas herramientas con las que se ingresa a un mar azulado, donde el pez más grande del planeta se alimenta de plancton. Y es por eso que de pronto aparecen con su boca abierta y uno nada para hacerles el quite y luego para acompañarlos a su ritmo por algunos segundos y a un metro y medio de ellos, lo suficiente para ver sus blancos lunares y sentir que esta es una de las más fascinantes y naturales experiencias que un turista pueda disfrutar en México.

GUIA
DORMIR
The Royal Playa del Carmen & Cancún: Excelente servicio todo incluido, una perfecta mezcla entre resort y trato personalizado. Desde US$ 250 por noche, por persona, todo incluido. www.realresorts.com

LLEGAR
Lan, Aeroméxico y Copa Airlines, entre otros, vuelan desde Santiago a Cancún por unos US$ 1.200, aproximadamente. Valores cambian según fechas.

TIBURONES BALLENA
Aunque la fecha para nadar con tiburones ballena termina a mediados de septiembre, se trata de una de las mejores actividades de la zona. Tiene un valor de US$ 195. www.solobuceo.com. Más información de la región en www.cancun.travel.

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