El testimonio del general Villalobos por la muerte del primer mártir de la Fech

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La máxima autoridad de Carabineros declaró como testigo por el deceso del estudiante Patricio Manzano, en 1985. "No recuerdo ni presencié apremios contra los jóvenes o que estos fueran sometidos a castigos físicos", señaló ante el juez Mario Carroza.




El viernes 8 de febrero de 1985, el sol pegaba fuerte en Los Andes. Aún más intenso en la cancha de la Escuela de Fuerzas Especiales de Carabineros, en la ciudad ubicada en la V Región. Ahí, un grupo de estudiantes de la U. de Chile estaba boca abajo mientras eran golpeados por efectivos policiales de la época.

Entre ellos estaba el alumno de 21 años de primer año de la Escuela de Ingeniería Patricio Manzano, quien junto a sus compañeros estaban realizando trabajos voluntarios convocados por la federación de estudiantes de esa casa de estudios, la Fech. El se convirtió en el primer mártir de la agrupación estudiantil, dado que falleció luego de una jornada que sufrió con sus compañeros, que constó de golpes de puños y palos, ejercicios sin la posibilidad de tomar agua y calor extenuante tras ser trasladado a la Primera Comisaría de Santiago, donde falleció. Así lo estableció el fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, que ordenó la reapertura del caso en 2015. Se estima que habrían sido cinco horas las que estuvieron bajo el sol.

La Tercera accedió a parte de la investigación que sustancia el ministro en visita Mario Carroza, la que da cuenta de que el 11 de febrero de 1985 fue la declaración jurada de un dirigente campesino la prueba clave para que se indagara el caso. Se trata de David Santibáñez Aceituno, agricultor de la zona, quien manifestó que "los voluntarios llegaron el 1 de febrero, siendo bien recibidos por habitantes del sector, incluso por carabineros; expresaron que si no había desórdenes, nada ocurriría".

Explicó que los jóvenes dormían en el Sindicato Unión Campesina. "Siendo las 8.30 del 8 de febrero, llegaron hasta la sede del sindicato dos buses con carabineros de Fuerzas Especiales y un radiopatrullas (...). Durante el ingreso al recinto, procedieron a romper todos los afiches y fotos, entre ellos la imagen del Papa Juan Pablo II", declaró, y agregó que todos los detenidos, cerca de 170, fueron llevados a la Primera Comisaría de Los Andes, donde fueron examinados por un médico: "En ese momento, Patricio Manzano expresó al facultativo que tenía dificultades físicas". Sin embargo, la tesis de que padecía algún tipo de enfermedad ha sido descartada por su familia.

Santibáñez contó que todos en el recinto comenzaron a cantar un himno, que de acuerdo a los antecedentes sería la canción La muralla, lo que provocó "malestar en Carabineros, quienes nos sacaron a un patio de suelo de maicillo y nos hicieron trotar dando varias vueltas, después de esto nos pusieron boca abajo a pleno sol, con las manos en la nuca, así estuvimos cerca de una hora. Después nos indicaron que debíamos dar la vuelta, con la cara al sol, posición en que pasamos otra hora". El estudiante de Medicina Eduardo Tamblay Sepúlveda declaró que "nos hicieron hacer toda clase de ejercicios físicos, nos prohibían tomar agua, como asistir a los baños. Los ejercicios consistieron en tiburones, sapitos y nos revolcaron en el suelo. La deshidratación fue enorme".

Versión de Villalobos

Mientras esto ocurría, de acuerdo a su declaración, el entonces teniente de Fuerzas Especiales y actual general director de Carabineros, Bruno Villalobos, dijo que había otro contingente en el exterior encargado del traslado de los detenidos, el cual él integraba. Por este caso, la máxima autoridad de la institución prestó testimonio como testigo el 24 de marzo ante el juez Carroza.

"El día 8 de febrero de 1985, recuerdo que de madrugada salimos en dirección a Los Andes (...). Recuerdo haber llegado a un lugar que era una especie de campo, potrero, donde había un grupo de estudiantes que ya estaban detenidos, un grupo que no recuerdo si era grande, a quienes tomamos y trasladamos a la Comisaría de Los Andes. Allí entregamos en la guardia, no recuerdo bien a quién, y nosotros, todos, esperamos en los buses afuera del cuartel".

Sobre Manzano, explicó que había un joven que padecía diabetes, "de quien se tuvo especial cuidado con su condición médica y la administración de sus medicamentos, de hecho hablé con él y me quedé con sus medicamentos para resguardarlos (...). Ahora, el tribunal me indica que no corresponde al joven fallecido. Es la única anécdota que recuerdo en este procedimiento".

Finalmente, señaló que "yo no participo en las detenciones de los estudiantes que se me indica, sólo participo en los términos expresados (...). No recuerdo ni presencié apremios contra los jóvenes o que estos fueran sometidos a castigos físicos u obligados a realizar ejercicios al sol (...). Respecto de que si los detenidos cantaron o no mientras estaban en la unidad, como lo han expresado algunos testigos, digo que no lo recuerdo, además que estaba en las afueras de la unidad esperando el traslado de los detenidos".

Ya de noche, los estudiantes fueron llevados a la Primera Comisaría, donde no se les dio atención médica. "El ambiente era irrespirable por la cantidad de personas (...); yo le manifesté a la persona que seguramente era médico, que me sentía ahogado y se me señaló que no me preocupara", indicó Santibáñez.

El documento de Carabineros enviado el 9 de febrero al Primer Juzgado del Crimen estaba caratulado: "Da cuenta de fallecimiento por muerte natural". Agrega que un médico de Los Andes había examinado a Manzano y que presentaba "erosiones antiguas en las manos (...). A las 6.10 presentó síntomas graves de enfermedad, dificultades respiratorias", por lo que tres estudiantes lo auxiliaron.

Uno de ellos, Leonardo Tamblay, declaró que "estaba inconsciente, frío, sudoroso, con pupilas dilatadas (...). Leonardo Urrutia, estudiante de séptimo año de Medicina, lo examinó y, tras un minuto, Manzano entró en un paro cardiorrespiratorio y en estado de coma; comenzamos con las maniobras. Las practicamos por 10 a 15 minutos, tras lo cual salió del paro, pero cayó en otro paro cardíaco, del cual también salió, y luego llegó la ambulancia. Le solicitamos al oficial acompañar al enfermo, manifestándole que de no ser así este moriría, pese a lo cual se negó rotundamente".

Camino a la Posta Central, el joven murió y en la autopsia se estableció que su deceso fue por "insuficiencia cardíaca aguda". Esa ha sido la verdad oficial durante décadas. Ahora los tribunales deberán determinar si hay culpables en la muerte del mártir de la Fech.

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