Unas 40 mil personas cantaron bajo la lluvia en Oslo sólo para molestar a Breivik

La multitud, cantó "niños del arco iris", de Lillebjoern Nilsen.  Para el autor confeso de los atentados en Noruega, este músico es un "muy buen ejemplo de marxista" y su canción sirve para "lavarle el cerebro a los alumnos de escuela".




Unas 40 mil personas con rosas y paraguas en las manos cantaron bajo la lluvia hoy en Oslo una canción para niños detestada por el ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de la  matanza de 77 personas, en su mayoría jóvenes laboristas, el año pasado en  Noruega.

Pese a la lluvia, la multitud, cantó a  cientos de metros de la sede del tribunal que juzga a Breivik, "Niños del arco iris", de Lillebjoern Nilsen.  Para Breivik, este músico es un "muy buen ejemplo de marxista" y su canción  sirve para "lavarle el cerebro a los alumnos de escuela".

Miles de personas, incluyendo ancianos en silla de ruedas o alumnos de  escuela, cantaron esta adaptación de "My rainbow face" del estadounidense Pete  Seeger. "Juntos viviremos, cada hermano y cada hermana, niños del arco iris y  de una tierra fértil", dice el estribillo.

"Ganamos nosotros", declaró Nilsen, vestido de negro, dirigiéndose a la  multitud multicolor.

El 22 de julio de 2011, Breivik mató a 69 personas al abrir fuego contra  cientos de jóvenes laboristas reunidos en un campamento de verano en la isla de  Utoya, cerca de Oslo. Poco antes había matado a otras ocho con una bomba  colocada frente a la sede del gobierno noruego, en el centro de la capital.

El acusado reconoce ser el autor de la matanza, pero no se considera  culpable, al estimar que sus actos fueron "ataques preventivos contra traidores  a la patria" que no se oponen a la "invasión musulmana" en Noruega. Durante su juicio, Breivik escuchó las declaraciones de personas que sobrevivieron a la explosión de la bomba. 

Declararon Anne Helene Lund, de 24 años, quien fue proyectada fuera de las oficinas del primer ministro, donde trabajaba como recepcionista, y su padre,  Jan Henrik Lund. "Fue como vivir lo mejor y lo peor simultáneamente", dijo Jan Henrik Lund.  "Fue fantástico ver que estaba viva, pero también fue espeluznante verla tan  malherida", afirmó.

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