Víctor Hugo Castañeda: "Me encantaría jugar como la U de Sampaoli"

En su primera semana como técnico del equipo de su vida, y a las puertas del Superclásico, el Maestro recibe a La Tercera. El lugar de Herrera, la decisión de Beausejour y sus méritos para volver al club, entre otros temas que aborda.




Víctor Castañeda (54) fija la vista en una de las canchas del CDA. En ese enorme paño verde busca alguna de las tantas respuestas que le piden por estos días. Insiste en que por él no hubiese hablado con nadie desde que asumió el cargo de entrenador de la U por segunda vez en su carrera. Por eso, guarda largos silencios ante cada consulta de La Tercera. Para que todo quede claro desde el inicio.

¿Se siente envidiado?

¿Por qué?

Aterriza en la banca de la U después de meses sin dirigir y con números rojos en su último club.

Tengo claro que estoy en un lugar donde muchos quisieran estar. Y sé que cuando pierda un partido, van a llegar varias carpetas de técnicos chilenos y extranjeros queriendo ocupar este lugar. Pero yo me quiero quedar muchos años, porque además muchos quieren que nos vaya bien.

¿Llega a la U por populismo o por ser buen técnico?

Decir que llego por populismo es faltarle el respeto a toda la gente que trabaja acá y que hace un profundo estudio sobre lo que necesita el club. Tengo claro que si sólo se analizaban mis últimos resultados, quizás no habría llegado. Pero sí tengo la capacidad para dirigir la U. Lo he demostrado en estos años que llevo dirigiendo. Lo mismo Lucho, Cristián y Luis. Estoy convencido. Y me parece que la gente del club también. Creo que llego en el momento justo. Estoy donde siempre quise estar.

Pero usted ya estuvo en la U. Y hace 13 años lo despidieron de un estadio lleno con insultos y botellazos.

Sí, y ese día pensé que nunca más volvería al club. De hecho, pasaron como 10 años en que me prometí no regresar. Si me ofrecían en ese momento la banca, no venía.

Ahora dice que está donde quiere estar, pero durante 10 años no quería saber nada del club.

Sí, porque después con el tiempo me fui enterando de muchas cosas que ocurrieron esa tarde. Lo que pasó en ese partido con Cobreloa fue manejado por una persona, pero bueno, ya no vale la pena. No lo hablé ni lo voy a hablar. Pero yo sé lo que pasó ese día.

¿Se refiere a un jugador?

Sí. Pero ya está.

¿Por qué cambió de opinión?

Como buen huaso, soy porfiado. Y me dije: 'No puede ser, si esto es como andar a caballo'. Como yo soy de otra época, cuando era chico en el campo si te caes del animal, te agarran y te tiran arriba enseguida. Esto es parecido. Si en algún momento la pasé mal,  no me puedo quedar en el piso. Tengo que volver a intentarlo.

¿Qué pecados no repetiría de esa primera etapa?

Muchos. Tengo muy claro los errores que cometí y ojalá no vuelva a cometerlos todos ellos, pero ya empecé repitiendo uno, que es dar una mano cuando me lo piden. En este momento la U requería la presencia de referentes, de hombres identificados con el club, en el cuerpo técnico. Esto es, en cierto modo, como un déjà vu de aquella etapa. Ahora, eso sí, el club es diferente, vive una situación totalmente diferente, con otra situación económica.

Una de las críticas que se le hizo en esa etapa fue que nunca dejó de lado el rol de jugador.

Puedo estar equivocado, pero me parece que en ese momento ya había dejado de lado esa parte de mi vida. Creo haber tenido la capacidad de sacarme los zapatos de fútbol y ponerme las zapatillas para dirigir. De hecho, pasó más de un un año y no le pegué a la pelota con el pie. Y cuando me pasaban un balón, lo devolvía con la mano.

Usted dice que ahora está dando una mano. Aquella vez también le llamaron para una misión complicada, la de renovar el plantel.

Alguien lo tenía que hacer. Tuve que tomar decisiones con jugadores que habían escrito una gran historia en el club y muchos de ellos habían sido compañeros míos. Si hasta mi hermano estaba en ese grupo. Aquello fue complejo, que incluso me costó que algunos de ellos no me hablaran por mucho tiempo.

Con el tiempo, ¿todos entendieron su decisión?

Creo que algunos todavía están resentidos conmigo. Incluso lo hablamos años después con alguno que me reprochó mi decisión.

Ahora, ¿qué es más difícil: renovar un plantel lleno de históricos o hacer jugar bien a esta U?

Esa etapa que me tocó vivir en 2002 fue muy, pero muy fuerte. Fue como hacer el mejor magíster que pude tener en dos años. Algunos dicen que aquella vez, incluso ahora también me lo dicen por haber asumido el cargo nuevamente, fui al sacrificio. Y no creo que haya sido así.

¿Cómo jugará la U de Castañeda?

Me encantaría que jugara por ejemplo como lo hizo la de Sampaoli. Que sea un equipo protagonista, intenso. Pero estamos recién empezando. Acá somos buenos para pedir que los equipos jueguen con tres delanteros, pero en ninguna parte del mundo existe esa discusión. Sólo en Chile.

Desde afuera, aparte de los problemas futbolísticos, hay una sensación de que este camarín no estaba unido. Y que es algo que viene desde hace tiempo.

No lo vi así. Desde el primer día me dio la impresión de una gran comunión. Me encontré con un camarín muy profesional, con futbolistas ávidos de escuchar y de trabajar. Y eso es muy importante para cualquier técnico.

Y que protagonizó varios episodios extrafutbolísticos en el último tiempo.

Para mí sería muy fácil salir con una frase tribunera y emitir un juicio de lo que pasó antes acá. No lo haré porque no me corresponde. Si no estaba dentro del club, no puedo opinar.

¿Castigaría a futbolistas por hacer un asado?

Los asados son buenos. Se disfrutan bastante, pero siempre en el momento y en el lugar que corresponde. Es lo que pienso.

Le repito, ¿aplicaría sanciones?

Creo que le respondí la pregunta. Los asados son buenos, siempre que sean en el momento y en el lugar que corresponde. Más claro, imposible.

En la U no se ven muchos líderes.

Al contrario, hay bastantes.

Pero salvo Johnny Herrera y en menor medida Gustavo Lorenzetti y Matías Rodríguez, no se ven más voces potentes.

Y donde deja a Jara, a Beausejour, la Gata (Fernández). Todos jugadores de un gran recorrido.

Pero con poco tiempo en el club.

Eso es lo que usted ve desde afuera. Yo sí le puedo decir que se hacen sentir, son escuchados. Son tipos además muy profesionales. Son todos jugadores que se dedican 100 por ciento a esta actividad.

A propósito de líderes, ¿cómo ve a Johnny Herrera? Se lo pregunto desde lo futbolístico.

Lo veo bien. Sin duda, podría estar mejor. De hecho, lo conversé con él y está consciente de que no está en el nivel que podría estar.

¿Le expuso motivos?

Sí, me dio las razones de por qué no está en ese nivel en el que estuvo hasta hace poco tiempo atrás.

¿Cuáles fueron?

Los guardo para mí. No los haré público. Le tengo un enorme respeto, lo conozco desde que llegó del sur a la U, sé de su personalidad. Y sé cuánto quiere a este club.

Si no recupera su nivel, ¿seguirá siendo el titular?

Para mí es el titular. Y se lo dije. Mi idea, y esto es para todos las posiciones, es generar una competencia interna en la que nadie se sienta seguro con su puesto en el once inicial. Y en esa lucha no queda fuera Johnny.

Él vivió algo parecido en su primera etapa en la U. Usted lo hizo jugar en vez de Sergio Vargas.

Por eso. Nos conocemos y sabemos cómo pensamos cada uno.

¿Qué le dejó Beccacece de sus nueve meses de trabajo?

Nada.

¿Cómo nada?

Nada. No he visto nada. Pero tampoco esperaba algo distinto. Sí encontré en una oficina unas estadísticas sobre algunos partidos, cantidad de pases, minutos jugados. Pero eso está en todos lados.

¿Le sorprendió no encontrar alguna carpeta del plantel?

Te repito. No esperaba que me dejaran nada.

Su preparador físico, Luis Rodoni, también se quejó de que Bonini no le dejó nada en el club.

Pero ahí a Lucho lo tergiversaron. Le editaron la respuesta y pareció que se estaba quejando. Y no fue así. Y yo tampoco me estoy quejando. Tú me estás preguntando y yo te respondo. Esto es así. Ya nada me sorprende en el fútbol.

¿No será que el cuerpo técnico anterior estaba molesto con ustedes por todas las críticas que hicieron a lo largo de su gestión?

Perdón, de qué estamos hablando.

Usted, Musrri y su hermano, los principales integrantes de este nuevo cuerpo técnico de la U, fueron duros con el proceso de Beccacece.

A ver, haré una aclaración enseguida con respecto a esto. Porque parece que nosotros, como dijo alguien por ahí, estábamos agazapados esperando que a quienes estaban antes en este cargo les fuera mal. Y acá hablo por mí. Jamás me metí con la persona de Beccacece ni con Bonini. Sólo di mi opinión futbolística. Ni más ni menos.

Pero le dieron duro.

Te insisto que sólo hablé de lo futbolístico. Sí dije que el equipo jugaba mal. Y lo dije de frente. Como siempre he sido. ¿Qué querían que dijera si me preguntaban cómo jugaba la U? Y también me pareció mal todo lo que rodeó la presentación de Bonini. Pero jamás denosté a nadie. Nunca lo he hecho. Y no lo hice en ese minuto.

Ahora está en la vereda de enfrente. Si le va mal o el equipo juega mal, las críticas aparecerán rápido.

Y me parece válido. Si el equipo juega mal, qué voy a esperar que digan. Yo mismo lo reconoceré. Mentirse a uno mismo es lo peor.

Y si esas críticas vienen de gente vinculada al club, como era el caso de ustedes. ¿Se sentirá ofendido?

Mientras sean con respeto y tengan que ver con lo futbolístico, las debo aceptar. No me voy a poner un balde y creer que todo está bien, cuando no sea así.

Su discurso apela mucho al romanticismo por el club. Pero el principal refuerzo viene de Colo Colo.

¿Lo dice por Beausejour?

.

Creo que Jean estaba con una espina clavada con la U desde su etapa de juvenil, cuando se tuvo que ir.

¿Qué habría hecho en su caso?

Es difícil ponerse en el lugar del otro. Es complejo. Pero Jean es un tipo cerebral, muy clever. Y tiene muy claro por qué vino.

Le reitero, ¿usted se habría cambiado de vereda?

No. No lo habría hecho.

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