Aumento de gratificaciones: una mala idea en un mal momento

10 Marzo 2020 Trabajadores de la Construccion.empleo, trabajo. Foto : Andres Perez10 Marzo 2020 Trabajadores de la Construccion.empleo, trabajo. Foto : Andres Perez

Por Leonardo Hernández. Facultad de Economía y Administración UC y Clapes UC

Según el Código del Trabajo, las empresas con fines de lucro en Chile tienen la obligación de repartir entre sus trabajadores parte de las utilidades obtenidas en un año comercial, con ciertos topes. El monto a repartir es igual al 30% de las utilidades (artículo 47). Alternativamente se puede entregar 4,75 ingresos mínimos mensuales ($1,5 mills. aprox.) por trabajador al año (artículo 50). La segunda opción es la preferida por las empresas.

Actualmente se discute en el Congreso una moción que busca que la gratificación mínima sea de un 30% de las utilidades, permitiéndose entregar tres meses de sueldo solo si el monto resultante es mayor (boletín N° 13.240-13). Esta moción, que persigue mejorar la distribución del ingreso entre los dueños de las empresas y los trabajadores, no es más que un mayor impuesto a la renta para los primeros, que genera una inequidad horizontal no menor. De hecho, para un accionista que recibe un dividendo anual de $79 mills. antes de impuestos, mismo ingreso que reciben los parlamentarios (después de descontar salud y previsión), la carga tributaria sería de 37%, versus 17% para un parlamentario.

La moción es una mala idea porque pretende subir las remuneraciones de los trabajadores por decreto, encareciendo arbitrariamente la mano de obra. Esto, si bien subirá temporalmente las remuneraciones de quienes hoy están empleados, redundará en el mediano plazo en menores oportunidades laborales, acelerará la creciente sustitución de trabajadores por equipos y máquinas– proceso en curso e irreversible, causado por desarrollos tecnológicos y acelerado por los confinamientos impuestos por la pandemia – y llevará a un menor crecimiento de los salarios reales en los próximos años y/o un aumento de la informalidad laboral y precariedad de los empleos. Si se busca aumentar las remuneraciones de modo sostenible y permanente debe invertirse en capital humano, tal que aumente la productividad de los trabajadores. Para esto debe invertirse en educación (capacitación); el resto es música.

Más importante, en el momento por el que atraviesa la economía chilena, con una crisis que implicó la pérdida de dos millones de empleos de los que aún falta recuperar 800 mil, cuando lo que se necesita son medidas pro empleo, la moción parlamentaria en discusión hace exactamente lo contrario. Esto, en un contexto en que además se discute una reforma de pensiones que subirá la tasa de cotización en 6 o más puntos porcentuales, de cargo del empleador, que también ralentizará la recuperación del empleo formal y de calidad.

¿Cuál es el momento oportuno de implementar una medida de este tipo? Cuando la economía crezca vigorosamente y haya una fuerte demanda por mano de obra. En general, no es recomendable subir impuestos en momentos de desaceleración o recesión; normalmente se recomienda justo lo contrario. Ahora es el momento de promover políticas pro crecimiento y empleo y no de poner obstáculos a la recuperación.

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