SEÑOR DIRECTOR:
El 19 de septiembre celebramos, como parte de las festividades patrias, el Día de las Glorias del Ejército, tradición nacida en 1915 que se ha mantenido en el tiempo.
La celebración en sí misma nos transporta al pasado, evocando las gestas que dieron origen a nuestra independencia, en donde los patriotas no escatimaron sacrificio alguno para lograr la libertad.
Pasados los años, los conflictos bélicos originados en crisis internacionales dieron paso a nuevas glorias, las que hoy recordamos como una muestra más del profundo amor al terruño, que desde siempre ha motivado al chileno.
En los años posteriores, cuando el peligro ya había pasado, éstas nacieron de la contribución del Ejército a superar desastres naturales, cooperar al desarrollo nacional y generar una permanente disuasión.
Por más de dos siglos el Ejército surgido en diciembre de 1810, por resolución de la Primera Junta Nacional de Gobierno, ha servido a la Patria en las más variadas circunstancias, siempre con la vista puesta en el bienestar de Chile.
No es de extrañar, entonces, como las paradas militares son celebradas a lo largo de nuestra geografía en contacto con la ciudadanía, la que, en un ambiente de armonía, concurre a presenciarlas en familia.
Ahora bien, para comprender esa profunda relación entre ambos, hay que asumir que el Ejército desde siempre ha estado formado por ciudadanos, que conforme al llamado de la vocación y ante la necesidad de defender los intereses patrios, viste el uniforme convencido que su entrega personal sí hará la diferencia.
Entonces, celebremos una vez más las glorias del pasado, que con el paso del tiempo, le pertenecen no solo al Ejército, sino que a todos los chilenos, cualquiera sea su condición o creencias.
Antonio Yakcich Furche
Director del Museo Histórico y Militar de Chile
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