MacIntyre y la bandera

FOTO: FELIPE CONSTANZO / AGENCIAUNO


SEÑOR DIRECTOR:

Alasdair MacIntyre, destacada figura en la filosofía moral contemporánea, cree que morir por el Estado nación moderno no es distinto de morir por la compañía de teléfonos. ¿Tiene razón al imaginar tal Estado nacional como ese tipo de estructura burocrática incapaz de movernos como la antigua polis? Considerando el modo en que la nación sigue ordenando lealtades y estructurando responsabilidades, parece difícil leer esa tesis como más que una simple provocación.

El profesor Pablo Aguayo tiene razón, sin embargo, al acudir a él en su carta del sábado para preguntar si el patriotismo puede ser virtud en una comunidad con imagen distorsionada de su pasado. Un país de Naveillanes y Bobadillas no podría ser racionalmente patriótico. Pero en nuestro país los dichos de esos diputados han sido ampliamente rechazados. Es un país en el que reina un vivo interés por encontradas visiones del pasado; un país en el que la historia pasa no solo por el filtro de la gratitud, sino también por el del arrepentimiento. Parece que pasamos las condiciones fijadas por MacIntyre para poder ser patrióticos de modo virtuoso.

Dejo al lector ver qué se sigue de ahí sobre los actos cívicos que se ha propuesto reincorporar en las escuelas. Contraponer la educación cívica formal y la educación afectiva y comunitaria transmitida en tales actos no parece, sin embargo, encontrarse en la tradición de Aristóteles ni MacIntyre.

Manfred Svensson

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.