Portazo a la promoción automática. Un nuevo error



Por Valentina Quiroga, ex subsecretaria de Educación

Educacionalmente, hay al menos cuatro desafíos: 1) Salud física y socioemocional de los estudiantes; 2) Evitar la deserción; 3) Recuperar aprendizajes, y 4) Establecer estrategias de educación semipresencial cuando las condiciones sanitarias lo permitan.

La promoción automática con flexibilidad para que colegios y familias decidieran la repitencia solo si es una mejor opción, era priorizar el bienestar de los estudiantes. Era decirles a las familias afectadas por la pandemia, que no habrá un peso adicional, sino que se les acogerá para recuperar aprendizajes y que el sistema no los abandonará. El Mineduc dio la señal contraria, y es que antes del bienestar, lo importante es demostrar un logro mínimo de aprendizajes para pasar de curso.

El discurso de la repitencia como algo bueno no tiene sustento empírico, muy por el contrario, se ha documentado su impacto negativo. Solo es una alternativa a considerar en algunos casos. El estudio del Mineduc y Banco Mundial que estima que la pérdida de aprendizajes podría llegar al 88% en promedio y a un 95% en el quintil más bajo, nos dice que la repitencia por falta de aprendizajes es absurda e impracticable. Habría que reprobar a casi todos.

Las repercusiones de esta decisión podrían resultar sin precedentes. Los efectos adversos se sumarán a las vulneraciones que las y los niños sufren durante el confinamiento. La repitencia, además, aumenta la probabilidad de deserción que, según el Mineduc, podría crecer en 80 mil estudiantes. Adicionalmente, la decisión es profundamente injusta y aumentará la desigualdad, porque los estudiantes más afectados serán de las familias con menor capital cultural, deficiente conectividad o equipamiento tecnológico y aquellos que tienen necesidades educativas especiales, para quienes la educación presencial ya era un gran desafío, más ahora pues no hay posibilidad de tener los apoyos especialistas de forma remota. De hecho, el riesgo de que necesidades educativas transitorias se conviertan en permanentes se ha incrementado.

Se suma a lo anterior las incógnitas de la capacidad del sistema educativo. ¿Qué tasa de repitencia soporta la infraestructura escolar disponible? Hay territorios donde está al límite. La oferta educativa para estudiantes con alto rezago escolar ni siquiera logra cubrir a las y los estudiantes en esta condición actualmente, ¿qué pasará si el rezago aumenta?

El Mineduc ha tomado una decisión que atenta contra el bienestar de los estudiantes, favorece a quienes más recursos tienen y no presenta ninguna estimación de las capacidades del sistema educativo para asumir tasas de repitencia más altas.

Es de esperar, una vez más, que profesores y directivos sí tengan sintonía con las necesidades de sus estudiantes, y que usen el margen de flexibilidad que tienen para transmitir tranquilidad a la población y dar las señales correctas.

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