¿Debo decir cuánto gano?

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Trata de recordar cuándo fue la última vez que te sentiste incómoda en una conversación. Los silencios colectivos, tener que desviar la mirada o tratar de cambiar el tema como sea. Generalmente cuando uno hace el ejercicio de mirar hacia atrás y encontrar ese momento, se viene a la cabeza la primera vez que hablamos de sexo con las amigas siendo adolescentes. Pero ya de adulta, por lo menos en mi caso, existe un tema que me resulta bastante más tabú y me genera una sensación de incomodidad intensa: hablar de cuánto gano en mi trabajo. ¿Será el mismo miedo a los prejuicios?

Según una encuesta realizada por el Washington Post y LinkedIn, el 74% de las mujeres no se siente cómoda hablando de su sueldo con las amigas y el 70% de los hombres, tampoco. Pero hay un dato interesante que nos puede llevar a entender lo que está pasando: las personas entre 24 y 35 años se sentían un 34% más dispuestos a conversar sobre dinero entre sus pares, versus un 27% al que no le acomodaba y que tenía edades superiores.

¿Podría ser que entre millennials se está abriendo la posibilidad de hablar de temas que otras generaciones consideraban prohibidos? La respuesta es que sí. Efectivamente, las redes sociales han demostrado ser una poderosa herramienta de comunicación y de encuentro. Y mientras más información tengas al alcance de tu mano y más colabores con tus propias experiencias y testimonios, más fácilmente nos unimos unos a otros. De eso pareciera tratarse todo actualmente; de usar la información para llegar a puntos de encuentro.

El Tabú

Si conversáramos más sobre nuestros sueldos, quizás nos habríamos enterado antes que el 50% de las personas con ocupación --empleadores, asalariados, trabajadores independientes, personas de servicio doméstico y hasta familiares no remunerados-- ganaron un sueldo menor o igual a $379.673 según el último Informe de Estadística Salariales del INE.

Y es que a veces no tenemos esta información de forma rápida y confiable en nuestros trabajos. No hablamos tampoco entre nosotras sobre el tema y aun cuando podríamos investigar por nuestra cuenta para saber si estamos ganando lo justo o no, no sabemos si la información que logramos obtener es real o aplicable a nuestra realidad.

"Podemos ver el tabú en la primera mirada que te dan cuando preguntas cuánto gana una persona", comenta Roberta Ferreira, directora regional de marketing de Grupo DNA y especialista en recursos humanos. "Las personas asumen que tienes envidia o ganas de comparar. Pocas veces la lectura es pensar que quien pregunta necesita ayuda o quiere saberlo para poder evaluar si está ganando bien o mal".

¿Qué es lo que pasa al momento de escuchar esa pregunta incómoda? "El tema de los salarios está muy amarrado al ego. Cuánto te pagan tiene que ver con tu propio valor en el mercado. Cuando no estás satisfecha con lo que recibes, no tienes oportunidad de negociación para cambiarlo. Son pocas las personas con el coraje de agarrar su informe, sentarse con el área de recursos humanos y decir que piensan que no están ganando lo que deberían ganar", explica Roberta.

La brecha que nos persigue 

La mayoría de las mujeres convivimos a diario con esta realidad. El Estudio Impulsa 2018 hecho por ICARE y Chilemujeres mostró que "en promedio las mujeres, por el mismo trabajo y en los mismos cargos que los hombres, ganan un 12% menos de salario bruto mensual". O sea que al mes a una mujer le pagan dos jornadas diarias menos que a los hombres.

Gracias a las películas y a internet, hemos podido conocer los casos de las mujeres de Hollywood que se han unido para combatir la brecha salarial en la industria. Jennifer Lawrence, Emma Watson y Salma Hayek, entre otras reconocidas actrices, crearon la campaña "Time's Up" para exigir que les paguen lo mismo que a sus colegas hombres. Esto después de que la revista Variety revelara que la actriz israelí Gal Gadot recibió 300 mil dólares por protagonizar la "Mujer Maravilla", versus lo que cobró Henry Gavill por "El Hombre de Acero" en 2013: 14 millones de dólares.

Si las actrices pudieron, nosotras también. Pero para eso necesitamos conversar y compartir información, algo que puede parecer difícil en instancias informales o con personas no cercanas.

¿Cómo empiezo?

  • Democratizar la información 

Existe una plataforma disruptiva respecto a lo reservadas que han sido las empresas en Chile sobre la información que se produce en las áreas de recursos humanos. Se llama Show Me The Money y entrega datos duros sobre salarios y posicionamiento en el mercado de un profesional. Uno envía un informe contando qué te gustaría saber sobre tu cargo y la plataforma te envía, en una semana, un estudio respaldado por bases de datos sobre posicionamiento de mercado en más de 10.000 empresas latinoamericanas.

Además, en la página podrás encontrar opiniones de personas que han trabajado en distintas empresas y una evaluación en base a preguntas concretas, parecido a Trip Advisor sobre recomendaciones de viajeros, pero en versión laboral. En Chile, tienen 2.000 empresas inscritas y 4.5 millones de datos salariales. Así lograron crear una especie de red social laboral que provee información certificada.

También es importante estudiar en profundidad la empresa en la que estás trabajando o a la que quieres postular. Hay detalles que tienen que ver con la forma en que estos lugares toman decisiones y se relacionan con sus trabajadores. Por ejemplo, según Roberta Ferreira, "Brasil y Argentina son países que tienen menor brecha salarial porque son lugares donde hay muchas multinacionales. Chile va después, con un 25,4% de brecha según nuestros estudios regionales", cuenta la especialista. "Las empresas grandes tienen una política mucho más desarrollada, mientras que las empresas familiares todavía tienen la toma de decisión y el poder en manos de pocos".

¡Pruébalo!

  1. Entra a www.smtm.co y pide tu informe. El primero es gratis y después debes pagar 12 dólares para seguir recibiendo información. Además, revisa cuáles son las opiniones de los trabajadores en distintas empresas.  También tienen la Guía Salarial 2020, que tiene 56 páginas de información en PDF sobre la situación actual y los salarios en Chile.
  2. Haz un Excel con toda la información y compárala para tomar una buena decisión y poder compartirla.
  3. Crea tu propio cuaderno o diario con recortes, cifras y pensamientos. Ordénalo y tenlo disponible para cualquier ocasión en la que necesites crear buenos argumentos para una conversación o negociación.
  • Los lazos de confianza

Hay una diferencia entre las conversaciones con colegas de la oficina y las amigas de la vida o las mamás. No queremos ofender a las personas y a veces preferimos no enterarnos de cuánto ganan, porque puede ser distinto a lo que pensábamos. "La gente aún está muy amarrada al salario monetario. Si alguien sabe que ganas menos que lo que la otra persona pensaba, está la idea de que te puede mirar distinto, como alguien no tan bueno", explica Roberta Ferreira.

Francisca Jünemann, abogado y directora de Chile Mujeres, recomienda enfocarnos en el impacto real que puedan tener estos momentos y no tanto en las emociones. "Si uno conversa ciertos temas con amigas o familiares, lo que estás haciendo es desahogarte emocionalmente, pero no vas a lograr lugares de trabajo más justos", explica. "Donde tenemos que focalizarnos es en poner estos temas de igualdad de condiciones adentro de las empresas, con hombres y mujeres".

¡Pruébalo!

  1. Marca el precedente. Después de que hayas conversado con una persona de confianza sobre lo que piensas de este asunto, prepárate para poner el tema sobre la mesa en la oficina.  No tiene por qué ser en el almuerzo o en un momento de distención: formaliza las instancias, proponle a tu equipo tener una reunión amena donde evalúen y se organicen en torno a la problemática del salario pero, sobre todo, para exigir canales de información transparentes.
  2. Junto a tus compañeros pueden crear un plan para presentarle al directorio la necesidad de disponer de la información de salarios y recursos humanos de forma eficiente, creando mejores canales que den respuestas a las inquietudes. Si formalizamos el hablar del tema, ya no será prohibido.
  3. Deja de lado el prejuicio. Puedes mirar con una perspectiva colaborativa el hecho de que te pregunten cuánto ganas, pero no pierdas el foco: crear un impacto en la empresa para mejorar las condiciones o evitar la vulneración de derechos.
  • Revolución y negocio 

Existen dos tipos de remuneración en el trabajo: el sueldo monetario y el sueldo emocional. Éste último tiene que ver con todos los beneficios que te puede dar un lugar de trabajo, que no tienen que ver con billetes y que puedes negociar una vez adentro.  "No solo no sabemos sobre sueldos, tampoco sabemos de los beneficios que no son monetarios y todo lo que implica ser parte de una comunidad, construir valores o integración de los trabajadores en las decisiones", dice Roberta Ferreira.

Según la Guía Salarial 2020 de Show Me The Money, las motivaciones que tenemos las personas para trabajar varían por generaciones. Si a los Baby boomers (1945-1964) les interesa más obtener opciones de ahorro y desarrollo de su carrera al largo plazo, a la Generación X (1965-1981) la motiva más las posibilidades de tener un buen sueldo, buen ahorro y mayor aprendizaje. Los Millennials (1981-1999) dan prioridad a un buen clima laboral, áreas de aprendizaje y desarrollo de la carrera, más que a tener beneficios básicos como acceso a la salud. Aquí se suman los beneficios suplementarios, como descuentos en servicios.

¡Pruébalo!

  • Piensa en qué momento estás de tu vida y cómo se adapta a tu trabajo. Si necesitas priorizar otras cosas, convérsalo y consigue apoyo de tus pares.
  • Ir a negociar con un directorio no es fácil, por eso es bueno que te rodees de colegas que también quieran hacer un cambio o generar un impacto. Únete a ellos. Si hay alguien que no esté de acuerdo, es válido.
  • El feedback es esencial. Normalmente las empresas hablan de sueldos solo una vez al año, ya que la mayoría está sujeta al reajuste salarial. Pero si tuvieras la oportunidad de conversar al menos una vez al mes sobre la etapa en la que estás, tus aspiraciones, inquietudes y logros, puedes llegar más lejos. Según Roberta Ferreira, "solo un 30% de las personas en nuestros registros logran subir su sueldo negociándolo una vez al año".
  • Apréndelo al derecho y al revés 

Puede pasar que estés conversando de tu sueldo con un amigo de oficina cuando te das cuenta de que la empresa le paga más a los hombres que a las mujeres. "En Chile la Ley de Igualdad Salarial exige que se pague lo mismo a las personas que realizan un mismo trabajo. Pero el nivel de excepciones que admite la propia ley es tan grande, que siempre va a haber algún tipo de argumento para beneficiar a algunos", dice Francisca Jünemann.

El ejemplo es de la Ley de Sala Cuna, que obliga a las empresas con más de 20 trabajadoras mujeres a costearla. Esto se ha convertido en un incentivo para que no se contraten más de 19 mujeres o que, incluso, se reduzcan los sueldos para trasladar esa plata al subsidio que se le entrega a las trabajadoras para pagar sala cunas privadas.

Estar informadas de esto nos puede ayudar a velar por mejores opciones para nosotras y nuestras compañeras. "Las mujeres jamás tenemos que sentir que nos están haciendo un favor porque nos están contratando. No podemos tener sobre la mesa nuestras cosas personales para no hacer concesiones que no corresponden, porque tu trabajo jamás va a tener menos valor por el hecho de ser madre o de potencialmente poder ser madre", agrega Francisca.

¡Pruébalo!

  1. Estudia todos y cada uno de tus derechos, para que puedas velar por ellos. Revisa de que se trata la actual Ley de Equidad Salarial, la Ley de Sala Cuna y la reforma que se está proponiendo con una Ley de Sala Cuna Universal.
  2. Ve cómo todo lo que está pasando se ajusta a tu realidad y a la de tus amigas o colegas. Proponer opciones de co-parentalidad es más necesario que nunca y muchas pueden encontrar la motivación para hacerlo compartiendo experiencias.
  3. Entra a los sitios de "WoomUp", "Mujeres Empresarias" o "RedMAD". Aquí encontrarás distintas instancias de conversación y mentorías donde puedes comenzar a practicar romper tabúes.

Transformar nuestros lugares de trabajo para hacerlos mejores y más justos es una tarea que solo podremos hacer juntas. Comunicarnos y poder romper con los tabúes no solo es ganarle a la vergüenza, es también un acto de sororidad entre nosotras. El momento es ahora y la información nos puede ayudar a triunfar en contra de las desigualdades que seguimos enfrentando hoy.

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