La primera consulta de infertilidad, el primer gran paso




Cuando María José Núñez (36) tomó la decisión de ser madre, llevaba siete años casada con su marido. Ambos ya habían desarrollado sus carreras profesionales y sentían una estabilidad económica suficiente como para agrandar la familia. Se organizaron en sus trabajos, dejaron de lado sus métodos anticonceptivos y esperaron con tranquilidad que llegara su momento. Pero lo que creyeron iba a ser rápido y fácil se empezó a transformar, de a poco y para su sorpresa, en un test negativo tras de otro, en calendarios de fertilidad cada vez más estrictos, y en mucha frustración e incertidumbre. Al compartir la situación con sus cercanos, recibieron –como muchas parejas– el clásico e irritante consejo: tienen que relajarse.

Su caso se repite cada vez más en nuestro país, de hecho, estudios indican que la infertilidad afecta aproximadamente al 15% de los chilenos y chilenas, y que las causas pueden radicar en ambos géneros en el mismo porcentaje. Sin embargo, a pesar de las cifras, aún nuestra sociedad demuestra ignorancia sobre el tema y poco apoyo a quienes lo padecen. Los problemas de fertilidad son vividos en general en silencio por las parejas pues, el entorno tiende aún a juzgar e infravalorar la dureza de ese proceso.

El origen de esto es la desinformación y por ello, muchos especialistas destacan la importancia de la primera consulta de infertilidad como una instancia para conocer la o las causas de la infertilidad, si es que las hay, y para de esa forma poner en marcha el tratamiento de reproducción asistida más adecuado y personalizado para la paciente.

Un diagnóstico certero

La primera consulta de fertilidad debería realizarse después de un año de mantener relaciones sexuales sin concretar un embarazo, o bien pasados los seis meses si la mujer es mayor de 35 años. Y en los casos en que hay riesgo de infertilidad, es decir, mujeres que han tenido cirugías en los ovarios o en las trompas, o que no tienen menstruación, u hombres que tengan antecedentes de alguna cirugía testicular, lo mejor es consultar apenas toman la decisión de convertirse en padres.

El doctor Rodrigo Carvajal, ginecólogo especialista en medicina reproductiva de IVI Santiago, dice es primordial que a esa primera consulta se asista en pareja, pues los dos son parte del mismo proceso y el hecho de que ambos realicen los exámenes diagnósticos no sólo aumenta el compromiso, sino que también permite definir de mejor manera las causas que provocan la infertilidad, pues estas pueden ser atribuibles a una u otra persona e incluso a ambos.

“En esta consulta inicial solicitamos exámenes para evaluar diferentes cosas. En el caso de las mujeres, el estado de las trompas, a través de un contraste ecográfico que permite ver si éstas se encuentran obstruidas. Y también la reserva ovárica, a través de una ecografía y un examen de sangre, pues la cantidad y calidad de los óvulos es fundamental para lograr un embarazo y ésta se va reduciendo en la medida en que avanza la edad de la paciente”, explica el doctor. De hecho, este último se transforma en un dato clave para que la paciente, en caso de no tener una reserva ovárica suficiente, pueda iniciar un tratamiento de reproducción asistida como, por ejemplo, una ovodonación.

En el caso de los hombres lo que se evalúa es la calidad de los espermios a través de un espermiograma. “La fertilidad masculina básicamente consiste en que los testículos produzcan suficientes espermatozoides sanos, y que estos puedan llegar hasta los óvulos, atravesando las trompas de Falopio, que es donde se unen ambos gametos, para generar el embrión. Y eso es lo que mide dicho examen”, agrega el especialista. Y aclara que esta es una base general, no obstante, no a todas las mujeres ni a todos los hombres se les deben realizar los mismos estudios y procesos, dependerá de la situación particular de cada uno.

El comienzo de un vínculo

Además de la parte médica, la primera consulta en una clínica especialista en fertilidad es importante pues es un momento en el que las parejas conocen a quienes podrían ser sus médicos tratantes y, por ende, con quienes será necesario generar un vínculo paciente/doctor.

“Las parejas consultan con ansiedad y angustia. Algunas ya vienen de tratamientos que han fracasado. Por eso, es importante darse el tiempo de resolver todas las dudas, derribar prejuicios con respecto a los tratamientos y disminuir los miedos. Uno trata de orientarlos, de entregarles información y de ofrecerles tratamientos que, en su caso, tengan tasas altas de éxito, no hacerlos pasar por un y otro tratamiento si no hay necesidad de aquello”, dice el doctor. Y agrega: “Toda esa conversación inicial permite que las parejas se sientan más seguras”.

Recibir información real y derribar mitos es fundamental. “Si una pareja tiene la inquietud de lograr un embarazo lo mejor es consultar, porque esa es la única forma de evaluar prontamente las dificultades para lograr un embarazo y hacer una buena consejería. Y encima, en la medida en que los pacientes consulten a tiempo, los pronósticos de los tratamientos son mucho mejores”, concluye.

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