Llega a Chile la exposición de la niñera fotográfica

43

El 16 de octubre se inaugura, en el Centro Cultural de Las Condes la esperada exposición de la "street photography" norteamericana Vivian Maier, cuyo trabajo fue descubierto por accidente en 2008. 120 fotografías en diversos formatos, además de películas filmadas por ella en 8 mm, que dan cuenta de su obsesivo interés por retratar a hombres, mujeres y niños en escenas cotidianas de la segunda mitad del siglo XX.




Desde el 16 de octubre se puede ver en el Centro Cultural de Las Condes y en el Espacio ArteAbierto de Fundación Itaú la esperada exposición de la "street photography" de la norteamericana Vivian Maier, cuyo trabajo fue descubierto por accidente en 2008. 120 fotografías en diversos formatos, además de películas filmadas por ella en 8 mm, que dan cuenta de su obsesivo interés por retratar a hombres, mujeres y niños en escenas cotidianas de la segunda mitad del siglo XX.

Hasta el 2008 el nombre de Vivian Maier (1926-2009) no significaba absolutamente nada en la historia de la fotografía contemporánea y tampoco mucho en el recuerdo de unas cuantas familias de Chicago, en cuyas casas había vivido y trabajaqdo como niñera y cuidadora de ancianos. Una vida anónima, miserablemente anónima, como narra el aplaudido documental Finding Vivian Maier (2013, John Maloof y Charlie Siskel), con una calculada vida privada que se volvió pública por accidente, cuando Maloof, quien escribía un libro sobre la historia de Chicago y buscaba fotografías patrimoniales, compró en un remate una caja repleta de negativos por 380 dólares. Ese fue el principio de un gran descubrimiento: la desconocida obra Vivian Maier.

En esos negativos Maloof encontró cientos de imágenes que retrataban a todo tipo de gente en las calles: hombres, mujeres y niños sin posar, en actitudes cotidianas. Imágenes en blanco y negro y color, tiernas, tristes, glamorosas, románticas, miserables, inquietantes. Sorprendido, buscó el nombre de Vivian Maier en Google y no encontró nada. Ni un solo registro que la posicionara como artista, tampoco como alguien con presente ni pasado. Sin, hasta entonces, tener claridad del valor estético del tesoro que guardaba, armó un blog con algunas fotos y luego subió otras cuantas a Flickr. Contactó a curadores, galerías de arte y al MoMA, de Nueva York. Una vez que todos le dieron con la puerta en la cara comenzó un trabajo compulsivo de investigación que lo enfrentó a una fotógrafa compulsiva que con su cámara Rolleiflex retrató todo lo que estaba frente a sus ojos durante más de cuarenta años, acumulando en bodegas arrendadas cien mil negativos, además de cajas y maletas con registros de audio y películas en 8 milímetros de su autoría, boletas, ropa, objetos inservibles. Pistas y más pistas que Maloof recogió y siguió para reconstruir la biografía de esta mujer que pasó gran parte de su juventud en un pueblo de Francia, regresó a Estados Unidos en 1951, nunca se casó ni tuvo hijos, viajó sola por América Latina, y entregaba mínimos datos de su identidad al punto de que quienes la conocieron nunca supieron realmente su nombre completo y procedencia. Sí, se especula, algún episodio infeliz tuvo que haber atravesado como para construir una personalidad así de compleja. Un personaje tan atractivo como oscuro, y que tras su muerte (a los 82 años, en una casa de reposo, sin ninguna compañía) es considerada uno de los grandes talentos de la fotografía callejera (la "street photography") junto a nombres consagrados como Diane Arbus, Robert Frank, William Klein y Garry Winogrand.

"El título de 'fotógrafa de calle' le viene bien. Le llaman la atención cosas que no podrían ser parte del noticiero de las 21 hrs. En cambio, saca a flote lo cotidiano. Su trabajo deriva de la maestra Lisette Model, quien formó a Diane Arbus y marcó a Garry Winogrand", dice el fotógrafo Luis Weinstein.

"Supo retener, por fracción de segundos, su tiempo. De lo ordinario contó su belleza, buscando en lo cotidiano, en lo banal, sus imperceptibles grietas en las que sabe inmiscuirse y acceder al mundo, al suyo. Detrás del espejo, es muchas veces a ella a la que se encuentra. Vivian Maier realizó numerosos autorretratos a lo largo de su trayectoria, tantos como posibilidad de descubrir quién era", escribe la curadora de la muestra que llegará a Chile, la francesa Anne Morin. Desde su descubrimiento y edición del abundante material de su autoría, la obra de Maier ha sido exhibida en galerías de Estados Unidos y de Europa, y se han publicado varios libros, asunto que no solo revela el interés por su punto de vista fotográfico, sino también respecto del tema más esencial del arte: el rol del espectador en la legitimización de una obra como tal. "La aparición de su nombre en el firmamento de estrellas del medio, o sea aquellas cuya producción, exposiciones, libros, copias y conferencias se cotizan mejor en el mercado, permite entender cómo funciona el sistema, el rol del curador, la instalación del relato sobre la obra y el artista, y las estrategias de difusión internacional, porque es importante tener en cuenta que Vivian Maier es un éxito mediático y de público a nivel mundial", dice a revista Paula el fotógrafo Luis Weinstein, productor de la muestra en Chile junto a Verónica Besnier.

Vivian Maier murió en su ley, sin jamás enterarse de que el secreto de su pasión por la fotografía había sido revelado.

El instinto de Maier

Por Carolina Vargas, fotógrafa y parte del equipo de Fotografía de revista Paula hace más de 20 años.

El descubrimiento de los negativos de Vivian Maier ha sido para la historia de la fotografía social un aporte invaluable. Sus fotografías registran una época en su esencia a través de imágenes callejeras, que proporcionan información sobre costumbres y modas de las décadas de los 50, 60 y 70 en Estados Unidos.

Imágenes cargadas de talento, intención y modernidad dan cuenta de un gran dominio técnico y un claro conocimiento de las reglas de composición fotográfica. La fuerza de estas imágenes tomadas con su cámara Rolleiflex de formato cuadrado, captan el instante decisivo del cual hablaba el francés Cartier-Bresson, "el instante preciso", la oportunidad única de lograr lo que pocos pueden hacer: una obra de arte.

El trabajo de Maier, calificado de clásico por algunos, realizado con cámara análoga, invita a vivir la fotografía de una manera pausada, donde la observación se vuelve más importante que la experimentación.

Pero, a su vez, refleja el tremendo instinto por atrapar ese momento que está a punto de escaparse. Sus retratos son espontáneos, capturados de manera sigilosa, con el mínimo posible de intervención del ambiente.

Apoyaba su cámara contra el pecho, miraba hacia abajo, directo al visor, y disparaba. Esa invisibilidad al fotografiar se descifra hoy como una prolongación de su propia personalidad, porque así es la fotografía: la imagen es una prolongación de los propios intereses y sensibilidad del fotógrafo. En el caso de Maier, una mujer descrita como introvertida y misteriosa, que por razones inexplicables dejó sin revelar la mayor parte

de sus imágenes. La antítesis de lo que vivimos hoy, donde todo el mundo quiere que todo sea visto por todos.

- Del 16 de octubre al 13 de diciembre en el Cultural de Las Condes, Av Apoquindo 6570. Entrada liberada.

- Del 17 de diciembre al 17 de enero del 2016 en el Parque Cultural de Valparaíso. Entrada liberada. En ambos lugares se exhibirá el documental Finding Vivian Maier, nominado al Oscar 2015 en la sección Documental.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.