Mariana sin culpa

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Ahí está, la hija de Patricio Aylwin, a los 67 años haciendo equilibrismo político. Incómoda en su partido, la Democracia Cristiana, y haciéndole oposición a la Presidenta por la que votó, pero sin decidirse a romper. ¿Es tibia, Mariana Aylwin? "Al contrario, soy bastante apasionada", dice sobre este papel de disidente. Aunque sin exagerar.




Paula 1209. Sábado 24 de septiembre de 2016.

Son tibios los democratacristianos.

Para nada. Es mucho más difícil ser democratacristiano que estar en posiciones extremas. Mirar la vida entre los buenos y los malos, entre los empresarios y trabajadores, entre los ricos y los pobres, es mucho más sencillo.

Más de gris que de blanco o negro.

De muchos colores, más que de gris. No es que seamos unos tibios. Yo rechazo ese calificativo, lo cual no significa que hayamos sido tibios en muchas ocasiones. La DC busca articular visiones distintas, pero eso no es ser indefinido.

Entonces Mariana Aylwin nunca es tibia.

Al contrario, soy bastante apasionada.

Tienes una forma muy compuesta, tranquila, no se te ve perdiendo el control.

Bueno, mira, tengo una formación, entre mi familia y mi colegio, que es de bastante control.

De su colegio, de las monjas ursulinas, recuerda el uniforme: falda bajo la rodilla color café, soquetes café, boina café. "Era horrible", dice. "Nos decían las gansulinas. Las que estudiamos ahí somos muy hijas del rigor: las cosas tienen que estudiarse, uno no improvisa, y cuesta sacarse eso. Creo que hay un valor en la espontaneidad, en el gozo, en improvisar, en la intuición, que un colegio tan estricto te coarta. Imagínate que no se podía ir a fiestas. Y nos hacían clases los sábados, literalmente, para que no fuéramos a Providencia.

¿Y qué había en Providencia?

Estaba el Coppelia.

Una heladería.

¿No te rebelaste?

Varias de mi curso se fueron al Liceo 7 y yo también abogué en mi casa por irme, pero no me hicieron caso. Mis papás no eran muy estrictos, pero sí muy cumplidores de las reglas.

¿Usabas bikini?

Por supuesto. Fue un hito cuando yo en la piscina de la casa de mi abuelo me puse bikini. Debo haber tenido 18 años.

Su marido una vez le dijo que si hubieran vivido como ella quería, aún seguiría manejando una citroneta. Mariana Aylwin, lo delata en cómo se viste, jamás llamativa, en cómo se peina, con esa melena de profesora, en cómo tiene decorado su departamento, sofás blancos, sobre la mesa Nescafé y galletas de vino, todo muy sobrio, en cómo habla, hasta en los temas más apasionados, apenas elevando la voz, que es una mujer austera, medida. Y, aunque dice que a los 67 se siente un poco más liberada, confiesa que aún vive los placeres mundanos –una rica comida en un restorán, una tarde de shopping– con algo de culpa. Que es trabajólica y que su gran gusto, a siete años de haber entrado en la tercera edad, es levantarse un poco más tarde. Y es ahí, bajo el calor de las frazadas, que le surgen las dudas sobre su futuro político. "A veces digo: ah, ser candidata. Pero prendo la tele a las 7:30 de la mañana y cuando veo a la Isabel Allende entumida en la calle hablando, digo: no quiero eso para mi vida. No".

"La muerte de mi papá no me suelta las trenzas en lo absoluto. No era una personalidad brillante que acaparara todo, no era autoritario, era una persona muy respetuosa de tu intimidad. Además se moría mucho más por mi mamá que por nosotros".

¿Acabas de salir como la figura DC mejor evaluada en la encuesta CEP y no quieres ser candidata a nada?

Podría ser. No es que me fascine la idea, porque lo encuentro un sacrificio enorme. Tengo que ver bien si lo deseo.

¿Una primaria presidencial?

No. Eso no se me pasa por la mente.

Mariana Aylwin fue vapuleada por su sector y la Iglesia cuando en 1995 presentó un proyecto de Ley de Divorcio. Veinte años más tarde le han cobrado la cuenta por apoyar a Andrés Velasco y por no cuadrarse con la DC en su apoyo a las reformas educacionales de Michelle Bachelet. Haber levantado una voz disidente apenas se anunció el fin al lucro y el fin al financiamiento compartido, le costó convertirse en una outsider: a la ex ministra de Educación de Ricardo Lagos, y quien fuera profesora jefe del actual ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, en el colegio, este gobierno es el primero en democracia que nunca le ha consultado su opinión en nada.

Pero lo que criticas estaba anunciado en el programa.

Estaba anunciado pero a mí nunca me gustó el programa.

Pero votaste por Michelle Bachelet.

Voté por ella porque soy democrata cristiana. Porque ganó una primaria con mucho apoyo y la Democracia Cristiana salió tercera y terminó apoyando algo que no necesariamente le gustaba.

¿Entonces te arrepientes de haber votado por ella?

No, no me arrepiento. Y, bueno y cuáles eran las alternativas. Lo que sí me duele, aunque yo no tenga tanta responsabilidad, es que la DC no haya tenido una voz más fuerte en este gobierno defendiendo ideas propias, sino que se haya sumado a la ola, a la ola de los estudiantes, a la ola de los eslóganes, a la ola de la gratuidad, del lucro, en fin. Le asigno mucha responsabilidad a la DC en que las cosas hayan salido como salieron.

¿Hasta cuándo sigue tu estadía en la DC?

(Suspira)

¿Dónde está el límite?

No creo en una Nueva Mayoría 2.0 y espero que la DC clarifique sus posiciones y tome una decisión en ese sentido y ahí veré cuán cómoda me puedo sentir.

Si no te sientes cómoda en una coalición con el Partido Comunista, ¿no es hora de rebelarse?

Pero si yo me he rebelado.

Tu carnet de militante sigue vigente.

Ah, pero bueno, es que eso es otra cosa.

Rebelarse es romper.

No. Bueno. No necesariamente. Yo también puedo dar una pelea interna.

Una pelea interna donde no pierdes nada porque no tienes ningún cargo público.

Me siento libre para decir lo que quiero. Puede ser una frescura, pero es parte de mi libertad.

Ahora que tu papá ya no está te sientes más libre para poder tomar una decisión así.

En absoluto, me siento tan libre como antes. De verdad que ese no es un tema para mí. La muerte de mi papá no me suelta las trenzas en lo absoluto. Él tenía algo que nunca nos acható. Mi papá no era una personalidad brillante que acaparara todo, no era un tipo autoritario, era una persona muy respetuosa de tu intimidad, de lo que tú pensaras, no era impositivo. Además, mi papá se moría mucho más por mi mamá que por nosotros.

¿Entonces no hay liberación?

No siento una liberación de mi padre en lo absoluto. Yo creo que una de las cosas que yo más admiré de mi papá fue su libertad. Mi papá cambió de opinión…

Eso es lo que le pelan...

Sí, le pelan. Él era una persona capaz de cambiar de opinión, de ver las circunstancias y adecuarse a las ellas.

¿Adecuarse para ti es un valor?

Por supuesto. Las personas viven en un contexto. Él compatibilizó ser súper firme con ser conciliador. Hoy la imagen de los jóvenes es de que la transición fue una claudicación, pero creo que si vieran las imágenes de mi papá peleando con los trabajadores del cobre y diciéndoles 'ustedes son unos privilegiados', o cuando lo pifiaron en el Estadio Nacional, o cuando sacó al señor Parera que no le pidió permiso para rendir homenajes en la parada militar, cuando indultó a los presos políticos el último día, se darían cuenta de que él hizo las cosas conforme a su conciencia y tuvo mucha libertad.

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Hablemos del aborto. Has dicho que hay que legislar, pero no cuál es tu posición.

Es súper impopular lo que te voy a decir, pero yo no he estudiado el proyecto.

¿Estás de acuerdo con que alguien se pueda hacer un aborto en los tres casos planteados?

Cuando hay riesgo para la mujer eso se puede resolver y no es necesario despenalizarlo, pero si se despenaliza no tengo problema, es una abundancia. Estoy de acuerdo que en casos de malformaciones que son muy complejas pueda tomarse una decisión informada en casos excepcionales.

¿Que se pueda abortar?

Que se pueda abortar, sí. Y en el caso de la violación me parece muy importante cómo se redacte el proyecto porque si es como estaba inicialmente, no sé cómo estará ahora, en el cual no hay que denunciar al violador, me parece que mejor hablemos claro: aborto libre y no despenalización en tres causales.

Si a tu nieta la violan...

El tema me lo plantearía, obviamente.

¿Sí o no, Mariana?

Bueno, es que resulta que no me gustan los sí y los no. Depende cómo sea la ley. Yo no quiero subterfugios. Si es despenalización en tres causales, hagamos eso y no aborto libre a través de una causal. Ese es mi punto.

¿Te da miedo que esta sea la entrada al aborto libre?

No es que me dé miedo. Es mejor ser transparente y no te digo un cosa y hago otra. Pero no me he metido mucho en el tema porque tampoco me quiero comprar otro tema más. No lo he estudiado bien.

"A veces digo: ah, ser candidata, pero prendo la tele a las 7:30 de la mañana y cuando veo a la Isabel Allende entumida en la calle hablando, digo: no quiero esto para mi vida. No".

Es una respuesta tibia, como para no mojarse.

No necesariamente, porque me he mojado en un montón de cosas y en esta también me mojaría si fuera parlamentaria. Pero no lo soy.

En lo que sí se ha mojado Mariana Aylwin, ha sido en la defensa rotunda –y no políticamente correcta– que hizo del grupo Laureate, dueños de un conglomerado educacional que incluye a la Universidad de Las Américas, y que ha sido cuestionado públicamente por la calidad de sus establecimientos y por sospechas de que lucre. Mariana dijo a la prensa: "Laureate tiene un prestigio en el mundo y no ha retirado ganancias".

¿Por qué lo hiciste?

No sabes la cantidad de gente que me dijo no te metas en eso, para qué, pero ¿sabes qué? me da lo mismo. Yo no tengo nada que ver con el grupo Laureate, ni los conozco. Ellos han cumplido las leyes chilenas, han hecho inversiones, no han retirado dividendos y, por último, sus universidades han sido acreditadas. Entonces yo digo: no entiendo. No los estoy defendiendo a ellos, estoy defendiendo la institucionalidad que han cumplido. ¿Pero, sabes por qué lo hice?

Por primera vez Mariana habla agitada, con vehemencia. Porque hay 170 mil alumnos que estudian en el grupo Laureate, por ejemplo en la Universidad de Las Américas, que son los más pobres que ingresan a la educación superior. Entonces, ¿queremos que se vaya el grupo Laureate y que esos 170 mil jóvenes se vayan a dónde? ¿Cuál es el plan B?

¿No les están vendiendo una falsa sensación de que son profesionales, cuando el mercado los va a tratar como si no lo fueran?

Eso no es cierto. Todos los estudios demuestran que todas esas personas que salen con más años de estudio tienen mucho mejores posibilidades de ingresar al mercado laboral y tener mejores remuneraciones y eso está comprobado. Hay que ver cómo esas universidades son cada vez mejores y ahí el rol del Estado es muy importante. Yo tengo respeto por esos jóvenes que ingresan a esas universidades, por esas familias que hacen un tremendo esfuerzo para que ellos estudien ahí y los respeto porque yo trabajo en sectores vulnerables con colegios en los cuales esas son las alternativas para esos jóvenes. Y es preferible que esos jóvenes vayan ahí a que no vayan a ninguna parte.

¿Y eso no es conformarse con muy poco?

Pero oye, si esto es gradual.

Estás bien lejos de Michelle Bachelet.

¿Sabes qué?, me parece que hay una visión elitista en que todas las universidades tienen que ser como la Universidad de Chile o Católica y que todo el resto es malo. Perdón, pero si queremos que nuestra población sea más productiva la continuidad de estudio tiene que empezar de esta manera. Con los años debiéramos tener universidades más complejas. También esa división que los pobres van a la educación técnico profesional y los ricos a la universidad me parece que es elitista y no lo comparto.

¿Dices que el gobierno de Bachelet es elitista?

En este tema ha sido lo más elitista que hay. Aquí los que han influido en la reforma a la educación superior son fundamentalmente los rectores de las universidades públicas, pero especialmente el rector de la Universidad de Chile.

¿A ti no te importa el lucro en la educación?

A mí no me importa el lucro en la educación siempre que no se cometan abusos.

¿Puede ser la educación un negocio para alguien?

No me gusta la educación como un negocio, pero sí creo que puede ser la actividad profesional de profesores que arman un colegio, de familias que tienen una vocación y que pueden vivir de eso, no le veo el problema.

¿De qué vives tú?

De los pagos que tengo por las asesorías que hago por la Fundación Oportunidad, de la que soy presidenta (que tiene dos colegios, en la Pintana y en Lo Espejo) y por la Corporación Aprender, donde soy directora ejecutiva. Pagos como empleada porque son instituciones sin fines de lucro.

¿Cómo quedan las mujeres que están en política después de Michelle Bachelet?

Sería un acto de machismo espantoso suponer que los problemas de este gobierno y de Michelle Bachelet sean porque es mujer. Ha habido gobiernos pésimos encabezados por hombres. Pero no me cabe duda de que con lo que ha pasado con Dilma y Cristina y Michelle, ese sentimiento va a estar presente.

¿Cuál es tu relación con Bachelet?

Yo nunca he sido cercana, nunca he tenido amistad con ella, ni alguna actividad social con ella. En lo personal le tengo aprecio, simpatía. Políticamente tengo muchas diferencias.

¿Consideras que su gobierno ha sido un desastre?

No me gustan los calificativos tan catastrofistas, pero no cabe duda que Chile está estancado y no puede seguir así.

¿Eres feminista?

Tengo mucha conciencia de las dificultades de las mujeres en su vida cotidiana y en el acceso a puestos de poder. Soy feminista y creo en la ley de cuotas. Creo también que vivimos en una sociedad en la cual todavía los hombres no se hacen cargo de los hijos. Tengo una hija casada con un espa- ñol y para ellos no es que el marido le "ayude" a la señora, es que se da por hecho que es una tarea común. En cambio mi experiencia con los hombres chilenos… Todavía las mujeres trabajan muchísimo y mientras más se incorporan al mercado laboral, la vida les es muy difícil.

La flexibilidad laboral es vista como una herramienta de potencial abuso por parte de los empleadores.

Lo encuentro lamentable. Yo no puedo entender cómo las mujeres no hemos sido capaces, y cómo Ximena Rincón, que estuvo a cargo de un proyecto de reforma laboral, no fuera capaz defender la flexibilidad laboral que es necesaria para las mujeres y los jóvenes.

Ximena Rincón es DC, ¿ella tampoco te escucha?

Durante este gobierno no he conversado nunca con ella. ¿Porque eres vista como una persona de derecha? O sea… en el partido me han tratado de conservadora, etcétera, pero mira, no me importa.

¿No te entran balas?

No me entran balas.

¿No sufres con la política?

No sufro con la política.

¿Pones Mariana Aylwin en el buscador de Twitter?

A veces, y claro, me sacan la mugre y lo tomo como es. Pero te voy a reconocer que cuando insultan mucho a mi papá a esos los bloqueo.

En resumen, Mariana, has sido díscola, pero tampoco te has ido al chancho.

No, porque yo no soy para irme al chancho, no es mi personalidad irme al chancho. Si soy democratacristiana, qué querís que le haga.

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