Teatro chileno en África

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En abril de 2015, Florencia Quinzio (25) y Jorge Morales (30) emprendieron un viaje a Cape Town, Sudáfrica, con un proyecto inédito: montar espectáculos con su compañía de Lambe Lambe –un formato de teatro portátil– en orfanatos, colegios y poblaciones de la zona, buscando que los espectadores se conecten con sus raíces y, a la vez, difundir las tradiciones ancestrales de América.




Paula 1190. Sábado 2 de enero de 2016.

En abril de 2015, Florencia Quinzio (25) y Jorge Morales (30) emprendieron un viaje a Cape Town, Sudáfrica, con un proyecto inédito: montar espectáculos con su compañía de Lambe Lambe –un formato de teatro portátil– en orfanatos, colegios y poblaciones de la zona, buscando que los espectadores se conecten con sus raíces y, a la vez, difundir las tradiciones ancestrales de América.

Annaken, una niña originaria de Punta Arenas, le escribe una carta a otra niña en África, donde narra la historia de sus antepasados Selknam. Así parte La bisnieta del señor Kankoat, la obra de 10 minutos escrita por la actriz chilena Florencia Quinzio, quien junto a su marido, el diseñador Jorge Morales, crearon una compañía llamada Lambe Queltehue con la que desde abril recorren distintas ciudades y poblados de África, un destino que eligieron no solo porque siempre les fascinó por su cultura y su música, sino también porque encontraban que la historia que ellos iban a contar era muy relacionable con la historia de los pueblos originarios de África. Una vez decidido el lugar, empezaron a contactar fundaciones, orfanatos y colegios online, y así emprendieron un recorrido que ya lleva nueve meses y que planean seguir extendiendo por el vasto continente.

Florencia y Jorge vieron por primera vez una interpretación Lambe Lambe hace dos años, en un taller dictado por la compañía Perro Bufo. Se trata de una técnica que apareció por primera vez en los años 80 en Brasil y que permite que pocos espectadores vean una obra dentro de una caja escénica. El Lambe tradicional solía encontrarse en las estaciones de trenes, como una suerte de formato rápido y creativo de entretención que cautivaba a los que esperaban el tren: éstos metían la cabeza adentro de la abertura, se tapaban con una manta para bloquear la luz e interactuaban –durante pocos minutos– con una situación teatral, intima y personal, ejecutada con títeres y música. El Lambe adaptado de Florencia y Jorge, en cambio, cuenta con una estructura de dodecaedro que permite que la experiencia sea compartida entre cinco espectadores y que, además del performance de marionetas hechas de madera de balsa y la escenografía, cuenta en su interior con luces led y un proyector para complementar la obra. Al materializar su versión del Lambe lo presentaron en el Festival Internacional de Lambe Lambe de Valparaíso organizado por Oani, una de las compañías fundadoras de esta técnica en Chile.

"Llegamos en el mejor momento porque, al igual que en Chile, hay una ola de tecnología que invade a los niños en Sudáfrica. Entonces, cuando ven esta obra se detienen y piensan: "nosotros también tenemos una identidad propia", y se enorgullecen", cuenta Florencia Quinzio desde África.

En abril partieron a África, donde emprendieron la travesía por Sudáfrica, Namibia, Botswana, Zimbabwe, Zambia, Tanzania y Mozambique, compartiendo esta experiencia intercultural en colegios, orfanatos y fundaciones que los acogieron. Hasta el momento se han presentado en colegios privados para niños de poblaciones y en varios orfanatos, impresionados con la realidad que se vive en lugares de extrema pobreza, pero también felices de haber comprobado que una historia sobre las raíces Selknam le hace sentido también a los niños de otro continente. "Se identifican porque ellos también tienen pueblos originarios de los cuales no saben mucho. Llegamos en el mejor momento porque, al igual que en Chile, hay una ola de tecnología que invade a los niños en Sudáfrica. Entonces, cuando ven esta obra se detienen y piensan 'nosotros también tenemos una identidad propia', y se orgullecen", cuenta Florencia. Al escribir la obra se inspiró en los Selknam porque ellos, como los pueblos originarios de África, se pintaban las caras y tenían rituales de iniciación muy parecidos. "Al igual que Annaken, la protagonista en el relato, los niños también se sienten orgullosos de sus raíces después de ver la obra, y eso es lo que queremos lograr", comentan.

Como parte de la iniciativa, luego de la obra –que montan seis o siete veces en cada lugar– realizan talleres en donde los niños le responden a Annaken y también pintan un dodecaedro. Para la pareja, que está postulando al fondo Ventanilla Abierta del CNCA y vendiendo poleras con diseños de Jorge para financiar el proyecto, más que un impacto cultural, la experiencia les ha servido para ver que se puede generar intercambios y entregar un mensaje a comunidades lejanas. Con una 4x4 recién comprada, hoy Florencia y Jorge acaban de empezar a subir por el continente en búsqueda de otros lugares donde entregar su arte. "Nos impresiona que los niños se interesan mucho por la historia y, pese a las barreras de idioma, cultura y tradiciones, se genera una cercanía", cuentan. www.lambequeltehue.com

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