Un choro cabreado

Hace un par de semanas cerca de 8.000 personas asistieron a la 16ª Cumbre Guachaca en la Estación Mapocho, en la que consumieron 7.000 litros de pipeño y alrededor de dos mil empanadas y anticuchos. ¿Y qué es la cumbre guachaca? E, incluso, antes de eso: ¿Qué vendría siendo ser guachaca? Aquí, su máxima autoridad, el músico Dióscoro Rojas, cuenta de qué va este popular asunto que hasta inviste rey y reina cada año.




Paula 1121. Sábado 11 de mayo 2013.

"Merecemos esta fiesta, merecemos abrazos, alegría y baile. Queremos terminar con el cuiquerío que nos quiere ordenar la vida. Nosotros no tenemos los papeles al día y queremos ser felices. Con la ayuda de fray Andresito, a quien nos encomendamos siempre, todo va a estar bien", afirma Dióscoro Rojas (62 años), el Gran Guaripola Guachaca, la más alta magistratura del movimiento que nace satirizando la Cumbre de las Américas que se realizó en 1998 y que adoptó como lema: humildes, cariñosos y republicanos.

¿Cómo lo presento? ¿Como músico? ¿Poeta? ¿Guachaca?

Preséntame como un compositor que ha tenido que hacerle hasta al zapateo americano para poder vivir… Algo así como el dicho: Si te caen limones, qué vas a hacer... ¡Limonada!

La noche del viernes evidencia la abrupta llegada del otoño y, fuera, en no más de quince bocanadas, Dióscoro despacha un cigarro. Desde hace cuarenta y cinco minutos que quería hacerlo, pero desde que lo "llamó el vicio" decenas de fotos, abrazos y saludos, atrasaron su salida.

Dióscoro debe regresar cuanto antes. Esta noche debe despedir a los salientes reyes guachacas -el comediante e ilustrador Rodrigo "Guatón" Salinas y la periodista Scarleth Cárdenas- y ungir a los nuevos soberanos, el periodista Polo Ramírez y la actriz Delfina Guzmán.

"Para ser guachaca solo hay que ser humilde, cariñoso y republicano. El cuiquerío siempre le da ese sentido. Los cuicos hablan de nosotros los populares como borrachos, picantes, guachacas. Nosotros no les damos lecciones a nadie de cómo deben vivir, y esperamos que con nosotros hagan lo mismo".

En el escenario, el Trío Inspiración anima la fiesta con boleros, entre ellos, su versión de Una pala y un sombrero, de Gervasio.

"¿Hay cuicos?", pregunta Carlos 'Petete' Carvacho, periodista y animador oficial de la Cumbre, algo así como el ministro secretario general de los guachacas. "¿Qué Sensation White ni Lollapalooza? ¡Acá estamos los chilenos, los guachacas!", y todos los presentes alzan sus jarros plásticos rojos con terremoto.

Dióscoro se pasea discretamente supervisando cómo avanza la celebración, mientras da una entrevista tras otra. Decenas de periodistas lo encandilan con los destellos de sus cámaras. Ya perdió la cuenta de las entrevistas que ha dado, y qué duda cabe, solo le falta aparecer como entrevistado en El eco de Lourdes.

Las actividades en el marco de la Cumbre partieron hace varios días e incluyeron una actividad junto al Ministerio de Bienes Nacionales, en la que declararon al Matadero Franklin como "Patrimonio Guachaca. Monumento de los Sentimientos de la Nación". También el "Chicha Fashion", la Gala Guachaca en el que se convocó, especificando que la tenida oficial amerita lustrar los zapatos en el caso de los hombres y una florcita en el pelo y "espolvorearse su mejor colorete", en el caso de las damas. Dióscoro ha sido el anfitrión de cada una de ellas.

Durante el año seguirá apareciendo en la prensa por la cumbre en regiones. También por la campaña invernal "Un Calzoncillo Largo Pa' Chilito", donde recolectan ropa interior. El año pasado juntaron diez mil prendas que entregaron al Hogar de Cristo. En septiembre hacen el Mundial del Pebre, y para la Navidad la campaña de los Reyes Vagos.

Los guachacas que le sacan brillo a la pista de baile le ofrecen terremoto a Dióscoro. Él, muy a la moda, pasa.

¿Por qué no toma?

Soy de un pueblo donde la amistad se hacía en los mesones con un vaso de vino en la mano. Y a mí me daba vergüenza cuando mi papá tomaba, no me gustaba pasar con él al frente de las niñas que me gustaban. Era un padre maravilloso y no era que hiciera escándalos ni nada anormal de lo que hacía la gente en Lontué, pero me daba vergüenza. Yo tomaba, pero cuando nació mi hija me chanté porque no quería que le diera vergüenza.

¿Tomaba harto?

Sí, a veces.

¿Daba jugo?

No, me daba por cantar, por inventar poesías.

¿Se puede ser guachaca sin tomar?

Para ser guachaca solo hay que ser humilde, cariñoso y republicano. El cuiquerío siempre le da ese sentido. Los cuicos hablan de nosotros los populares como borrachos, picantes, guachacas. Bueno, nosotros lo asumimos y ya, qué jué. Igual, esta carita de curao no me la gané en una rifa. Yo voy a borracherías y los entiendo. Nosotros no les damos lecciones a nadie de cómo deben vivir, y esperamos que con nosotros hagan lo mismo.

GUACHACA CON IPHONE

¿Qué es la cultura? ¿Qué es la chilenidad? ¿Qué es ser guachaca?

La cultura es una consideración de las elites para mostrar lo maravillosos que son. Yo no creo en eso, yo creo en la chilenidad. Primero hablemos de chilenidad, después de cultura. Y la chilenidad es un espíritu y una forma de vivir común en los chilenos. Por ejemplo, la festividad, cómo hacemos las fiestas. Nosotros no somos Brasil, acá no nos entra un carnaval ni somos buenos pa' la samba. Solo en la Octava Región hay 180 fiestas distintas, entonces no me digan que este pueblo no tiene identidad pues. Y son fiestas grandes y participativas. Nosotros los guachacas no hemos inventado nada, ni El Quita Penas, ni La Piojera, ni el terremoto ni La Vega; nosotros vivimos esos espacios. ¿Por qué no podemos recuperar la felicidad? Todas nuestras fiestas lindas, tradicionales, han sido censuradas y ¿por quién? Por todos aquellos que hablan en nombre de la cultura se han arrogado el derecho de hablar por nosotros.

¿En qué momento lo popular se instala en una guerra contra el cuiquerío?

Desde que partimos con los guachacas hemos ido aprendiendo. Nosotros decimos que no tenemos objetivos generales ni específicos, porque no tenemos ni una hueá clara, porque no somos cartesianos, somos chilenos.

Pero al menos al principio todo era contra el cuiquerío. ¿Qué tienen los cuicos?

El cuiquerío es para nosotros todos aquellos a los que no les gusta Chile. Y no tiene que ver con las clases sociales; hay cabros en poblaciones que juran que viven en el Bronx.

¿Y esos cabros son cuicos?

Yo creo que sí porque no les gusta Chile. Lo mismo esos que prefieren Europa. O los que van a Miami a comprar cuestiones chinas que venden en Patronato. Los cuicos son los que no les gustan los chilenos.

¿Qué quieren los guachacas?

Queremos pistas de baile, fiestas dignas, lindas y participativas. Queremos celebrar. Aspiramos a que nos tomen en cuenta. No queremos hacer la revolución, solo exigir nuestro derecho a emocionarnos.

¿Se puede ser guachaca con iPhone?

Sí, Petete tiene uno y lo ocupa pa' trabajar. Y el trabajo es parte de la vida del guachaca.

¿Y usando H&M?

No sé lo qué es. ¿Una marca? No cacho.

¿Le pega la cueca al iPad?

Yo conozco gente que tiene cuecas en el iPad. ¿Y por qué no? La cueca está por todos lados. La tecnología es acogida por los guachacas, mientras no se pierda el cariño. El cuico es la persona que gasta dinero en cosas que no le gustan, para impresionar a gente que ni conoce. Eso sí que no nos gusta.

Dióscoro es el noveno de once hermanos. "Desde chico tuve que trabajar porque mi familia era pobre y el trabajo requiere de disciplina. Cuando te sacas la cresta en una construcción llegas muerto de cansado a tu casa y lo único que quieres es dormir, no podís andar con tonteras, _a no ser que quieras que te echen. Por eso es que nunca he probado las drogas, porque soy de otra laya".

EL HIJO DE JÚPITER SALTIMBANQUI

Nacido en mayo del 50, Dióscoro aparenta más años de los 62 que tiene. Zurcos que parecen el delta de un accidentado río atraviesan su rostro. Su pelo negro comienza, levemente, a asomar canas.

"Yo tenía una polola que se enojaba porque no me salían canas y yo le decía que no tengo la culpa, que ojalá pudiera tener el pelo blanco, pero parece que es verdad eso que dicen de que a los indios no les salen canas y que no hay indios pelaos tampoco".

Dióscoro es separado y vive con su hija, que recientemente ha egresado de Licenciatura en Historia, y su nieta, de nueve años. Dice que no ha tenido muchas pololas. "Soy cordoncito de un solo zapato", afirma y se escabulle. "No es que no me guste hablar, pasa que tengo una polola francesa que veo un par de semanas al año y que a estas alturas ni sé si es imaginaria".

Oriundo de Lontué, un pueblo de Curicó, Dióscoro es el noveno de once hermanos. Su padre era tonelero, –oficio que tiene que ver con la construcción y mantención de los toneles en los que se almacena el vino– y, al igual que la mayoría de la gente de esa época, trabajaba en la industria del vino. "Lo pasábamos bien, tocábamos guitarra. Mi papá era sacristán y campanero. Tocaba las campanas maravillosamente y mi mamá cantaba en el coro de la iglesia. Yo era acólito y después de ayudar en la misa, el curita me daba un sanguchito de queso con un café con leche. En las misas de muertos nos pagaba como cinco pesos con lo que me compraba dulces".

No bien terminó la enseñanza media en Talca, Dióscoro se vino a Santiago para estudiar en el conservatorio. Vivía con unos sacerdotes jesuitas y también trabajaba en la construcción. La Unidad Popular estaba en su apogeo.

"No me gustan los perros porque son discriminadores. Yo no he visto que muerdan a tipos que salen de grandes autos. Pero anda para otro barrio, te ladran a todos, no te dejan en paz. A mí me muerden".

Usted venía de cantar en la iglesia, en las fondas. ¿Qué encontró en el conservatorio?

Una vida distinta a la mía. O sea, yo venía de un mundo musical más cercano a los boleros. Y me daba un poco de vergüenza. A mi mamá le gustaban las películas mexicanas, las películas de Cantinflas. A mi hermana le gustaba la música clásica, y así, entre los 11 hermanos teníamos que ponernos de acuerdo para escuchar la única radio que teníamos y que solo funcionaba las 6 horas diarias que teníamos luz. A pesar de sentirme distinto, estaba maravillado. Me impresionó lo que mis compañeros sabían de música, la técnica que tenían, gente que desde los cinco años tocaba el piano, durante 6 horas. Me fascinaba lo que sabían.

Dióscoro estuvo en el conservatorio hasta 1973, cuando la dictadura se dejó caer con la violencia que conocemos. Ahí, la vida del Guaripolo Guachaca se vuelve saltimbanqui. Vivió en Argentina. Viajó por el mundo. Callejeó. Se codeó. Hizo una asamblea romántica, la primera versión de La Negra Ester y hasta apareció en una producción de Raúl Ruiz.

A usted se le atribuye la paternidad del Canto Nuevo…

Me lo atribuyen porque la primera peña que yo tuve se llamó la Peña del Canto Nuevo. Después hicimos una agrupación de Canto Nuevo por el año 76 o 77. Yo creía que en ese tiempo se necesitaba una canción más sencilla. Estábamos en dictadura y desde hace un rato ya venía una corriente al interior del conservatorio que procuraba hacer una canción que no fuera tan política expresamente.

¿Por qué un canto nuevo?

Porque es un canto más urbano, menos conceptual y más directo, además muy artístico y metafórico porque en esa época había que decir las cosas con metáfora. Y hubo grandes intérpretes como Santiago del Nuevo Extremo. La Cantata Santa María debe ser una de las obras importantes que se ha hecho en Latinoamérica.

¿Cómo era su vida de cantante?

Comencé en los barrios y en las poblaciones. Fui hasta a la tele. Una vez hicimos un programa entero con el Payo Grondona, el Ángel Parra y el Víctor Jara. Igual no iba tanto a la tele porque prefería quedarme con mis amigos conversando. Me interesaba más la vida misma.

¿Cómo era esa vida misma?

Santiago era un barrio lindo, conversábamos harto. Era todo tan interesante. La gente era tan interesante. La vida era muy interesante.

Dióscoro coronó como reyes guachaca este año a Delfina Guzmán y rey a Polo Ramírez.

LOS PERROS Y LA MARIHUANA

"Es distinto el mundo hoy", reflexiona. "Hoy hay que respetar a los animales porque se supone que aman, se abrazan y hasta conversan. Y pa' uno, que viene de un mundo en el que cuando volvías del liceo hasta el mismo perro de tu casa se te tiraba encima y tenías que agarrarlo a patadas para sacártelo de encima, esto es algo muy raro".

¿Por qué?

Si en una esquina un lote de perros te quieren morder, ¿qué vái a hacer? Agarrarlos a patás no más. No vas a dejar que te muerdan, ¿o sí? No me gustan los perros por eso, porque son discriminadores. Yo no he visto que muerdan a tipos que salen de grandes autos. Pero anda pa' otro barrio, les ladran a todos, sobre todo a los que viven en la calle. No los dejan en paz. A mí me muerden. El otro día andaba en una casa y me mordió un perro. Y la mujer me dijo: "Qué raro, este perro no muerde". Eso no puede suceder. ¿Y todo en nombre de qué? De los animales. Entonces uno anda a con-trapelo  con  estas modas. Lo mismo con esto de la legaliza-ción de la marihuana.

¿Por qué está en contra?

No es que esté en contra o a favor. Yo me pregunto: si legalizamos la marihuana, ¿por qué no legalizamos la pasta base?

No es lo mismo…

Es el mismo principio. ¿Y quién administraría eso? En un país tan pobre y desigual, ¿qué pasaría? A lo mejor en Holanda, sí, porque allá la gente va a los restoranes y no es al lote. Es otra cosa, vas, te registran en un libro. No es tan fácil. Yo he estado en Holanda. Por eso que no me gustan las abstracciones ni me gusta que los políticos, los ministros y senadores, sobre todo los que son cargados a la derecha, hablen en nombre de Chile. ¿Qué vendría siendo Chile para ellos? De nuevo vivo a contrapelo. Este sábado tengo que ir a una población con un curita a hablar de esto.

¿Y qué va a decir?

Voy a hablar no más. Les voy a decir que para los guachacas la única droga es la esperanza. Que tenemos que resolver grandes problemas, en especial el de la pobreza.

¿Ha consumido alguna vez?

No conozco la droga, nunca la he probado porque yo soy de otra laya.

¿Qué laya?

Desde chico tuve que trabajar porque mi familia era pobre y el trabajo requiere de disciplina. Cuando te sacái la cresta en una construcción llegái muerto de cansado a tu casa a las once de la noche y lo único que querí es dormir porque al otro día tenís que levantarte a la 6, o sea, córtala, no podís andar con tonteras, a no ser que quieras que te echen. Y eso uno no lo quiere, menos cuando tenís familia, personas que dependen de tu sueldo, de esas doscientas lucas que son lo que gana la mayoría de las personas en este país. Cuando tú venís de ahí, mirái absorto este tipo de situaciones. Yo soy padre de una hija y abuelo de una nieta y en mi casa no hay drogas ni gente que se drogue cerca porque no quiero ese ejemplo. Es terrible lo que hace la droga en las personas.

La noche avanza en la Cumbre. Los guachacas brindan, bailan, se abrazan.

"A mi abuela le encantaba bailar cueca. Para el dieciocho bailábamos, hacíamos fiestas, salíamos. Para la Navidad cantábamos villancicos. Y eso me emociona. Y eso es lo que yo quiero que suceda. Yo quiero que tengamos fiestas alegres, que seamos cariñosos. Yo me la creo, estoy convencido de eso. Cuando viene alguien y me habla de mi negocio yo pienso, o sea, tengo 62 años y no tengo auto ni casa. No hay año que no me repita: "este año si que doy el pie para el chalé".

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