Desconcierto y frustración se apoderan de Bolivia tras el fallo

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A medida que se conocía el fallo la preocupación entre las personas reunidas en la Plaza Murillo iba creciendo. La sentencia fue recibida como un verdadero nocaut en La Paz.


"No ha sido un fallo feliz para los bolivianos". La breve frase que pronunció el vicepresidente Álvaro García Linera en las escalinatas de la Casa Grande del Pueblo, casi 40 minutos después del término de la lectura de la sentencia de la Corte Internacional de La Haya, fue el único reconocimiento que hizo el gobierno de Evo Morales del impacto que causó en Bolivia la derrota sufrida en su demanda marítima.

Bolivia no esperaba un resultado tan categórico como el que se conoció este lunes, cuando 12 de los 15 jueces del máximo órgano jurisdiccional de las Naciones Unidas desestimaron todos y cada uno de los ocho argumentos esgrimidos por ese país en su demanda y sentenciaron que no existía una obligación jurídica de negociar por parte de Chile.

La "desazón", la "frustración", conceptos utilizados de manera reiterada durante la jornada por varios excancilleres y dirigentes políticos a la hora de analizar la sensación que les dejó la derrota en La Haya, se extendió a la mayoría de los bolivianos.

A eso de las 9.20 horas local, cuando el presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf, llevaba apenas unos minutos leyendo el dictamen, el silencio se apoderó de la Plaza Murillo, donde se habían congregado cerca de 300 personas -miembros de organizaciones sociales que apoyan al gobierno de Evo Morales- y algunos pocos parlamentarios oficialistas que prefirieron salir del salón de honor del Congreso, para seguir el histórico acto que se llevaba a cabo en el Palacio de La Paz, a casi 14 mil kilómetros de distancia, a través de pantallas gigantes de televisión.

El rostro de las personas presentes en la Plaza Murillo delataba la preocupación que se iba apoderando de los bolivianos a medida que el presidente de la CIJ iba desbaratando por amplia mayoría todos los argumentos que sustentaban su demanda. Fue en ese momento cuando la mayoría de la gente prefirió dejar de escuchar la lectura de la sentencia y se retiró hacia el interior de la plaza para gritar "mar para Bolivia" con más frustración que convicción.

"Es un mal resultado para Bolivia, hemos hecho lo que teníamos que hacer, pero no hemos obtenido los resultados esperados. Esto no nos favorece, pero es para tenerlo muy claro hacia adelante", indicó el vicepresidente de la Cámara de Diputados, el oficialista Víctor Gutiérrez.

Para entonces, en La Haya, el expresidente Carlos Mesa reconocía en privado a los miembros de la delegación boliviana que acompañaban a Evo Morales lo contundente del fallo con un lacónico "nos hicieron polvo".

La reacción oficial de Bolivia, sin embargo, sería otra. Una que buscó matizar de alguna forma el duro golpe. "No hay una obligación, pero sí una necesidad, no solo para estos países, sino para la región, de resolver temas pendientes que aún quedan entre Bolivia y Chile", señaló el Presidente Evo Morales en un breve mensaje desde las puertas de la corte en La Haya.

Morales dijo que el fallo abría puertas al diálogo con Chile, haciendo referencia al párrafo 176 de la sentencia, que alude a la solicitud de los jueces de que el dictamen no sea percibido por Chile como un obstáculo para seguir conversando de buena fe con Bolivia.

Tal como estaba previsto, Morales sería el primero en reaccionar y su discurso marcaría la línea con la que se movería el oficialismo y se trataría de alinear a todos los bolivianos. Tarea, sin embargo, que se veía difícil de lograr.

"Ningún Presidente de Bolivia se va a atrever a decir que se acabó la demanda marítima", señaló el excanciller Javier Murillo. Según él, en su considerandos la corte concedió a Bolivia apenas el mínimo que se podía esperar de un tribunal que busca la solución pacífica de las controversias. Pero nada que sirva a Bolivia para seguir adelante. "No me queda claro a qué apunta el gobierno de Evo Morales. Lo único que cabe ahora es un profundo proceso de reflexión que puede durar años", recalcó.

Un exdiplomático con 30 años de trabajo en la Cancillería boliviana -quien pidió reserva de su nombre- fue aún más enfático. "Con este fallo se ha licuado toda la política exterior boliviana relacionada con el tema marítimo", señaló. Durante todo ese tiempo, indicó, Bolivia había argumentado las resoluciones de la OEA para presionar a Chile a negociar una salida al mar y "hoy la corte nos ha desarmado, señalando que las resoluciones de la OEA no son vinculantes".

"Bolivia debe cambiar su conducta. Lo que debe buscar es establecer una posible negociación sobre la base de un entendimiento geopolítico comercial, tal como se avanzó en los periodos de los presidentes Paz Zamora y de Rodríguez Veltzé. Dejar de lado los argumentos emocionales, que tanto se exacerbaron, y buscar una relación basada en la cooperación y en una inversión interesante", manifestó Fabio Ilich, experto boliviano en derecho internacional.

Tras el fracaso de la demanda ante La Haya, dirigentes de los gremios de los transportistas bolivianos pidieron al gobierno acusar a Chile del incumplimiento del libre tránsito establecido en el Tratado de 1904, argumentando los atrasos que sufren los camioneros en cruzar la frontera. Si bien la posibilidad de denunciar este tratado quedó postergada por la presentación de la demanda ante la Corte de La Haya, no ha sido despejado por completo. Sin embargo, el excanciller Murillo no cree que tenga ninguna viabilidad dar ese paso. "Para ir al tribunal internacional de arbitraje se requiere el acuerdo de Chile y Chile nunca va a dar ese acuerdo" afirmó. El único paso, añadió, sería ir a la Aladi por temas comerciales.

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