Las razones de Kast para declararse opositor al gobierno

La Ley de Identidad de Género, la reforma tributaria y el anuncio de un proceso constituyente son algunas de las “decepciones” que el Partido Republicano resiente.


La última vez que hablaron fue el 22 de octubre. En esa ocasión, y de manera telefónica, el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, le reclamó al Presidente Sebastián Piñera por la declaración de estado de emergencia en el país, decisión que, para el exdiputado, había sido “tardía”.

Antes, tampoco había habido una relación muy fluida entre ambos. De hecho, desde que Piñera llegó al gobierno, Kast y el Mandatario únicamente habían tenido un intercambio de palabras, que se produjo el día en que el politólogo norteamericano Francis Fukuyama expuso en La Moneda, en mayo del año pasado. Nada más.

Pese a los varios llamados y mensajes -públicos y privados- que el excandidato presidencial le envió al Jefe de Estado en distintos momentos de su administración, no hubo respuestas desde La Moneda.

Y llegó el 21 de enero, cuando Kast fue hasta la sede de gobierno para solicitar, como presidente del partido recién constituido, una audiencia con Piñera. Pero, una vez más, no tuvo respuesta.

Así, la colectividad anunció este lunes que se declaraba opositora al gobierno y, en particular, dijeron que “nos hemos instalado en la oposición al itinerario constitucional que ha instalado el gobierno”. Al respecto, Kast aseguró a La Tercera que “oponerse a este gobierno también es oponerse al ‘apruebo’ y al cambio constitucional que nos quieren imponer. Sebastián Piñera es el responsable de que tengamos un plebiscito y será el culpable si tenemos que pasar dos años discutiendo una hoja en blanco. Votar ‘apruebo’ es votar por Piñera”, lanzó.

Según detallan directivos de la tienda, la decisión del Mandatario de dar luz verde a una nueva Constitución fue “la gota que rebasó el vaso” y terminó de “defraudar” a los partidarios de Kast.

Esto, pues las mismas fuentes explican que “habían sido muchas las advertencias” que le habían hecho al gobierno, pidiendo que no se dejara de lado el programa del Ejecutivo. Pero, precisan, “la primera decepción” vino apenas iniciada la administración de Piñera, con la aprobación de la Ley de Identidad de Género, fuertemente resistida por el Partido Republicano y el mundo evangélico que, dicen, ellos habían convocado para respaldar al Presidente en segunda vuelta.

Con el andar de los meses, vinieron otras “decepciones”: una reforma tributaria que, al buscar un acuerdo con la oposición, no cumplió con el compromiso de campaña de rebajar los impuestos. Y, adicionalmente, las promesas de “achicar el Estado” y “terminar con el nepotismo” tampoco habrían sido atendidas por el Ejecutivo.

De este modo, la llegada de la crisis y la aparición de “fórmulas populistas” -tal como califican en la colectividad- y los problemas en el resguardo del orden público hicieron que el entorno de Kast pasara del desengaño a la molestia. Y el golpe de gracia fue la reunión en la casa de Piñera el 10 de noviembre, en donde Chile Vamos y el gobierno anunciaron que impulsarían una nueva Constitución.

“El gobierno está destruyendo las bases de nuestra institucionalidad”, acusan ahora los republicanos.

¿Acuerdos electorales?

Desde la directiva del Partido Republicano dicen que la decisión de situarse en la oposición al gobierno no afectará su relación con Chile Vamos de cara al plebiscito del 26 de abril

Esto quiere decir que seguirán trabajando -como lo han hecho hasta ahora- de manera coordinada con el conglomerado de gobierno para la campaña del “rechazo”, sobre todo en la búsqueda de apoderados de mesa para el día de la votación.

Ahora bien, respecto de eventuales acuerdos electorales o entendimientos para enfrentar las elecciones municipales y de gobernadores regionales no hay claridad. Sin embargo, en el entorno de Kast precisan que “nuestro objetivo siempre han sido las elecciones parlamentarias”. Es ahí, enfatizan, donde están sus mayores apuestas, mientras que para los comicios de fin de año van a jugar sus fichas de manera estratégica, para lo que ya estaba prácticamente descartado un entendimiento con Chile Vamos.

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