Ribera deja la Cancillería tras reforzar el rol del ministerio ante La Moneda

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Durante la mañana, a través de un llamado del Presidente Sebastián Piñera, Teodoro Ribera supo que no continuaría al mando de la cartera. En los trece meses que lideró el ministerio se ocupó de retomar el diálogo con los excancilleres y dar un nuevo impulso a los consejos asesores. La fórmula le había dado buenos frutos hasta que trascendió una propuesta para cerrar cinco embajadas y modificar algunos consulados, lo que no había sido ampliamente analizado con el mundo diplomático.


Temprano en la mañana, Teodoro Ribera supo que no continuaría al mando de la Cancillería. Un llamado telefónico del Presidente Sebastián Piñera selló su suerte y el fin de una gestión que se extendió por más de 13 meses. El abogado y militante de RN pidió unas cajas para sacar sus cosas y ordenar la oficina que ocupaba hasta ese momento en el piso 15 del edificio José Miguel Carrera.

La llegada de Ribera en junio de 2019 como titular de Relaciones Exteriores había sido bien recibida en el mundo diplomático y en especial en la oposición, sectores que se quejaban de la falta de manejo que había exhibido hasta entonces Roberto Ampuero al mando de la cartera. Ribera, en ese sentido, debía reordenar un ministerio que había perdido fuerza ante La Moneda en la toma de decisiones y recuperar el sentido de política de Estado en el manejo internacional de Chile.

Desde la Cancillería, Ribera se ocupó por retomar el diálogo con los excancilleres y dar un nuevo impulso a los consejos asesores transversales, una fórmula que le había dado buenos frutos hasta hace algunos meses, cuando trascendió una propuesta de la Dirección de Planificación de la Cancillería para cerrar cinco embajadas y modificar algunos consulados, lo que no había sido ampliamente analizado con el mundo diplomático chileno ni con académicos especialistas en temas internacionales.

Con experiencia y muñeca política -fue diputado de RN y ministro de Justicia en el primer gobierno de Piñera- Ribera se ocupó personalmente a fines de año pasado de salir a explicar al mundo y a los principales inversionistas extranjeros la crisis política que afectaba a Chile desde el estallido social del 18 de octubre. El objetivo era preservar la imagen de Chile como país serio y capaz de salir delante de sus crisis de manera pacífica. Al mismo tiempo, dar garantías de estabilidad a las inversiones extranjeras.

En esa línea, Ribera se reunió con los embajadores de las Américas en la OEA, viajó a Japón para asistir a la reunión del G-20 y a España, donde se reunió con autoridades políticas y con empresarios españoles con inversiones en Chile y América Latina.

Por lo mismo, había preocupación en el mundo diplomático chileno respecto del rol que asumirá el nuevo ministro, Andrés Allamand, quien desde el año pasado, ha actuado como una suerte de vocero del rechazo a una nueva Constitución.

Tras la renuncia forzada de Evo Morales a la presidencia en Bolivia, Ribera inició un proceso de acercamiento al gobierno de transición que encabeza Jeanine Áñez con miras a establecer un camino de diálogo y una actitud distinta entre los países vecinos, más aún después de que la Corte de La Haya dejara sentado que no existe ninguna obligación jurídica de Chile de negociar u ofrecer mar a Bolivia.

En los últimos meses, pese a la paralización que provocó la pandemia del coranovirus en los desplazamientos a nivel mundial, la cancillería bajo la conducción de Ribera encabezó junto a los ministros de relaciones Exteriores de Alemania y Francia la Alianza por el Multilateralismo. La iniciativa surgió tras el diagnóstico compartido de que los organismos multilaterales no habían estado a la altura de la grave crisis sanitaria que provocó el coranovirus.

A esta iniciativa se han sumado Canadá, México entre otros países.

Con pragmatismo, también fue capaz de dar vuelo a Prosur, un organismo que nació con muchas críticas, como un ente que podía facilitar la coordinación regional frente a la pandemia. A la par que hacía esfuerzos por lograr traer de vuelta a Chile a cientos de miles de chilenos que habían quedado varados en distintos continentes.

Ribera deja hoy la cancillería con varias tareas iniciadas pero cuyo resultado está pendiente. Entre otras, el grupo de trabajo de modernización de la cancillería, que entre varios aspectos debe evaluar cuáles son las áreas y países con los que Chile debe fortalecer su vinculación, y por consiguiente las embajadas que se deben abrir y cerrar.

En ese sentido, el hasta hoy canciller había creado ene se sentido un grupo de trabajo con ex embajadores de Chile en la India, quienes están avanzado un informe para fortalecer los vínculos con el gigante asiático.

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