Gomitas de melatonina: qué son y cuáles son los riesgos de consumirlas para dormir mejor

Son suplementos que se venden sin receta y prometen ayudar a conciliar el sueño, especialmente en niñas y niños. Si bien se trata de una hormona, su ingesta desregulada puede traer complicaciones y no ataca el principal problema: los malos hábitos de descanso.




Dormir bien es la piedra angular de una buena vida: cuando el descanso es apropiado, todo mejora. Estás más fresco, ocurrente o incluso de buen humor. Nos enfermamos menos, aprendemos más y trabajamos mejor. Cuando tenemos problemas con el sueño, en cambio, o estamos atravesando una etapa de insomnio, suele producirse la antítesis de la imagen anterior: ojeras, desgano, irritabilidad, torpeza y malas pulgas. Algo así como el meme del pingüino con un sable que dice “Dormí poco y mal; hoy elegiré el camino de la violencia”. Aunque más que una decisión voluntaria, es la expresión de tu cuerpo declarándole la guerra al día solo por falta de descanso.

Para conseguir un sueño suficiente y reparador se deben equilibrar muchos factores: la alimentación, la actividad física, el estrés, la comodidad y, más recientemente, el uso de pantallas. Pero también hay elementos internos del cuerpo que ayudan a dormir mejor. Uno de ellos es la melatonina.

La melatonina es una neurohormona que se produce en la glándula plineal, ubicada casi en el centro del cerebro, cuyo rol es regular nuestro reloj biológico interno. Lo hace principalmente al inducir el sueño en las horas de oscuridad y al reprimirlo en los momentos de luz.

“La melatonina actúa en diversos receptores centrales y periféricos del cerebro, y tiene como función ayudar a regular el ciclo circadiano de día y noche”, dice Claudia Riffo, neuróloga infantil del Centro del Sueño de UC CHRISTUS.

“Durante el día, el cerebro produce esta hormona que se va acumulando en la glándula plineal. Cuando oscurece, mediante la señal que envían los fotorreceptores del cuerpo, esta se segrega a la sangre, permitiendo echar a andar los mecanismos naturales que producen el sueño”, detalla Leonardo Serra, neurólogo jefe de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana. Con la luz, en cambio, se inhibe la secreción de melatonina, bajando sus niveles y permitiendo que podamos despertar en las mañanas.

Es por todo eso que se considera a la melatonina como la “hormona del sueño”. Sin ella, no podríamos quedarnos dormidos; si tenemos demasiada, andaríamos somnolientos todo el día, sin ánimo ni energía.

Aunque el cuerpo la produce por sí mismo, esta hormona también puede encontrarse en algunos alimentos —como las nueces, las ciruelas, la avena o el vino tinto— e incluso sintetizada en diferentes formatos de consumo, como cápsulas y gotas. Últimamente, las que están en la cresta de la ola en cuanto a popularidad son las gomitas de melatonina.

En otros países es muy común la venta libre de melatonina en diversos formatos.

Se trata de gominolas similares a las golosinas —incluso de colores y con formas de osito o estrellita—, que tienen buen sabor y que buscan ayudar a inducir el sueño. Si vas a tu farmacia más cercana, y miras en la sección de vitaminas o suplementos, seguramente encontrarás más de alguna opción de estas gomitas. Sin embargo, y por muy divertidas que parezcan —además de que no necesitan receta médica para ser compradas—, no deben ser utilizadas sin informar a tu médico.

Cuidado con las gomitas

La melatonina se produce en todos los seres vivos, incluso en las plantas, explica Serra. Por eso es que se vende como suplemento natural y no requiere de una receta médica. Pero antes de consumirla, advierte, “lo adecuado sería discutirlo con tu médico, porque su uso no es tan sencillo. Si los hábitos de sueño no son los adecuados, uno no saca nada con tomar melatonina”, advierte.

“Cómo cualquier fármaco de uso libre, hay riesgos en su mal uso o sus excesos”, advierte Riffo. Algo que suele pasarse por alto es que esta es una hormona cerebral, por lo tanto “sus efectos son múltiples, tanto en el cerebro como en otros órganos periféricos”.

Lo mismo opina Evelyn Benavides, neuróloga y especialista en medicina del sueño de Clínica Dávila. “Si una persona requiere algún medicamento o suplemento para dormir, este debe ser indicado por su médico, para conocer bien tanto las causas del trastorno del sueño como las consecuencias del consumo de melatonina”. Normalmente, “si se tratan los orígenes del problema, es posible que no se requiera un fármaco para mejorar la calidad del sueño”.

En Estados Unidos, donde también estos suplementos se venden sin prescripción médica, su consumo se ha disparado. Según un reportaje de Los Angeles Times, las ventas de melatonina durante el 2021 en ese país superaron los mil millones de dólares, un incremento del 150% comparado al 2018. Eso significó, también, que los casos de intoxicaciones infantiles con esta hormona se duplicaron entre 2017 y 2021, llegando a los 46 mil casos. Los síntomas de una sobredosis suelen ser fuertes dolores de cabeza, mareos e irritabilidad.

Por eso, la Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño está en contra del uso de melatonina para tratar el insomnio crónico, tanto en adultos como en niños, y tampoco recomienda su consumo en niños a menos que sea con la supervisión de un médico.

Como se ve, y a menos que realmente exista un problema con la producción y secreción de melatonina —algo que solo se puede saber con exámenes realizados por un especialista—, tomarla en cápsulas o gomitas no resolverá por sí sola los problemas para quedarse dormido.

“Por mucho que la tomes, si te quedas viendo pantallas hasta tarde, o muy expuesto a la luz artificial, se anularán todos los efectos que pueda tener. Lo mismo si uno toma melatonina a una hora inadecuada: el cuerpo no estará preparado para dormir, se puede desfasar el horario de mi sueño y quedarme dormido demasiado temprano”, explica Leonardo Serra.

Efectos secundarios

El trabajo de Raimundo (29 años) le exige estar frente a la pantalla la mayoría de su jornada laboral. Cuando no está trabajando, jugando fútbol o saliendo con su pareja, suele aprovechar el tiempo libre para jugar Xbox frente a la televisión. Después de esas sesiones con la consola, se le hacía difícil conciliar el sueño.

Conoció las gomitas de melatonina a través de su pareja, y como además es aficionado a los sabores ácidos, se convirtieron en su snack de medianoche. “A veces comía solo por el sabor”, confiesa.

Una noche, tras haber perdido una larga partida de videojuegos, Raimundo se comió casi tres veces la dosis recomendada en el rotulado. Aunque no ocurrió nada grave, se dio cuenta de que las estaba consumiendo compulsivamente y le entregó el frasco de gomitas a su polola. “Las empezó a guardar ella porque me cebé”, admite. Por estos días, ya se encuentra alejado de su snack de medianoche.

La mayoría de los casos de sobredosis de melatonina en EE.UU. se da en niños.

“El formato de gomitas puede dar una sensación de que es una golosina y no un medicamento. Como además es percibido como un suplemento natural, puede incidir a un uso en dosis altas”, dice Benavides.

¿Qué pasa en el cuerpo si consumimos demasiada melatonina? Aparte de somnolencia, puede provocar efectos secundarios no deseados. Según Claudia Riffo, se han descrito casos de efectos paradojales, como irritabilidad, cefalea, somnolencia diurna, náuseas y mareos. Sin embargo, “al tener receptores de esta hormona en diversos órganos, puede que solo veamos algunos efectos en el largo plazo o no los asociemos a su consumo”. La especialista explica que la melatonina “actúa como hormona endocrina y paracrina, por lo tanto tiene efectos en gónadas, intestinos, vasos sanguíneos y células inmunes”.

Al ser un inductor del sueño, lo que aconsejan los profesionales es no conducir vehículos tras haber ingerido melatonina, ni tampoco manejar maquinaria de riesgo, ya que puede reducir la capacidad de reacción de las personas. Hay que usarla “sólo en períodos acotados y ojalá con supervisión”, dice Serra.

Cuidado con los niños

Las gomitas de melatonina para niños son un “secreto a voces” entre madres y padres con hijos a los que les cuesta quedarse dormidos. En las farmacias y supermercados en el extranjero suelen encontrarse junto a otros productos de venta libre (OTC), por lo que varios emprendedores han encontrado ahí una oportunidad para hacer negocios. En la práctica, al comprar en estas cuentas en redes sociales, se transgrede la normativa, puesto a que los suplementos alimenticios deben contar con la autorización del Instituto de Salud Pública (ISP) en Chile para ser comercializados en el país.

Los padres, dice la neuróloga Claudia Riffo, siempre deben estar muy informados y en comunicación con el médico de sus hijos antes de administrarles cualquier fármaco, por muy natural que sea. “Si ven un problema con el sueño de los niños, hay que analizarlo con un especialista”. Solo ahí, quizá, se podrá concluir que necesitan tomar una hormona.

A pesar de eso, en el Centro del Sueño UC Christus han visto muchos pacientes que llegan con un consumo libre de melatonina, lo que muchas veces termina siendo contraproducente para el objetivo de dormir mejor.

Es común que la gente le dé a sus hijos estas gomitas en horarios incorrectos, porque roncan o se despiertan mucho en la noche o simplemente porque tienen mucha energía cuando llega el momento de acostarse.

“Si piensan que su hijo necesita usar estas gomitas, lo que conviene hacer, en realidad, es consultar a un especialista en sueño, porque probablemente hay algún trastorno que debe ser diagnosticado”, advierte Riffo.

Por supuesto, jamás hay que dejar la melatonina al alcance de los niños. “Ellos no distinguen si es un dulce o un medicamento, lo que ha generado intoxicaciones: se las comen como golosinas y toman dosis inadecuadas, que han terminado en accidentes”, cuenta Serra.

“Si se comen un par de gomitas no va a pasar nada, pero cuando comen decenas o un frasco entero, sí puede ocurrir una intoxicación”, añade. “La melatonina es una hormona que tiene múltiples receptores y que no se conocen aún todas sus implicancias en otros órganos”, enfatiza Riffo.

Otras consideraciones

Lo que sí es cierto es que, a medida que envejecemos —en especial después de los 40 años—, la liberación de la melatonina comienza a disminuir. Por eso, a partir de esas edad suelen aumentar los problemas para conciliar el sueño o dormir las horas suficientes.

En caso de ser un adulto mayor o paciente con otras enfermedades, el médico también debe evaluar y analizar que la melatonina no tenga problemas de interacción con otros fármacos que se consuman.

Hay personas que realmente necesitan consumir melatonina, ya que su cuerpo no la produce o no la segrega correctamente. Pero dormir mal o tener problemas para conciliar el sueño no significa que convenga tomarla como Raimundo, sin reflexionar antes sobre las verdaderas causas de su mal dormir.

Antes de consumirlas, Benavides propone preocuparse de otros puntos de la higiene del sueño, como “hacer actividad física en el día, evitar las bebidas energizantes y el café pasadas las 5 de la tarde, y evitar las pantallas antes de dormir”. La melatonina parece una solución fácil, pero puede tener consecuencias tan oscuras como la noche.

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