Reseña | IKEA Symfonisk: un muy buen parlante Sonos escondido tras una lámpara

⭐⭐⭐⭐★

La marca sueca se asoció con la británica especialista en audio, para crear una curiosa lámpara-parlante con WiFi, tan decorativa como funcional, que destaca por su diseño y un sonido para el gusto de las masas.




Ya van poco más de cuatro meses desde que la tienda de origen sueco IKEA se instaló en Chile. Eso significó también su primera apertura formal en Latinoamérica, por lo que poco a poco vamos descubriendo qué es lo que tiene para ofrecer, tanto en cuanto a muebles como en equipamiento para el hogar.

Entre esas novedades, al menos para el mercado chileno, nos encontramos con un producto propio de IKEA que no deja de ser una curiosidad: se trata de Symfonik, una lámpara-parlante. ¿O será un parlante que, además, sirve de lámpara? Como sea, es un dos por uno bastante inusual, una línea que posee dos modelos: una lámpara-parlante de vidrio y otra de tela, que es la que concierne a este texto.

La rareza de este artefacto, al menos para las costumbres sudamericanas, obliga a establecer como objetivo de esta reseña si el Symfonisk de IKEA es un aparato funcional o, simplemente, una extravagancia. Pero vamos paso a paso.

Especificaciones

  • Nombre: SYMFONISK E1915
  • Temperatura de funcionamiento: 0ºC a 40ºC
  • Bombilla LED: E26/E27, máx 15W
  • Consumo en modo espera de red: 2,04 W(HiNA)
  • Frecuencia operativa y potencia de salida de radio: 2412-2472 MHz – 18.83 dBm EIRP / 5150-5350 MHz – 20.51 dBm EIRP / 5500-5700 MHz – 18.81 dBm EIRP
  • Conectividad: WiFi y ethernet
  • Compatibilidad: con AirPlay 2, Spotify Connect, Asistente de Google y Alexa Amazon
  • Medidas: Largo del cable: 200 cm / Ancho: 16 cm / Diámetro de la pantalla: 25 cm / Alto de la pantalla: 20 cm
  • Peso: 2,39 kg

Paso 1: El armado

Una característica intrínseca de IKEA es que sus productos vienen desarmados, por lo que uno debe preocuparse de ensamblarlos en casa. El trato tácito tras este detalle es que la tarea debe ser sencilla.

En este caso, el Symfonisk se entrega en dos cajas. Y no es que en ellas vengan un montón de piezas sueltas de las que debas hacerte cargo. Todo lo contrario: son solo cinco elementos que habrá que ensamblar: el parlante —que además es la base de la lámpara—, la pantalla de la lámpara, una argolla de ajuste y el cable de alimentación. ¿Para qué dividir el producto en dos cajas, entonces? Probablemente, para que sean más sencillas de cargar y meter en un auto, y también para evitar el roce brusco entre los elementos —la pantalla y la base poseen materiales frágiles que se podrían ver dañados en el traslado.

El armado, finalmente, resultó bastante sencillo, a pesar de la torpeza del usuario y de que la guía rápida no contiene absolutamente ningún texto: sólo dibujos que, cual jeroglíficos, hay que saber interpretar. Pero como dije, no es una tarea compleja.

Diseño: moderno y sofisticado

Una vez montada la lámpara-parlante, podemos apreciar su diseño futurista, que bien podría verse gravitando como una estación espacial, y también minimalista: la paleta de colores va del blanco al gris, con excepción de las luces de color azul que brillan sutilmente en la botonera de reproducción de audio. Estas indican la conexión a corriente y su funcionamiento, pero se pueden ajustar en la configuración si es que no no las desea.

La lámpara parlante de IKEA, en asociación con la empresa británica de audio Sonos.

El cuerpo de la lámpara está compuesto de plástico, mientras que la zona del parlante está recubierta por una malla de poliéster. De ese mismo material está fabricada la mayor parte de la pantalla, que a su vez se compone de dos cuerpos: el interior, que es una cápsula abierta hecha de poliéster y un color que el pantone probablemente define como “blanco tofu”; y el cuerpo exterior, que pareciera gravitar alrededor del primero, y que protege de la visión directa a la ampolleta mientras está encendida.

Este segundo cuerpo, el más visible, está hecho de 80% poliéster y 20% algodón, es de un color gris brillante, y a sus aros extremos los unen un sinnúmero de finas tiras que dan un efecto de transparencia. Un diseño cuidado que muy probablemente agradará a los amantes de la decoración minimalista.

Paso 2: Preparar el funcionamiento del parlante

Una vez listo el montaje, llega la hora de probar el parlante. Pero no, no tan rápido. Si bien el Symfonisk cuenta con conectividad WiFi —desde la cual se enlaza al smartphone—, la reproducción del audio no se puede efectuar hasta descargar la aplicación de Sonos, la empresa británica especialista en la materia, a la cual IKEA está asociada para la fabricación del parlante y su sistema de sonido.

Aquí comienza la parte más lenta del proceso de instalación: entre la descarga de la aplicación y la configuración del dispositivo, se gastarán unos 15 minutos. Y como está dicho, el paso por esta “etapa” es ineludible. A menos que sólo se quiera utilizar la lámpara… pero no lo creo.

La aplicación de Sonos funciona como intermediario entre el parlante y el servicio de streaming de audio que utilices regularmente. Tiene ciertas restricciones de compatibilidad, pero tranquilos: con los servicios más populares y masivos no hay problema. Entonces, se opera desde Sonos pero se reproduce desde Spotify, Tidal, YouTube Music o la plataforma que sea.

Con respecto a la app, hay que decir que posee una interfaz poco ágil y no muy atractiva, sin embargo cuenta con todos los elementos para encontrar el contenido de audio que se quiere escuchar. También se incluye la configuración del sistema, que permite entre otras cosas señalarle a la inteligencia del Symfonisk en qué lugar de la casa se encontrará el dispositivo: dormitorio, sala de estar, baño, biblioteca, jardín, cocina, etc. Eso no es una mera intrusión en nuestra privacidad (aunque sí un poco, porque todo va a la base de datos), sino que también sirve para optimizar el audio según el espacio que ocupe el parlante.

Desde ahí también se pueden activar controles parentales, manejar la ecualización (EQ) de audio y sincronizar con otro parlante o subwoofer Sonos. He ahí una gracia de este sistema: el Symfonisk te permite enlazar con otros equipos electrónicos de la marca, y de esta manera puedes escuchar música con sonido estéreo, o bien reproducir el mismo contenido en distintos sectores de la casa.

En la configuración del sistema puedes, además, enlazar esta lámpara-parlante con otros sistemas inteligentes, como el Asistente de Google, Siri o Alexa.

Paso 3: Darle play y probarlo

Finalmente, hora de escuchar. Para ello, se debe hacer play desde la app de Sonos en el smartphone o el dispositivo donde la tengas descargada (gratis en Google Play y App Store). También lo podrás hacer desde la botonera del parlante, en la que encontrarás el botón de reproducción y pausado, y las opciones de más y menos volumen.

Es bastante la potencia que tiene el Symfonisk, tanta como para tapar cualquier conversación que se tenga cerca de él. En la configuración, incluso, puedes aumentar el rango de volumen para hacerlo aún más alto. Difícilmente esto será necesario, así como tampoco recomendable, tanto por la salud de tus oídos como por la calidad del audio, que comienza a reventarse por la estridencia.

Pero a un volumen controlado su calidad de audio es bastante buena, con un balance de graves y agudos que se hace agradable a los oídos, y que además se puede ajustar a gusto desde la configuración. Con bajos nítidos y de una buena consistencia, sin llegar a ser muy gruesos ni incisivos —aunque en la app se puede jugar hasta cierta medida con esto—, y con medios y agudos de buena definición.

La percepción puede cambiar según el lugar en el cual se instale la lámpara-parlante. En mi caso, hice la prueba tanto en el living como en el dormitorio. En ambas tuvo una buena respuesta para llenar el espacio y generar el ambiente, pero claramente un lugar más acotado realza sus características sonoras.

Este parlante es 360 grados, lo que significa que desde cualquier posición en la que se ubique, el sonido te llegará directamente. Esta es una tendencia de los últimos años, sobre todo en los parlantes inalámbricos. Así, por ejemplo, en una reunión entre amigos o una fiesta casera, el parlante inalámbrico se puede instalar en la mesa de centro.

En el caso del Symfonisk esa lógica se diluye: recordemos que además de parlante es una lámpara. Y una lámpara en la mesa de centro tiene poco sentido. Por lo demás, el dispositivo no es inalámbrico y necesita alimentarse de corriente para su funcionamiento. De todas maneras, la cercanía a una pared permite irradiar las ondas sonoras por otros espacios de la casa.

No se entiende la poca información técnica que IKEA entrega respecto al audio de este equipo: no hay datos en relación a su hardware —como el tamaño y la cantidad de drivers que tiene— o de la compatibilidad que el sistema tiene con distintos formatos, como AAC, LDAC o FLAC, entre otros.

Tampoco se puede chequear esto desde la configuración del sistema, aunque sí entrega la opción de seleccionar entre emitir un sonido comprimido o no. Aunque no sé muy bien en qué contexto se podría optar por comprimirlo.

De todas maneras, no estamos ante un sistema de audio HiFi —difícilmente se puede hallar esa calidad en dispositivos de este tipo y de este precio—, pero diría que no se queda atrás de lo que, por ejemplo, ofrece Bose a un precio similar. Y resulta definitivamente superior a los parlantes inalámbricos de las marcas más populares. Por lo que se estima como una muy buena alternativa para un público promedio, que no vela por la más alta definición pero que sí busca un buen sonido y además un aporte a la decoración doméstica.

Veredicto Práctico

La lámpara-parlante WiFi de tela de la línea Symfonisk se presenta como una curiosidad. “¿Qué se obtiene cuando se combinan conocimientos en decoración del hogar con la experiencia en sonido?”, pregunta IKEA en su presentación. Ante esa interrogante uno bien podría tener sospechas sobre su funcionalidad: ¿para qué querría algo como esto?

Sin embargo, es en su uso cuando se despejan las dudas. No solo ofrece un diseño bastante atractivo, sobre todo para las y los amantes de lo design, sino que también permite solucionar —en un dos por uno— la falta de un parlante de buena potencia y definición así como también la de iluminación en casa.

Por cierto, con este modelo perfectamente puedes iluminar un dormitorio durante la noche, y dejarlo con una muy buena claridad. Y si bien mi recomendación es, justamente, instalarla en una habitación —que es donde me parece que tiene su mejor desempeño—, bien podría figurar en el living del hogar, donde además brillará como objeto decorativo.

Queda pendiente saber qué tanto puede mejorar su funcionamiento en la medida que están disponibles las actualizaciones de sistema —ideal sería que mejorara la usabilidad de la app de Sonos. Aún así, queda la sensación de que, lejos de la extravagancia, aquí tenemos un aparato electrónico bastante funcional para el hogar, de alta calidad sonora, lumínica y estética, y que además puede ahorrar espacio. Sobre todo considerando su relación precio y calidad.

Nota: ⭐⭐⭐⭐★


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 30 de diciembre de 2022. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.