PS5 y Xbox Series S-X: en qué mejoran y cómo cambiarán el futuro de los videojuegos

Ilustración: César Mejías.

Las cartas están finalmente sobre la mesa: los detalles de las consolas de la próxima generación de videojuegos —la novena— ya se conocen y durante noviembre veremos quién pega el primer golpe: Sony o Microsoft. Y ambos tienen muy buenos argumentos.




Noviembre será un mes sumamente interesante para la industria de videojuegos y, por supuesto, para quienes disfrutamos de ellos. Por esos días debutarán las nuevas consolas de Sony y Microsoft —PlayStation 5 y Xbox Series S y X— y con ello darán la partida a la novena generación de consolas de videojuegos. Una generación que se ve y proyecta ambiciosa, pero también disruptiva, ya que más allá de las múltiples mejoras que cada máquina pueda traer, habrá un cambio en los hábitos de consumo que tradicionalmente hemos tenido respecto a la compra y uso de videojuegos.

Durante la actual generación hemos visto una sostenida transición hacia el consumo de formatos digitales, cosa que por cierto se ha acrecentado durante estos largos meses de pandemia y confinamiento, con un inesperado boom en ventas. Ya está más o menos claro que las tiendas de videojuegos físicas están destinadas a desaparecer en el futuro próximo, tal como sucedió con la gran mayoría de las disquerías o las tiendas de arriendo de películas. A partir de ahora, cada vez más gente optará por lo descargable o lo streaming, cosa que tiene totalmente sentido en el mundo en que nos movemos, y que por fin podremos ver en acción, sin sobresaltos. Y eso que aún no está desplegada la red 5G.

Pero no nos adelantemos tanto.

Por lo pronto, las nuevas consolas ya tienen fecha oficial de salida. El 10 de noviembre será el debut de la Xbox Series S, consola básica de entrada, de formato puramente digital, y la Xbox Series X, la tope de línea que tendrá la compañía, más poderosa, con lector óptico para discos y resolución nativa 4K. Tendrán un precio de $319.990 y $529.990, respectivamente. La preventa, que empezaría hoy, martes 22 de septiembre, se postergó por razones desconocidas.

Dos días después, el 12 del mismo mes, Sony presentará en sociedad las dos versiones de su PlayStation 5: una puramente digital, que tendrá un costo de $499.990, y la con lector óptico, a un valor de $649.990. Es primera vez que Sony saca dos modelos de consolas al inicio de una generación, lo que ya da ciertas pistas de que se vienen cambios profundos. A nuestro país llegaría el 19 de noviembre, junto a una primera preventa que se agotó en muy pocos días.

El foco, como siempre, van a ser los videojuegos, pero hay mucho más que eso hoy en día y las apuestas ahora son más altas. En el caso de Microsoft, por ejemplo, se sabe que la compañía tendrá puesto el acento en su ecosistema y en el acceso del usuario a una amplia biblioteca de juegos, los que pueden ser disfrutados prácticamente en cualquier plataforma, incluso móviles, gracias tanto a la nube —su proyecto Xcloud, que ya está funcionando en algunos países—, como también a su plataforma Xbox Game Pass, que permite acceder a una biblioteca creciente de títulos para todos los gustos mediante una suscripción, tal como se hace con Netflix o Spotify. Sony, en cambio, en principio no ofrecerá nada de esto, pero sí asegura a su masiva base de jugadores contar con una muy robusta alineación de títulos populares.

Pero antes de todo eso viene la clásica pregunta: ¿qué diferencias hay entre generaciones? Vamos viendo.

En el caso de Sony, la PlayStation 4 es la máquina que actualmente domina el mercado, con cerca de 115 millones de unidades repartidas alrededor del mundo, principalmente debido a una solidísima galería de juegos exclusivos. En términos técnicos, y más allá de las especificaciones, evidentemente que la PS5 será más poderosa que su predecesora. Especialmente gracias a sus nuevos procesadores y chips gráficos, pero también a su nueva generación de controles inalámbricos y a su disco duro de estado sólido que acelera considerablemente los tiempos de carga. Por cierto, también va a contar con un lector 4K y, en general, el consumo de energía de la consola será menor y optimizado.

Curiosamente, el almacenamiento llegará sólo a los 825 GB, menos que el terabyte completo que ofrece hoy la PS4 Pro (la PS4 normal tiene 500 GB), aunque esta vez en estado sólido, por lo que claramente habrá que optar en el mediano plazo por un disco duro externo para tener una biblioteca de verdad amplia y considerable. Otro detalle: la PS5 será la consola más grande en tamaño que haya fabricado Sony, con 39 cm de ancho, 26 cm de largo y 4,5 kg de peso. Detalle a considerar.

El caso de Microsoft y sus nuevas Xbox Series S y X es similar: una de ellas ofrece acceso sólo a contenidos digitales y la otra también a material en formato físico. La diferencia es que la S ofrece una performance algo menor a su hermana mayor, especialmente en términos gráficos: la X alcanza resoluciones en 4K (y eventualmente, en 8K), mientras que la S solo llega a los 1440p, aunque su sistema permite escalar imágenes hasta los 4K. Pero en resumen, y en términos estrictos de poder, especificaciones y performance, la Xbox Series X es literalmente el doble de poderosa que la Xbox One X, la consola actual más potente de Microsoft, y todos los juegos van a correr sin problemas de manera nativa en 4K y a 60 cuadros por segundo.

En lo que se refiere a diseño, las nuevas Xbox también son distintas a sus predecesoras, mucho más grandes y diseñadas para que estén “de pie”, aunque también puede funcionar de forma horizontal. Con cualquiera de las dos máquinas habrá que tener especial consideración con el tema espacio.

El salto técnico y visual será considerable, no hay duda. Pero el motor que debería motivar la compra debiera ser el ecosistema, es decir, el entorno que ofrece la marca, considerando el ambiente en línea, el acceso a juegos y, por supuesto, que la biblioteca de títulos sea vasta y atractiva. Pero eso es ya motivo para otro artículo.

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