El chileno tras la compra de Graña y Montero detalla los planes para la empresa

Pablo Kuhlental detalla que reestructurarán la compañía peruana, enfocándose en el área de infraestructura para lo cual buscarán proyectos en Chile, Colombia y Brasil. En tanto, para las áreas de Oil & Gas buscarán un comprador, y para la de Ingeniería un socio. Respecto del fallido intento por ingresar a la propiedad de las sociedades aguas arriba de SQM, señala: "Seguimos estando acá, seguimos disponibles para avanzar por si así se decide".


El jueves pasado, el fondo brasileño IG4 – que intentó ingresar a la propiedad de las sociedad cascada de Julio Ponce- lanzó la OPA por hasta el 25% de la compañía peruana Graña y Montero, casi un año después de haber alcanzado un acuerdo con los actuales controladores para adquirir su participación en la firma. La oferta estará vigente durante 20 días, pero mientras tanto Pablo Kuhlental, socio chileno del fondo, trabaja a toda máquina en el plan de reestructuración y crecimiento de la compañía, el cual contempla convertirla en una plataforma de infraestructura con un foco en Colombia y Chile.

¿Por qué demoró tanto? Kuhlental explica que “nuestros vehículos están domiciliados en Reino Unido, y bajo su ley el que un activo esté siendo acusado de corrupción se considera como un crimen (se vio involucrada en el caso Odebrecht). Para que se limpie el activo, la compañía debía llegar a un acuerdo de reparación. Eso es lo que demoró la compra en aproximadamente un año”.

Actualmente, IG4 administra dos vehículos. El fondo I, con activos por US$350 millones, tiene inversiones en una compañía sanitaria en Brasil, mientras que el II, con US$250 millones y compromisos de coinversión por parte de los aportantes por otros US$100 millones, cuenta entre sus activos dos hospitales en Brasil, un puerto de granos, la inversión en Graña y Montero, y “estamos avanzando en una oportunidad en Chile” por un monto de hasta US$55 millones, dice Kuhlental.

¿Cuál es la inversión en Graña y Montero?

Estamos comprando hasta el 25%, de ese porcentaje, la mitad (12,5%) es a la familia controladora, además de sus derechos políticos, y otro 12,5% a prorrata entre los otros accionistas que quieran vender. En total son US$54 millones, y estamos reservando US$20 millones para inyectar capital a la compañía, en total unos US$75 millones.

Además, estamos tratando de buscar que otros inversionistas acompañen nuestra inyección de capital para que ojalá sea US$40 millones o US$60 millones, y con eso terminar emitiendo deuda el día de mañana y empezar a pensar en el crecimiento.

¿Cuáles son sus planes para la compañía?

Queremos transformar a Graña y Montero en una plataforma de infraestructura regional. Tiene activos de primer nivel, en Perú tiene la línea 1 del metro de Lima, autopistas, plantas de agua, terminales de combustibles, es una muy buena base para generar este vehículo de infraestructura, para luego buscar financiamiento o concretar aumentos de capital y comenzar a crecer, esto mediante la búsqueda de activos de infraestructura en Chile, Perú, Colombia y en Brasil, somos de origen brasilero y podemos ayudar a la compañía a operar en ese mercado.

Queremos que sea una plataforma probablemente con foco en movilidad urbana o interurbana, autopistas, metro, trenes, puertos y aeropuertos.

¿Qué cambios esperan realizar?

Queremos preparar la compañía para ese crecimiento. Tiene otros negocios también (en total cuatro áreas), como una inmobiliaria que es la número uno en unidades en Perú en el segmento social, se puede potenciar entregándole capital y financiamiento. Tiene un área también de Oil & Gas, que es un negocio complejo, y ahí probablemente exploraremos la alternativa de buscar un socio y una estrategia de salida. Y en ingeniería y construcción, que es el origen del grupo, es un negocio complicado, pues es de bajo margen, volátil, está indexado al crecimiento del país, por lo que queremos buscar un socio estratégico que nos ayude a gestionar ese negocio, y en eso estamos trabajando con un mandato a un banco que nos ayude en la búsqueda.

¿En qué países se quieren enfocar, considerando que la empresa tiene participación fuera de Perú?

La compañía ya tiene operaciones en la unidad de ingeniería y construcción en Colombia y en Chile, queremos apalancarnos en estas operaciones locales para buscar activos de infraestructura, ya sea proyectos que parten de 0, o concesiones que se van renovando como es el caso de Chile. Pero es importante ordenar financieramente al grupo para tener la capacidad de crecer.

¿Han hablado con los otros accionistas?

Hemos intercambiado ideas con otros accionistas, al grupo Solari (Megeve tiene cerca del 10%) los conozco hace tiempo, pero hemos sido cuidadosos porque es una empresa listada en bolsa, esperamos cuando seamos accionistas tener una relación más cercana.

¿Qué quiere decir convertir el área de infraestructura en una plataforma regional?

Hoy el 85% del Ebitda del grupo proviene del área de infraestructura, pero el 100% de los activos de esa área está en Perú. Queremos que ojalá Perú vaya pesando cada vez menos, pero el paso a paso lo veremos con el tiempo.

Desde que firmaron el acuerdo han pasado varios eventos en la región. ¿Les preocupa la situación política?

Con una visión de largo plazo, tenemos que aprender a navegar y desarrollar proyectos en medio de las dificultades, al final, para un administrador de activos como nosotros, esto se puede terminar convirtiendo en una oportunidad. Los retornos pueden ser atractivos, los riesgos son diferentes, pero es el trabajo nuestro, asignar un precio correcto para ser exitosos.

¿Cuánto cambiarán los retornos del sector de infraestructura por los riesgos políticos de la región?

Creo que debieran aumentar, el inversionista asignará un precio a la incertidumbre. Hace 10 años invertían a dólar más 7%-10%, pero hoy si no hay un premio por la incertidumbre no habrá inversionistas. Deberá generarse un dinámica en que los contratos permitan tener más rentabilidad, porque sino no se concretarán.

¿A sus inversionistas les preocupa la región?

Sin duda será un desafío atraer capital para invertir en Latinoamérica, eso es una realidad, creo que habrá menos disponibilidad de capital o apetito por el riesgo de la región dada la incertidumbre, pero el mundo está muy líquido y siempre habrá inversionistas que quieran tomar el riesgo.

¿Están terminando de invertir el fondo II, lanzarán un fondo III, y hacia qué tipo de inversionistas lo dirigirán?

El fondo II se cerró el año pasado, tiene una extensión de 8 años, es decir nos quedan 7 años y se puede extender. Tenemos inversionistas de EEUU, Canadá y Europa, pero ya nos hemos dado a conocer en Brasil y tenemos allá apetito real. Estamos por iniciar el proceso de levantamiento del fondo III, y creo que esta vez los inversionistas serán un mix. El esfuerzo no lo hemos realizado aún en Chile, pero sin duda lo haremos cuando estemos formalmente en el proceso.

En Chile, causó mucho ruido en el mercado la oferta que realizaron para ingresar a la propiedad de aguas arriba de SQM, la que finalmente no fue aceptada por el controlador. ¿En qué posición quedaron ustedes?

No tenemos un juicio positivo ni negativo. Somos un fondo amistoso, flexible y paciente, seguimos estando acá, seguimos disponibles para avanzar por si así se decide, y estamos activamente esperando a ver si eso ocurre. Hoy no hay mucho más, pero tampoco tenemos apuro.

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