La columna de Gonzalo Said: “Gracias”

La columna de Gonzalo Said: “Gracias”

"Chile sigue enfrentando desafíos que nos exigen, más que nunca, hacer los máximos esfuerzos por tener una mirada común y estar dispuestos a hacer sacrificios por la unidad. Son retos que me interpelan y a los que seguiré dedicando mis energías".


No acostumbro a abordar temas personales en este espacio. Desde esta tribuna siempre he procurado contribuir con un granito de arena para aportar a resolver los problemas que enfrenta nuestro país. Sin embargo, estas últimas semanas, he atravesado circunstancias de las que no puedo sustraerme al escribir estas líneas.

La pérdida de un ser querido puede ser uno de los dolores más grandes que alguien experimente en su vida. La partida de un hijo amplifica ese sentimiento de una manera inimaginable.

La partida de mi hija y mi pequeña nieta por nacer ha dejado un vacío enorme. Carolina fue una persona increíble: alegre, humilde, una gran hermana, esposa, madre y, sobre todo, una gran hija.

A pesar de la profunda tristeza que su ausencia deja, en los momentos difíciles surge una oportunidad única. Podemos sentir las muestras de aprecio y cariño de nuestra familia, pequeños gestos, abrazos y recuerdos que, en estos días, se han multiplicado, haciéndonos sentir que frente a esta tragedia nunca estuvimos solos.

Se dice que el mundo empresarial es frío, que no es un lugar donde encontrar buenos amigos. Sin embargo, lo que he vivido en estos días es completamente distinto. Empresarios de distintos países, ejecutivos de empresas de todos los tamaños, hombres y mujeres, nos han extendido la mano y nos han demostrado con hechos que el afecto también es un ingrediente esencial del emprendimiento y nutre las relaciones humanas entre aquellos que trabajan con objetivos similares.

Estando en Seattle recibí llamados de empresarios ofreciendo su ayuda de maneras impensadas. De regreso a Chile, he sentido en los mensajes, las llamadas y de múltiples formas el cariño de decenas de amigos vinculados al mundo de la empresa. Quiero expresar mi más sincera gratitud a cada uno de aquellos que nos han acompañado, porque han sido un verdadero apoyo en estos días y han demostrado de manera sobrecogedora el valor de la verdadera amistad.

San Pablo escribió una frase que ha resonado en mí estas semanas: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso”. La fe y las muestras de cariño logran mitigar el dolor y darnos fortaleza justo en los momentos cuando nos sentimos más vulnerables y frágiles. Qué tremenda lección para ser siempre quienes estemos presentes cuando nuestros amigos o familiares lo necesiten.

Chile sigue enfrentando desafíos que nos exigen, más que nunca, hacer los máximos esfuerzos por tener una mirada común y estar dispuestos a hacer sacrificios por la unidad. Son retos que me interpelan y a los que seguiré dedicando mis energías. Mientras tanto, el recuerdo de mi hija y todo el cariño y el aprecio que hemos sentido en estos días seguirán conmigo como verdaderos compañeros de vida.

*El autor de la columna es empresario

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