Richard Branson adelanta a Jeff Bezos en la carrera al espacio, mientras el Covid-19 golpea sus negocios en la Tierra

Esta combinación de fotos de archivo de 2019 y 2016 muestra a Jeff Bezos con un modelo del módulo de aterrizaje lunar Blue Origin de Blue Origin en Washington, y a la izquierda, se puede ver Richard Branson con el cohete de turismo espacial SpaceShipTwo de Virgin Galactic en Mojave, California. Los dos multimillonarios están poniendo todo en juego este mes de julio del 2021 para montar sus propios cohetes en el espacio. (AP Photo/Patrick Semansky, Mark J. Terrill)

El multimillonario británico y emprendedor en serie ha construido su marca Virgin en torno a sus propias acrobacias de alto perfil.


Richard Branson espera vencer a Jeff Bezos al llegar al espacio este domingo con el tipo de acto de alto perfil que hizo famoso al multimillonario británico y le ayudó a convertir Virgin Group en una marca global.

De vuelta en tierra, el imperio empresarial de Branson —que abarca aerolíneas, cruceros, hoteles y gimnasios—está tratando de recuperarse del impacto económico que han sufrido muchas empresas de turismo y viajes durante la pandemia. Virgin Galactic Holdings Inc., la compañía de turismo espacial que llevará a Branson en su primer vuelo espacial con tripulación completa este fin de semana, y su compañía de lanzamiento de satélites, Virgin Orbit, han sido puntos brillantes. Han sido su principal objetivo durante varios años, según personas familiarizadas con el tema.

El lanzamiento, suponiendo que no haya problemas técnicos o climáticos, está programado nueve días antes de que Bezos, el fundador de Amazon.com Inc., forme parte de la primera tripulación de su propia empresa de turismo espacial, Blue Origin LLC. Los lanzamientos rivales destacan la competencia que podría desarrollarse en los próximos años entre multimillonarios para llevar pasajeros de pago al borde del espacio. SpaceX, la compañía de cohetes dirigida por el director ejecutivo de Tesla Inc., Elon Musk, planea este año transportar pasajeros que paguen una gran cantidad de dinero.

Branson, de 70 años, ha atraído durante años la atención mundial a sus negocios gracias a trucos o shows publicitarios, estableciendo una personalidad extravagante y arriesgada que es una parte clave de la marca. La participación de Branson en el lanzamiento es una oportunidad de marketing, pero también es importante para garantizar a los futuros clientes que vayan a pagar, que el vuelo es seguro, afirmó Will Whitehorn, un ex ejecutivo senior de Virgin que ha hablado del vuelo con Branson.

“Nadie se sentirá confiado en sus vuelos espaciales comerciales si no está dispuesto a hacerlo él mismo”, afirmó Whitehorn, quien también es presidente de UKspace, una asociación comercial de empresas espaciales británicas. Virgin Galactic dice que sus tickets se han vendido por US$250.000 cada uno, y la compañía ha recaudado US$80 millones en ventas y depósitos.

Virgin Group se negó a dejar que Branson estuviera disponible para este artículo. Un vocero dijo que el viaje de Branson siempre se planeó como parte del programa de vuelos de prueba de Virgin Galactic y que el momento cercano al vuelo de Bezos fue una coincidencia. El mes pasado, la Administración Federal de Aviación otorgó la aprobación de la licencia comercial completa de lanzamiento espacial de Virgin, lo que abrió la puerta para que los pasajeros externos se unan a los vuelos.

Branson no es ajeno a asumir riesgos personales. En 1998, intentó ser el primero en volar un globo aerostático alrededor del mundo, pero se estrelló cerca de Hawai. Un intento en 1985 de realizar la travesía más rápida del Atlántico terminó con el vuelco de su barco, aunque más tarde batiría ese récord.

Otros shows estaban dirigidos más directamente a publicitar su empresa. Condujo un tanque en Times Square para llamar la atención sobre su intento de iniciar una compañía de refrescos de cola, y ha sido fotografiado con un vestido de novia, vestido como drag queen y con solo un par de calzoncillos tipo bóxer Union Jack para anunciar otras empresas.

En estos días, Branson pasa más tiempo en su isla privada en las Islas Vírgenes Británicas que frente a cámaras y juntas corporativas, según personas familiarizadas con el asunto. Una vocera dijo que si bien Branson tiene un interés activo en Virgin Group, la gestión diaria ahora está dirigida por un equipo ejecutivo, lo que permite a su fundador dedicar más tiempo a causas filantrópicas.

Muchas de las compañías de Branson se han visto muy afectadas por la caída en la demanda de viajes que golpeó a la industria a principios del año pasado, y solo ha regresado a tropiezos en gran parte del mundo. Branson ha dicho que la pandemia representa el mayor desafío para sus negocios en sus cinco décadas de trabajo.

Foto de archivo: Richard Branson, en el piso de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) antes de la negociación de Virgin Galactic (SPCE) en Nueva York, Estados Unidos, 28 de octubre del 2019.REUTERS/Brendan McDermid/File Photo

La aerolínea insignia del empresario, Virgin Atlantic Airways, tuvo que recaudar US$1.500 millones para evitar la quiebra, mientras que otra aerolínea, Virgin Australia Holdings Ltd., fue rescatada por la firma de capital privado Bain Capital. Virgin Voyages, una línea de cruceros que Branson posee en parte, acababa de recibir su primer barco cuando la pandemia detuvo esa industria.

Virgin Active, el operador de gimnasios del que el grupo Branson posee el 20%, perdió más de una cuarta parte de sus miembros el año pasado y registró una pérdida de £13,1 millones, equivalente a unos US$18 millones, según informes recientes de su empresa matriz.

Virgin Group también advirtió que la pandemia probablemente afectaría el lucrativo negocio de arrendar la marca Virgin a otras empresas. Esas ganancias totalizaron £72 millones en 2019, según sus entregas de cuentas más recientes. En general, Branson y Virgin Group han comprometido más de US$390 millones para apoyar el negocio durante la crisis.

A medida que aumentan las tasas de vacunación en muchos países occidentales y las economías se recuperan, las empresas de Branson se están preparando para hacer sus propias reaperturas.

La próxima semana Virgin Atlantic reiniciará las operaciones regulares en el aeropuerto de Heathrow en Londres, después de una pausa de más de un año. La aerolínea ha reestructurado sus operaciones, reforzado su red de carga y abierto nuevas conexiones para tratar de capear el colapso de pasajeros.

Virgin Voyages, el operador de cruceros, lanzará una serie de viajes limitados desde Gran Bretaña a principios de agosto, antes de su primera salida a Estados Unidos en octubre. Virgin Hotels de Estados Unidos, está recibiendo huéspedes nuevamente.

A través de la pandemia, las empresas espaciales de Branson han acumulado algunas victorias notables. Virgin Orbit tuvo un lanzamiento de prueba exitoso de uno de sus cohetes portadores de satélites en enero. The Wall Street Journal informó por primera vez que la compañía planea salir a bolsa este año a través de una empresa de adquisición con propósito especial, apuntando a una valoración de hasta US$ 3.000 millones, según personas familiarizadas con el asunto.

Virgin Galactic, mientras tanto, se ha mantenido siendo uno de los favoritos de los inversionistas. Las acciones de la compañía ahora valen casi cuatro veces el precio al que cotizaron en octubre de 2019, valorando la compañía en casi US$11.600 millones. Branson es dueño de una cuarta parte de la empresa.

El interés de Branson por la comercialización del espacio se remonta al menos a 1995, donde tuvo una charla con Buzz Aldrin —que participó en la primera misión de Estados Unidos a la luna— en un bar en Marrakech, Marruecos, según Whitehorn, el ex ejecutivo de Virgin.

Branson interrogó a Aldrin sobre por qué Estados Unidos había utilizado cohetes grandes y no aviones o globos para la primera etapa del vuelo espacial, afirmó Whitehorn, que estaba presente. Un representante del Aldrin no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

El lanzamiento de Branson está utilizando aviones, con un vehículo de lanzamiento espacial que se transporta parte del camino bajo el ala de un avión separado. La cápsula se desprende y luego asciende a una altitud de más de 50 millas (unos 80.46 Kilómetros).

—Benjamin Katz contribuyó a este artículo.

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