Tomás Rau: “Con un tercio de los trabajadores no cotizando es poco viable que una reforma previsional logre aumentar el ahorro”

El director del Instituto de Economía UC cree que "una reforma previsional de esta envergadura, muy necesaria, tiene que hacerse cargo de poner incentivos fuertes a la formalización. Tiene que ser proempleo y procrecimiento. Eso es algo que echo de menos en este proyecto". Por otro lado, estima que debe haber un componente de capitalización individual más fuerte, porque asegura que “se necesita ahorrar más, revitalizar el mercado de capitales”.


“La reforma previsional es muy necesaria, y no solo por las pensiones, sino también porque las personas necesitan ver que hay avances en el país. Está bien, se aprobó el proyecto de 40 horas, hubo ciertos consensos. Es un buen avance, pero es una línea en el cartón del bingo. La reforma previsional es el cartón completo. Creo que acá se juega harto. Incluso más que en el pacto tributario”.

Ese es uno de los mensajes que entrega el director del Instituto de Economía UC, Tomás Rau, respecto a la reforma previsional que ingresó el gobierno el año pasado al Congreso. Cree que “todas las posiciones van a tener que ceder”, y espera que finalmente la reforma derive en un componente de capitalización individual más fuerte, porque asegura que “se necesita ahorrar más, revitalizar el mercado de capitales”.

¿Qué le parece la reforma previsional que presentó el gobierno y que se está discutiendo en el Congreso?

Es una reforma muy necesaria. Llevamos más de una década tratando de aprobar un proyecto. Ahora, el proyecto actual tiene muchos nudos. Me parece que, dado el escenario, es inviable como está, política y económicamente. Más allá de que la idea de subir la cotización en seis puntos es casi un consenso, porque viene del proyecto del expresidente Piñera II, y también de la expresidenta Bachelet II, aunque ahí era un poco menos, eran cinco puntos... Pero no hay consenso en el destino de esos seis puntos. El proyecto actual lo destina íntegramente a un fondo social, que básicamente es introducir más reparto. Y muchos técnicos y la oposición piensan que ese 6% debiese ser destinado, en distintas proporciones, más a capitalización individual y menos a reparto.

¿Y usted qué cree?

Soy de los que piensan que acá es muy importante aumentar el ahorro, y no parece que el proyecto actual aumente el ahorro. Esos seis puntos se van a pagar seguros, a pagar pensiones. El mercado capitales quedó súper dañado con los retiros. Los fondos acumulados representaban cerca de un 80% del PIB, pero bajaron a 56% el año pasado. Probablemente queda mucho por recuperar y si no aumentamos el ahorro, es más complicado aumentar las pensiones. Entonces, yo creo que debiese irse poco a reparto, dado que ya se aprobó la Pensión Garantizada Universal (PGU), lo cual aumentó las tasas de reemplazo para las personas con bajos ingresos de una manera muy importante.

¿Entonces cree que una mayor parte debiese ir a capitalización individual, pero no necesariamente todo?

No necesariamente todo, porque va a depender de los cálculos actuariales. Ahí los técnicos tienen que ponerse de acuerdo, porque esta reforma tiene que ser técnicamente viable, pero también tiene que ser políticamente viable, y tener cierta legitimidad. Hay ciertas cosas en la ciudadanía que están instaladas, como aumentar algunos beneficios, las mujeres siempre han estado más castigadas, desde la brecha de género en los salarios, las lagunas por la maternidad, el cuidado de los niños. Hay ciertos elementos que están súper instalados, que las personas están dispuestas a pagar incluso de su propia cotización como beneficio social. Y eso sale reflejado en un estudio bien interesante que hizo la Universidad Católica con Cadem, de preferencias sobre sistemas de pensión, que le preguntaban a las personas de una serie de combinatorios, de sistemas de pensiones, y fuertemente las personas estaban dispuestas a destinar uno o hasta dos puntos de su cotización para beneficios sociales para mujeres, para adultos mayores más vulnerables.

Más allá del destino de la cotización adicional, ¿hay algo que le preocupe del proyecto?

Me preocupa mucho el tema laboral. Aumentar la cotización en seis puntos es un impuesto al trabajo. Uno puede discutir, dependiendo de si el trabajador recibe parte de esa renta, en realidad distorsiona menos, puede ser, pero al final el costo planilla para el empleador va a subir. Entonces, es un impuesto al trabajo, y no es poco, son seis puntos. Además, tenemos tasas de informalidad que son altas, estamos en un 27,4%, que históricamente no es la más alta que hemos tenido. Si a eso le sumas que tenemos 8,5% de desempleo, tienes como un tercio de la fuerza laboral que no están cotizando hoy en día. Quizás alguno del sector de la informalidad está cotizando mediante boletas, pero son los menos. Entonces, si tienes un tercio de los trabajadores que no están cotizando, ¿Cómo vas a hacer una reforma de pensiones que recaude? Una reforma previsional de esta envergadura, muy necesaria, tiene que hacerse cargo de poner incentivos fuertes a la formalización. Tiene que ser proempleo y procrecimiento. Eso es algo que echo de menos en este proyecto.

¿Y qué se podría hacer para incentivar la formalización, por ejemplo?

Hay medidas de incentivos y de penas. De penas es aumentar la fiscalización. Hay muchos asalariados que tienen supervisión, al menos así lo declara la encuesta del INE cuando se les preguntan, pero que no reciben un pago de cotización. Entonces, hay que fiscalizar, hay que tener leyes súper claras, porque esto es un sistema nuevo, es una reforma que va a depender de que la gente cotice más. También soy de los que piensan que hay que amarrar un poquito los beneficios con las ayudas sociales, mientras más cotizas, aunque tengas un mal salario, pero cotizaste, puedes optar a mayores beneficios sociales. Yo sé que eso rompe un poco el principio de la universalidad que puede estar detrás del proyecto actual. Y esto suena medio obvio, pero hay que fomentar la formalización y los emprendimientos formales. Hay muchos emprendimientos que no solo no tributan, sino que no cotizan nada, hay algunos programas, pero se puede hacer más. Y se necesita educación, por supuesto.

¿Para aumentar la base de cotizantes cree que la reforma previsional debería venir acompañada de una reforma al mercado del trabajo?

Necesitamos aumentar la formalización, de todas formas. Puede ser que no sean necesariamente proyectos de ley que se relacionen con la reforma previsional. Pero tienen que, al menos, discutirse en paralelo. Con un tercio de los trabajadores no cotizando es poco viable que una reforma previsional logre aumentar el ahorro. Y no es coyuntural, es un poco estructural. ¿En qué sentido? La informalidad, este 27,4%, es un poquito más bajo de lo que había antes de la pandemia. Siempre ha estado por ahí: 28% o 30%. Entonces tenemos que hacernos cargo.

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