Banco Mundial e Informe de Competitividad

La polémica fue iniciada por el propio economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, quien en una entrevista a The Wall Street Journal, declaró que la entidad había cambiado constantemente de manera "injusta y engañosa" la metodología de medición del ranking "Doing Business" para mostrar un indicador más bajo durante la administración de la Presidenta Michelle Bachelet. "Quiero disculparme personalmente con Chile y con cualquier otro país en el que transmitamos una impresión equivocada (…) Los problemas con el informe fueron mi culpa, porque no aclaramos lo suficiente".

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En un posterior comunicado, el Banco Mundial dijo que realizaría una "revisión externa" de los indicadores de Chile tras las recientes denuncias. El Gobierno salió al paso de la polémica, calificando como un "escándalo de proporciones" la información, apuntando no sólo al impacto de los cambios metodológicos en la ubicación de Chile, sino también al prestigio y credibilidad del organismo.

Pero, más allá de las declaraciones "en caliente", lo cierto es que, cambios metodológicos mediante, Chile ha mostrado un continuo deterioro de su posición global en el ranking: si en 2007 - ocupábamos el lugar 28, hoy nos ubicamos en el 55, con una mejora respecto del lugar 57 conseguido en 2017. Sólo entre 2010 y 2014 se logró una mejora en el ranking (pasando del 49 al 39 lugar), pero ambas posiciones lejos de las obtenidas hace 11 años.

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Si bien es urgente que el Banco Mundial aclare la polémica, corrija (de ser necesario) el posicionamiento de Chile y explique los motivos para cambios discrecionales en el informe, no se puede culpar al organismo del momento económico que hoy vive el país.

Los cuatro años de caída en la inversión, el deterioro del mercado del trabajo (con cifras récord de empleo informal), y una compleja legislación laboral, nada han contribuido a que Chile recupere el liderazgo que durante años mostró en diversos indicadores internacionales.

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Lo urgente hoy no es la polémica con el Banco Mundial, sino la construcción de una agenda que contribuya a recuperar el crecimiento y desarrollo del país, dos aspectos de verdad tangibles para todos los chilenos.