China anuncia planes para frenar la expansión de megaciudades

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China anunció planes para limitar la población de Shanghái a 25 millones de habitantes en los próximos dos decenios en un intento de las autoridades de limitar el número de personas que pueden tener como domicilio las megaciudades del país.

El objetivo de Shanghái de limitar sus residentes permanentes a 25 millones se extiende hasta 2035, y es una de las varias metas contenidas en un plan de desarrollo urbano para el centro financiero chino dado a conocer este lunes por el Consejo de Estado, el gabinete nacional. Esa meta demográfica deja a la ciudad con escaso margen para crecer dado que actualmente ya alberga más de 24 millones de habitantes.

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Una rápida urbanización impulsó el crecimiento de China en las últimas tres décadas pero también aumentó la contaminación, el déficit de vivienda y una brecha de riqueza cada vez mayor entre las regiones que se vuelve más evidente en megaciudades como Pekín, Shanghái, Guangzhou y Shenzhen sobre la costa oriental. Limitando la afluencia de gente a esas zonas, los funcionarios a cargo de formular las políticas se han propuesto estimular una mayor migración hacia ciudades continentales más pequeñas y por ende impulsar el crecimiento en las regiones pobres.

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Si bien el plan para Shanghái no especifica cómo limitará su población, los gobiernos municipales lo han hecho durante mucho tiempo utilizando el sistema chino del hukou, un pasaporte interno que permite a sus titulares acceder a servicios sociales como salud y educación. No tener el hukou de la ciudad donde se reside dificulta inscribir a los niños en las escuelas locales, por ejemplo.

Restricciones a la residencia

Las pautas de planificación urbana que dio a conocer el gobierno central en 2014 definen a las megaciudades como aquellas con una población superior a los 5 millones de habitantes en sus centros urbanos y establecen que ellas deben limitar la emisión de hukous. En las megaciudades, también se controla estrictamente la oferta de terrenos.

Otras medidas, cuando se aplicaron con mano fuerte, generaron asimismo ira y protestas. Se vio un ejemplo el mes pasado cuando Pekín impulsó la eliminación de unidades en alquiler inseguras para decenas de miles de trabajadores migrantes. La campaña se inició después de la muerte de 19 personas en un incendio, pero desató críticas generalizadas cuando tuvo como consecuencia que muchas personas fueran desalojadas sin tener otro lugar adonde ir.

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Los medios estatales luego publicaron informes que mostraban al jefe del Partido Comunista de Pekín, Cai Qi, el funcionario municipal de más alto rango, visitando a migrantes que trabajaban como repartidores y preguntándoles si tenían un lugar dónde alojarse. Cai y el alcalde Chen Jining también visitaron un depósito de recolección de residuos y se reunieron con una pareja de la provincia sudoriental de Sichuan cuyos integrantes habían trabajado como tintoreros callejeros en Pekín durante casi una década.

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El diario The China Daily publicó declaraciones de Xia Xueluan, profesor de sociología en la Universidad Sanya, según el cual la población de megaciudades como Shanghái ya no puede aumentar porque China está empeñada en disminuir la disparidad de desarrollo entre las regiones.

Por su parte, algunos economistas sostienen que sería mejor que China eliminara las restricciones que pesan sobre la circulación de la mano de obra, dando a los trabajadores más posibilidades de incrementar sus ingresos.

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