Colombia: ¿se aleja la paz con el Ejército de Liberación Nacional?

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Luego de que una facción de la guerrilla se atribuyera el atentado en el que cinco policías murieron y otros 42 resultaran heridos en Barranquilla, el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos decidió suspender los diálogos con el grupo. Si bien el proceso aún no se ha quebrado, hoy se encuentra en una etapa crítica.




LA paz definitiva sigue estando lejos de Colombia. Ayer, el gobierno de Juan Manuel Santos aseguró que las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional, más conocido como ELN, atraviesan una etapa crítica. Esto, tras la decisión del mandatario de suspender la mesa de diálogo sostenida en Quito, motivado por la ejecución de una serie de atentados -de grupos vinculados al ELN- que dieron por terminado el cese bilateral al fuego.

El más grave de ellos fue el perpetrado el 27 de enero pasado, cuando cinco policías murieron y otros 42 resultaron heridos en la explosión de una bomba en una comisaría de Barranquilla.

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Hasta ahora, solo el Frente de Guerra Urbano -facción que se ha autodenomina como parte del ELN- se adjudicó el ataque, pero los dirigentes de la guerrilla no se han pronunciado al respecto, poniendo en jaque la voluntad de paz del grupo.

Luis Eduardo Celis, analista político que militó en las estructuras políticas del ELN en la década de los 80, pese a su retirada en 1992, ha visto en primera la fila los reiterados intentos por alcanzar un acuerdo para poner fin definitivo al conflicto armado más extenso de la región.

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En conversación con Pulso, quien actualmente se desempeña como asesor de posconflicto de Redprodepaz se muestra optimista respecto al futuro de la negociación, pero ve una serie de trabas en lo que viene del proceso. "La guerrilla del ELN tiene una inconsistencia en el alma, porque tiene dos proyectos que son muy contradictorios: uno es mantenerse en la resistencia armada, de ser una interferencia permanente en los territorios en unas cuatro o cinco regiones de Colombia y otra de una solución negociada, pero no se concentra plenamente en ninguna de las dos y eso hace muy difícil la negociación".

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Sobre lo anterior, Celis comenta que la principal diferencia del proceso de paz llevado entre la actual administración colombiana y las FARC hasta 2016, fue que el ahora partido político desistió de su proyecto de poder armado y pactó una salida negociada, "aunque fue una negociación larga de seis años y con muchas dificultades, salió adelante".

De su paso por el ELN, Luis Eduardo Celis recuerda un activismo social y una dinámica política cuyos fundamentos todavía comparte. "Mi historia personal se sintoniza mucho con una Colombia en la que una parte dejó de creer en la acción política con armas, por eso me he dedicado en los últimos 20 años a la comprensión del conflicto", comenta.

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Los fundamentos

El ELN no sólo es la segunda guerrilla más grande de Colombia. Si bien, es más pequeña en cuanto a números -según fuentes del gobierno, en 2016 se contabilizaban a cerca de 1.300 los guerrilleros armados del grupo, versus los 6.500 de las FARC- siendo que ambas tienen data de fundación en 1964. Su despliegue también es de menor escala, pero su alcance político goza de importantes bases sociales en las localidades en las que se encuentra.

El Ejército de Liberación tiene entre sus fundadores a figuras emblemáticas, como los sacerdotes Camilo Torres y Manuel Pérez, ambos cercanos a la teología de la liberación que marcaron la influencia religiosa en el grupo, combinando ideas con teorías revolucionarias amparadas en la ideología marxista y la Revolución Cubana.

Según Alfredo Sarmiento, quien formó parte del gobierno de Álvaro Uribe y también conoce de cerca los diálogos de paz de la anterior y actual administración, "si negociar con las FARC fue complejo, negociar con el ELN resulta mucho más difícil porque es de una estructura federal y más horizontal", señala y agrega que esto genera riesgos en la construcción de acuerdos porque dificulta cualquier proceso y traspaso de información.

Desde la mirada de Sarmiento, el ELN no contribuyó a generar confianza en el proceso porque no solo seguían justificando el secuestro como instrumento para negociar, sino que además "continuaron dando mensajes arrogantes a la sociedad colombiana", dice.

En reiteradas ocasiones, el primer comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, acompañado por hombres armados y de cara cubierta señaló que "la mesa no puede ser interrumpida por el hecho de que el acuerdo de cese al fuego culmine".

Pero para el Ejecutivo y el equipo negociador con el ELN a cargo de Gustavo Bell, la avanzada que ocurrió cuando estaba previsto que comenzara la quinta ronda de negociaciones fue la gota que rebalsó el vaso, y en esto el tiempo no es el mejor aliado considerando las próximas elecciones presidenciales de mayo en Colombia. Es muy probable que, dadas las condiciones actuales, la mesa no culmine de manera exitosa en esta administración.

"La negociación es para transformar la sociedad colombiana, para tener una sociedad de garantías, donde la controversia y la lucha popular tengan espacio y sean respetadas", afirma Celis, pero para eso comenta que el rol de garantes como la Iglesia y Naciones Unidas es fundamental.

En tanto, los expertos coinciden en que la única forma de superar la desconfianza es la misma negociación, porque la suspensión del proceso también genera un manto de dudas no sólo por lo que viene, sino que por el complejo proceso de implementación que ha tenido el acuerdo alcanzado con las FARC.

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