El señor de los palos




Edward Lackington, 36 años, es la envidia de cualquier aficionado al golf. ¿Por qué? Simple, porque si quisiera podría jugar golf todos los días. Y porque pasa todo el día rodeado de palos, pelotas, y de todo lo que tenga que ver con ese deporte.

Lackington se enamoró del golf a los cinco años. Hoy tiene tres hijos, el mayor de siete años, Vicente, ya ganó su primer campeonato hace un par de semanas. Ingeniero comercial de la Universidad Católica, Lackington siempre se vio a sí mismo haciendo una carrera corporativa, detrás de un escritorio, con un sueldo seguro y fijo todos los meses. Nunca se pensó como un emprendedor.

Pero todo cambió. Hoy es dueño de Lackinton Golf Store, ex tienda Juega Golf y habla de cómo decidió emprender en este rubro.

"La verdad es que desde chiquitito que yo y mis hermanos siempre tuvimos vida de club. En el Club de Golf Los Leones nos iban a dejar el sábado en la mañana y nos recogían el domingo en la noche", cuenta Edward, agregando que "sentía una inquietud especial por el golf desde chico".

Aun así, en sus años de adolescencia, se dividía entre dos deportes: el tenis y el golf. Siempre fue mejor para el tenis, después cuando entró a la universidad, y posteriormente se puso a trabajar, fue cuando retomó el tema del golf.

"El negocio partió como un side business, mientras trabajaba en un banco como sub gerente del área comercial, tenía este negocio en paralelo. Se me ocurrió la idea de importar artículos de golf desde Estados Unidos, porque consideraba que los precios a los que se vendían los palos de golf en esa época eran extremadamente altos", afirma. Además, explica que en ese entonces los precios se regían por el "dólar a luca", si algo costaba US$ 200 en EE.UU, acá se vendía a $200.000, todo costaba el doble. Con una inversión inicial de US$ 5.000 Lackington fue capaz de levantar y consolidar una empresa en un rubro que se caracteriza por tener clientes bastante exigentes. Su principal competidor es Rebels y dice que las mayores dificultades en torno al negocio es el inventario. "Es caro, porque tiene muchas especificaciones, cada palo viene con una vara diferente, entonces hay que tener un stock  no menor". ¿Y los precios del extranjero? "Hoy día tenemos precios muy competitivos con el mercado en EEUU por lo que también es otra barrera que tenemos para la entrada", argumenta.

Un día, en conjunto con su señora, decidió dedicarse cien por ciento a la tienda. "Si bien es un mercado de nicho, el golf hoy está viviendo su época dorada con jugadores que están teniendo destacadas actuaciones a nivel internacional, y eso, junto a la proliferación de más campos de golf, como las públicas de Mapocho o Santiago Golf Club, hacen que este deporte esté más al alcance y que el mercado esté creciendo de forma importante".

De aquí a cinco años espera poder ampliar su oferta de servicios. Organizar campeonatos de golf y por qué no, tener una academia. Hoy está enfocado en tener buenos precios, además de productos para clientes exigentes, y un buen servicio. "Hay un putter de golf que cuesta US$ 1.200, para el cliente súper particular, que tiene, por ejemplo, un Mercedes deportivo rojo AMG. Para nosotros cada cliente es nuestro cliente más importante", dice Lackington.

¿Sigues jugando golf?

Hoy día el golf es una mezcla entre negocios y placer, pero lo estoy disfrutando muchísimo. O sea, son las eternas discusiones familiares, cuándo uno va a jugar golf si uno está trabajando o está haciendo deporte en mi caso. Juego en campeonatos amateur como el que organiza el banco BCI o Canada dry.

¿Qué significa el golf para ti?

El golf es mi vida.

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