El ofertón del Frente Amplio. ¿Qué comprará Guillier?

ALEJANDRO FERNÁNDEZ BEROS

Por Alejandro Fernández Beroš. Suponer que el voto por el FA fue por su propuesta de programa es discutible, ya que con seguridad pocos lo han leído y menos aún lo entienden. Este es un programa anclado en los años 50 y 60 que sólo en la teoría está financiado, pero que dejará un mayor forado en las finanzas públicas.




El gran ganador de las elecciones fue el Frente Amplio (FA). Superó las expectativas, pero esta sensación de triunfo se explica por el error en las encuestas. La hora de la verdad será en cuatro años cuando, ya con los pies en el barro, dejen de ser la novedad del año y tengan que rendir cuentas por sus actuaciones igual que todos los demás.

Suponer, por otro lado, que el voto por el FA fue por su propuesta de programa es discutible, ya que con seguridad pocos lo han leído y menos aún lo entienden. Este es un programa anclado en los años 50 y 60 y con un volumen de promesas que, aunque financiadas en teoría (materia para otra columna), en la práctica dejarán un forado mayor que aquel que nos está dejando de herencia la Nueva Mayoría.

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El programa parte de un diagnóstico errado. Dice que el "modelo de desarrollo" está agotado, generando muchos conflictos y concentrando el ingreso. No está agotado, está trabado por malas políticas; el conflicto se explica, entre otras cosas, por un mayor empoderamiento de la gente, lo que es bueno y, mejorando los procesos de evaluación, llevará a mejores resultados. La concentración del ingreso, por último, se ha reducido, aunque no suficientemente.

La propuesta del FA implica un "cambio profundo en la matriz productiva nacional y la promoción de empresas mixtas y cooperativas", algo que estuvo de moda hace 60 años. El Ministerio de Economía será uno de planificación sectorial, determinando sectores "estratégicos".

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Muchas de estas propuestas implican la aplicación de políticas fracasadas una y otra vez en Chile y el mundo: cierre de la economía (para hacerse parte del Mercosur y para validar el cambio en la estructura productiva). Nacionalizar el agua sin compensación y privilegiar el consumo humano por sobre el industrial (¿en qué queda el agrícola, el mayor consumidor de todos?), eliminando su definición como bien económico (¿no se va a cobrar?, se va a derrochar y habrá escasez).

El programa culpa a la política macroeconómica de una supuesta concentración productiva en bienes primarios y ¡la pérdida de complejidad tecnológica en las exportaciones! que nunca existió antes, pues lo único que apenas exportábamos era cobre. También se la culpa de largos períodos de alto desempleo y baja inversión "productiva", cosa que la evidencia no avala.

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Para resolver estos supuestos problemas, se propone fijar un tipo de cambio real "alto", lo cual requiere controles a los flujos de capital (no se preocupen, no llegarán), agregar un mandato de preocupación por el empleo al Banco Central (lo que es innecesario porque, implícitamente, ya lo aplica) y ¡una meta de diversificación productiva!, para lo que deberá coordinarse con el Ministerio de Economía. Es el fin de la independencia del Banco Central.

También pretenden aplicar el modelo "asiático" de inversión extranjera que, si funcionó, fue en los 80, cuando el mundo era otro. Asimismo se postula copiar al modelo "australiano", que implicaría industrializar el cobre, el litio y el cobalto. Aumentar el tamaño de Codelco y crear fundiciones para refinar el 100% del cobre (ignorando la realidad del mercado mundial), producir cables de cobre y baterías de litio. Nacionalizar SQM ¿sin compensación? Generar con otros países un cartel (¿Cipec?) para vender el cobre y obtener mejores precios y un monopolio interno para la venta del mineral. Todo esto ya se intentó y fracasó. ¿This time is different?

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En el sector financiero se "regularán" las tasas máximas a cobrar y los préstamos irán a sectores "prioritarios". Lo único que se va a obtener es que el crédito se obtenga a través de "contactos", como ocurría hasta los 70, que sólo condujo a más burocracia y corrupción. Será, también, el fin del ahorro. Además, se insinúa la fijación de precios por el acceso "social" al consumo de bienes esenciales.

Se plantea una política de nacionalizaciones y expropiaciones de empresas "estratégicas", que siempre funcionaron mucho peor que ahora cuando fueron estatales en el pasado. Es cosa de recordar los persistentes racionamientos de luz, la baja cobertura de agua potable y alcantarillado, el mercado secundario de teléfonos, etcétera. Recordemos que la cobertura casi absoluta de todos los servicios públicos se logró bajo la propiedad privada de estas empresas y no cuando eran públicas.

El espacio no alcanza para comentar todas las "políticas del siglo XX" que contiene el programa del Frente Amplio. Sólo agregar que no se expropiarán los fondos de las AFP y permanecerán como una alternativa de ahorro voluntario, pero la pensión máxima será de UF100 y se cotizará un 18% desde 2024 en vez del 10% actual.

Tal como está estructurado el nuevo sistema de pensiones definidas, los incentivos para cotizar sobre UF100 son nulos, pero también para cotizar en general, dado que las pensiones serán garantizadas independientemente del número de años de cotización. Se dice que el sistema está financiado, pero eso depende de que se cotice efectivamente y los incentivos están puestos para no hacerlo.

*El autor es economista.

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