Presidente Ramaphosa promete un "nuevo comienzo" y el fin de la corrupción en Sudáfrica

Ramaphosa
EFE



El nuevo jefe de Estado sudafricano, Cyril Ramaphosa, prometió este viernes a su país un "nuevo comienzo", empleos y el fin de la corrupción, en su primer gran discurso, tras la dimisión de Jacob Zuma, cuya presidencia estuvo marcada por los escándalos.

"Tenemos que dejar atrás toda la negatividad que perturbó a nuestro país porque nos espera un nuevo comienzo. Llegó un maravilloso comienzo", declaró Ramaphosa en el Parlamento, en la presentación de las grandes líneas de su programa.

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Fiel a sus promesas, el mandatario reafirmó su determinación a erradicar la corrupción que caracterizó la era Zuma. "Es el año en que cambiaremos el curso de la corrupción en nuestras instituciones públicas", aseguró.

Durante más de una hora, el primer discurso sobre el estado de la nación de este exsindicalista convertido en empresario fue acogido por múltiples aplausos.

Una situación muy diferente a la de las últimas apariciones de Zuma ante los diputados, en las que la oposición gritaba y armaba escándalos.

"El último discurso positivo de este tipo que oí fue el que pronunció Madiba (el apodo de Nelson Mandela) en 1994", recordó entusiasmado Narend Singh, el líder del Inkatha Freedom Party (IFP), en la oposición.

En el poder desde hacía casi nueve años, Zuma, de 75 años, se vio obligado a renunciar el miércoles por la noche, abandonado por su propio partido, el Congreso Nacional Africano (ANC).

Empleo y transformación

La llegada de Ramaphosa suscita una inmensa expectativa en una población cuya gran mayoría vive en la pobreza, un cuarto de siglo después de la caída del apartheid.

El viernes, el flamante presidente prometió llevar el país por "un nuevo camino de crecimiento, empleo y transformación".

Entre sus prioridades, citó el trabajo de los jóvenes, cuya tasa de desempleo roza el 50%. "Es una urgencia absoluta ofrecer a un mayor número de nuestros jóvenes un lugar en la economía productiva", insistió.

También se comprometió a devolver la confianza a los inversores y los mercados, que castigaron el final del reinado de Jacob Zuma con la degradación de la nota financiera del país.

"Tendrán que tomarse decisiones difíciles", especialmente para "estabilizar nuestra deuda y establecer la salud de nuestras empresas públicas", agregó, en un contexto económico difícil, con empresas públicas muy endeudadas.

Respecto a la corrupción, el nuevo jefe de Estado se dijo satisfecho con la "próxima" apertura, afirmó, de los trabajos de la comisión de investigación judicial sobre la "captura del Estado", que designa el saqueo sistemático de recursos públicos del que su predecesor está acusado de haber encubierto.

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En 2016, un informe oficial sacó a la luz la implicación de una poderosa familia de empresarios, los Gupta, en la gestión de los temas de Estado del país.

La oposición se mostró complacida con el tono del discurso del nuevo mandatario, aunque deploró el fondo de las palabras del "camarada Ramaphosa".

"Nueve años de presidencia Zuma han hecho retroceder nuestra nación", lamentó el jefe de la Alianza Democrática (DA), Mmusi Maimane, "desgraciadamente, el presidente Ramaphosa no ha demostrado esta noche que podía aplicar los cambios que necesitamos desesperadamente".

Tras el discurso del nuevo dirigente, se espera que haya una reorganización gubernamental.

"Ramaphosa probablemente se va a deshacer de todos los aliados de Zuma en una reorganización (ministerial), pero solo después de la presentación del presupuesto", estima el analista Darias Jonker, de Eurasia Group.

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