Columna de Carlos Cárdenas: “Esplendor digital desde el extremo austral”

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Básicamente, la fibra óptica no es más que un conjunto de elementos que permiten la transmisión de datos entre dos puntos, unidos por uno o varios cables de silicio (vidrio) o plástico muy procesado. Esto quiere decir que el medio por donde se transporta la información es muy frágil.

La conectividad de Magallanes hasta hace algún tiempo dependía de nuestros vecinos argentinos, teniendo en cuenta lo frágil y extenso que es este tipo de cable, y que además existían puntos críticos que atenuaban la señal, reduciendo su velocidad de transmisión o simplemente cortándola, lo cual generaba efectos directos en el servicio que experimentaban los usuarios. Sin embargo, hoy en día la nueva conectividad del tipo fibra óptica submarina ya instalada por territorio nacional, está reduciendo las brechas considerablemente, en cuanto a las posibilidades de corte y, a la vez, permitiendo aumentar la velocidad de transferencia de datos tanto a la comunidad nacional como internacional, por ello, esto nos está dando mayor presencia en un mundo cada vez más globalizado.

Entre las ventajas comparativas que ofrece la región en este nuevo escenario, está la posibilidad de implementar centros que permitan la bajada y subida de información satelital, sabiendo que por nuestros cielos australes pasan más de 700 satélites de órbita polar, estableciendo una oportunidad única a desarrollar, por algo, una compañía sueca, otra noruega, de igual manera el gigante Amazon y Space X con sus estaciones terrenas ya están instaladas en Magallanes para la transferencias de información. Como se puede ver fácilmente, esto continuará atrayendo a otras importantes instituciones ligadas a los grandes centros de almacenamiento de información (Big Data), interesadas en aprovechar la estabilidad sísmica de esta zona del planeta, y de nuevas maneras de disminuir, considerablemente, sus costos energéticos, gracias a las bajas temperaturas, como así también el contar con una conectividad digital asegurada sumado a la seguridad social que ofrece nuestro país con su estabilidad económica.

Por otro lado, sabiendo que hoy en día, el 95% de la transferencia de información digital entre continentes se realiza a través de fibra óptica submarina, y que toda esa conectividad está trazada por el hemisferio norte, es lógico pensar que, hacia el futuro, Chile podría proyectarse por el hemisferio sur, cerrando el anillo digital por Magallanes.

Esta región es el punto más próximo a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, debido a la curvatura terrestre y a nuestra cercanía con el polo sur. Si a esto sumamos el interés de nuestro país en conectar el continente Antártico desde la región de Magallanes, por medio de un cable de fibra óptica submarina vía el paso Drake, sumado al acuerdo comercial que hace algún tiempo se estableció con China, y su ofrecimiento de generar un estudio para el trazado de fibra óptica submarina entre Asia y Chile, no es difícil soñar que Magallanes podría llegar a convertirse, no sólo en la puerta de entrada hacia la Antártica, sino también, la puerta de entrada digital hacia el mundo, por el hemisferio sur.

Alguna vez Chile fue conocido por el mundo gracias al transporte marítimo por el Estrecho de Magallanes; hoy tenemos una segunda oportunidad. Eso sí: debemos dejar de pensar que las oportunidades están en otros lados. Si tenemos el horizonte claro, es seguro que, en un futuro no muy lejano, podamos escuchar que éste es el mejor lugar del mundo para el almacenamiento y transferencia de información digital.

Por otro lado, el gobierno de Chile está comenzando a desarrollar el Programa Espacial Chileno, denominado “Sistema Nacional Satelital (SNSAT), el cual confirma una vez más la gran oportunidad que tiene la región de Magallanes. En este plan, está contemplada la instalación de un Centro de Monitoreo Satelital en Magallanes, el cual podría potenciar los planes que la Universidad de Magallanes viene desarrollando desde el año 2008 de instalar en su campus universitario, infraestructura que albergue un “Centro de Teledetección y Geociencias”, el cual podría cooperar directamente en el ámbito científico y docente con todas las instituciones ya instaladas en la región.

Es por ello que actualmente la U. de Magallanes trabaja junto a la U. de Chile, pensando en la posibilidad, que una vez concretada la infraestructura del centro antes mencionado, se pueda materializar en Magallanes, la instalación de un repositorio espejo del repositorio que hoy ya alberga la Casa de Bello, junto a la infraestructura al interior del campus del universitario, para albergar el respaldo de información del programa Copernicus de la Unión Europea. Lo anterior es gracias a la condición de aislamiento de región austral, la cual tiene claras ventajas comparativas para el establecimiento de este tipo de infraestructura.

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La conectividad digital actual de la región de Magallanes, nos permite contar con infraestructura digital a un estándar internacional, la cercanía con el Polo Sur ofrece condiciones ideales para la bajada y subida de información satelital; las bajas temperaturas disminuyen los costos de climatización de los equipos, algo que ha provocado una tendencia mundial de migración de estos grandes centros hacia climas fríos; tenemos estabilidad sísmica, con sólo cuatro eventos significativos según los registros históricos, disminuyendo la probabilidad de cortes de energía o destrucción de hardware y, por si fuera poco, tenemos baja vulnerabilidad ante posibles ataques terroristas, como lo indica el índice de Paz a nivel mundial. Todo lo anterior muestra claramente una positiva dinámica de progreso para la zona en esta área, lo que permitirá sin duda, el crecimiento desde todas las perspectivas del área satelital, comparable al notable desarrollo que tuvo el área de la Astronomía acontecido en su momento en el norte de nuestro país.

Finalmente permítanme responder la pregunta: ¿Por qué es tan importante que este tipo de entidades asociadas a la temática espacial aterricen en Chile? Porque es una meta deseable para cualquier país en vías de desarrollo, interesado en la generación de ecosistemas de innovación. Gracias a ello podemos soñar un futuro esplendor digital en Magallanes, donde no solo la ciudadanía local pueda disfrutar de mejor calidad de servicios de Internet, sino más bien, la región entera pueda optar a un nuevo modelo de desarrollo económico que, finalmente, beneficiará a todo el país.

*Dr. Carlos Cárdenas. Investigador Asociado del Centro de Investigación GAIA- Antártica UMAG y Coordinador del área de Teledeteccion de la Universidad de Magallanes

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