Innovar, emprender y transferir: cómo Ciencia 2030 está transformando las universidades chilenas

Primer Encuentro Nacional de los Programas Ciencia e Innovación 2030, financiados por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID.

Las 19 universidades que están ejecutando estos programas financiados por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, se reunieron en Valdivia por primera vez para compartir sus avances, aprendizajes y tareas aún por resolver.


Fue un encuentro inédito y fructífero. Entre el 31 de agosto y el 1 de septiembre, 19 universidades chilenas, públicas y privadas, se reunieron en Punucapa, Valdivia, en el primer Encuentro Nacional de los Programas Ciencia e Innovación 2030, financiados por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID.

Estos proyectos, conocidos como Ciencia 2030, tienen un objetivo clave para el desarrollo del país: potenciar la innovación, el emprendimiento y la transferencia de tecnología con base científica que surge de las universidades.

“Los programas Ciencia 2030 apuntan justamente a cambiar la lógica en cómo se piensa la investigación”, dijo la doctora Maite Castro, Seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Sur, al inicio del encuentro.

Esas lógicas son de larga data y muchas veces cuesta modificarlas. Evelyn Silva, directora ejecutiva de Ciencia e Innovación para el futuro, consorcio compuesto por Universidad Mayor, Universidad de Atacama, Universidad Autónoma y la Universidad Tarapacá, dice que el financiamiento público de estos proyectos tiene un fin claro: que la investigación salga de los laboratorios

“Hay investigadores que van a seguir en su laboratorio y está bien”, agrega. “Pero hay otros que su tipo de investigación puede ser solución a un problema actual”.

Doctora Maite Castro, Seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Sur, durante el encuentro en Valdivia.

Una breve historia de Ciencia 2030

Todo comenzó en 2013 con una iniciativa de Corfo que buscaba apoyar a las escuelas de ingeniería del país en su transformación para convertirse en escuelas de clase mundial.

A través del concurso “Nueva Ingeniería para el 2030″ se premiaron 15 proyectos de 20 universidades, con una inversión de 3 millones de dólares, de los cuales 2 millones fueron aportados por Corfo a través de InnovaChile.

Diez años después, esta iniciativa ya da frutos. Nelson Rojas, director ejecutivo de Ciencia 2030 de la Universidad de Concepción, dice que uno de los indicadores de éxito es la atracción de inversionistas interesados en participar de emprendimientos que surgen de la universidad.

“La Facultad de Ingeniería (de la Universidad de Concepción) realmente ha generado un salto cuántico en cuanto al rol que cumplen los ingenieros”, explica Rojas. “Hoy es una universidad que está haciendo rondas de inversión y vienen inversionistas de Estados Unidos a poner plata a estudiantes de ingeniería”.

Dado el éxito de Ingeniería 2030, los decanos de las facultades de ciencias del CRUCH se contactaron con Corfo para replicar el incentivo, pero ahora con un foco en la ciencia. El año 2020 seis programas de Ciencia 2030 dieron el puntapié inicial de un proceso que puede durar hasta 6 años.

Nelson Rojas, director ejecutivo de Ciencia 2030 de la Universidad de Concepción.

Qué es lo que se busca con Ciencia 2030

Cada universidad beneficiada con los Programas Ciencia e Innovación 2030 tiene una tarea concreta y, a la vez, titánica: transformar las facultades de ciencias para que sus egresados, investigadores y académicos orienten sus esfuerzos docentes y de investigación para vincularse más estrechamente con el entorno de sus universidades.

“Básicamente —dice Nelson Rojas— el objetivo general de todos estos planes es poner a disposición del desarrollo económico y social las capacidades científicas que tienen las universidades”.

Esta transformación institucional debe potenciar tres aspectos concretos: la innovación, el emprendimiento y la transferencia de tecnología. Para eso, cada institución debe concentrarse en distintos ejes, como la armonización de sus mallas curriculares de pre y posgrado, la vinculación con el entorno y la participación y liderazgo femenino.

Y, además, debe embarcar a sus académicos para que logren una transformación de la mentalidad de sus estudiantes. “Que tengan conciencia —dice Evelyn Silva— de que la solución basada en ciencia puede ser respuesta a problemas sociales y económicos del país”.

Para eso las universidades han implementado cursos electivos, han organizado hackatones, ferias y talleres, y han incorporado nuevas competencias profesionales en sus planes de estudio. Pero también se han enfrentado a dificultades propias del sistema de educación superior.

Evelyn Silva, directora ejecutiva del consorcio Ciencia e Innovación para el futuro.

El primer encuentro de Ciencia 2030 en Valdivia

Actualmente están en ejecución ocho programas Ciencia 2030 que involucran a 19 universidades. Las instituciones pueden llevar el programa de forma particular, agrupando a sus distintas facultades de ciencia, o pueden asociarse con otras universidades para formar un consorcio que comparte recursos y responsabilidades.

Así, por ejemplo, el consorcio Sur-Subantártico Ci2030 está conformado por universidades que abarcan desde la región del Maule hasta la de Magallanes, mientras que otras universidades de mayor tamaño, como la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción, la Universidad Andrés Bello y la Universidad Católica, tienen sus consorcios “internos”, agrupando a distintas facultades.

De los ocho programas Ciencia 2030, seis iniciaron la etapa de implementación de su plan estratégico el año 2020, por lo que hoy se encuentran en el tercer año del programa. Este 2023, en tanto, dos programas más están iniciando su implementación.

Todos se reunieron en Valdivia para compartir avances, aprendizajes y tareas aún por resolver. Evelyn Silva del consorcio Ciencia e Innovación para el futuro define en dos palabras el valor de este primer encuentro: estrategia y solidaridad.

Así lo explica: “Fue una reunión en donde cada universidad expuso lo que le ha costado, los puntos fuertes y los débiles, y se concluyó al otro día con una hoja de ruta en donde se va a trabajar en forma colaborativa en solucionar los problemas”.

La tarea a futuro de estas universidades es encontrar sinergias y desarrollar acciones conjuntas para el periodo 2024-2026, como potenciar el vínculo con actores externos a las universidades, instauración de incentivos a la innovación y generar acciones para difundir los resultados de los programas Ciencia 2030.

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