Licancabur: libro revela los mitos y leyendas del misterioso volcán en la frontera chileno-boliviana

La compilación pertenece a Mauricio Mena y Diego Álamos.

Con 5.920 metros de altura, el estratovolcán está rodeado de historias, muchas de ellas con detalles ocultos hasta el día de hoy. A partir de testimonios, los autores recopilaron algunas de ellas.


El Licancabur tiene su historia, todos los cerros la tienen. Mitos, leyendas y fábulas altoandina. Así se titula el libro, producido y editado en San Pedro de Atacama. Como su nombre lo anticipa, indaga en las entrañas del estratovolcán de 5.920 metros de altura.

La obra, publicada por Librería del Desierto, fue escrito por Mauricio Mena, filósofo y poeta, y el editor y licenciado en filosofía, Diego Álamos.

Álamos explica el libro nació, “porque no había ninguno disponible, y es de gran interés. Esto escribí en la contraportada, con lo que explico la publicación: En el desierto todo parece que hubiera estado aquí desde siempre, inquebrantable. Una de las acciones más notables que considera esta compilación de mitos, fábulas y leyendas altoandinas, es el movimiento vital que, a través de estas historias, se imprime al paisaje”.

El volcán Licancabur está situado en la frontera entre Bolivia y Chile, junto a la laguna Verde. Su última erupción tuvo lugar en el periodo del Holoceno.

Portada del libro. Crédito: Eduardo Seymour

Las montañas cobran vida, “el cielo se transforma en una llama arquetípica, los animales le hablan al hombre y a la mujer en su mismo lenguaje. El silencio del altiplano se llena así de voces, se hincha de sentido, se hace más profundo de lo que, a simple vista, parece. Pues, se piensa que el desierto se reproduce a sí mismo, como el infinito de un espejo”, relata el editor del libro en la descripción.

Lo que hacen estas historias recogidas –ya sea a partir de testimonios como de fuentes bibliográficas–, “es romper esta figuración en mil pedazos, de manera de contar la otra historia del desierto, la cual lo convierte en un cántaro lleno de la energía del mundo. “El Licancabur deja de ser un volcán inactivo, para abrir paso a su leyenda...”, añade Álamos.

Por último, como toda compilación, Álamos establece que este no es un libro que agota la vertiente mitológica altoandina del Desierto de Atacama, “sino que es solo un botón de muestra de las historias que resignifican y dan vida a este lugar; por lo que esperamos que su lectura abra la obsidiana atacameña y de ella brote otra forma de admiración por este territorio”.

Mito de la Yakana

El editor de la iniciativa comparte uno de los mitos presentes en el libro, el mito de la Yakana, “muy importante para entender cómo miraban el cielo los antiguos”.

Según cuenta la tradición, “la Yakana es la madre de todas las llamas. Ella transita libremente por el cielo y tiene su reino en la Vía Láctea. Se dice que se le puede se le puede ver como una figura oscura, con un largo cuello y ojos brillantes. Era común que la Yakana bebiera el agua de los manantiales, siendo posible que alguien se encontrara con ella mientras bebía, y así el incauto era aplastado por la Yakana”, cuenta.

El volcán Licancabur está situado en la frontera entre Bolivia y Chile, junto a la laguna Verde.

Bajo ella, “él podía extraer a manos llenas su exquisita lana, de múltiples colores. Si la persona que había sido favorecida por la lana de la Yakana volvía al día siguiente al lugar donde había sido el contacto, para luego adorarla y realizar rituales en su nombre, las llamas de las cuales se hiciera de ahí en más le aportarían grandes ganancias, multiplicando su ganado y su productividad”, relata.

Esto se cuenta desde tiempos remotos, según los testimonios de la gente de la zona. “Son estas mismas personas quienes cuentan que, a media noche y en total anonimato, la Yakana baja a beber el agua del mar, de manera tal que evita que se rebalsen los océanos y se sumerja todo el planeta bajo el agua. Los habitantes de la zona dicen también que otra masa oscura se mueve frente a la Yakana. Este otro ser es conocido como la Perdiz. Además, se dice que la Yakana es madre de una pequeña llama a la cual da pecho en mitad del firmamento”, explica Álamos.

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