Jane Goodall: “El futuro será el perdedor si ganan los que quieren el desarrollo económico a cualquier costo”

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La legendaria primatóloga y conservacionista inglesa observa con preocupación las fuerzas que se han enfrentado durante la emergencia por el Covid-19. Aunque cree que esto puede generar mayor conciencia sobre la importancia de llevar una vida más consciente con el planeta, advierte que “si seguimos ignorando el cambio climático, sin respeto por la naturaleza y los animales, habrá otra pandemia, que puede ser peor”.


Jane Goodall pasa su confinamiento en la casa de su familia en Inglaterra, donde se crió, donde compartió con dos figuras fundamentales: su madre, que siempre la apoyó y le forjó una determinación a toda prueba, y su perro, quien le hizo comprender y amar a los animales, entender que tienen emociones y personalidad.

Muy joven y sin educación formal partió a África. Quería estudiar y vivir con los chimpancés. Y así lo hizo. Su libro En la sombra del hombre fue una revelación acerca de lo similar que son los comportamientos de chimpancés y hombres. “Un clásico instantáneo”, dijo Time. En 1965 estableció el centro de investigación Gombe Stream. El resto es historia. Ha recibido decenas de grados honoríficos, más de ochenta premios, incluyendo Dama del Imperio Británico, legión de honor francesa, premio Príncipe de Asturias y el premio de la National Geographic Society, donde desarrolló parte importante de su carrera como exploradora. Ha escrito decenas de libros. Chimpancés en Gombe: patrones de conducta es el trabajo definitivo sobre ellos. Ha sido sujeto de muchos documentales, y el último de ellos, Jane Goodall: la gran esperanza, se estrenará pronto en Latinoamérica a través de National Geographic.

Aparece puntual a nuestra cita a través de Zoom. A su espalda, muchos libros, recuerdos, una cruz, y fotos suyas y de su familia. Se ve igual a sus fotos, con su hermosa cola de caballo blanca, sonriente, energética y tranquila.

Dice que al principio se empezó a irritar con el confinamiento, pero luego se dio cuenta de que había que poner algo de humor en la ecuación, sobrellevarlo y aprovechar de reflexionar y ponerse al día.

“Hemos tenido pandemias antes, y hemos tenido varias epidemias que han parado antes de dar la vuelta al mundo. Y (ellas) vienen de nuestra falta de respeto por la naturaleza. Destruimos los bosques, los animales quedan apretados juntos, y enfermedades, virus y bacterias pueden saltar de animales a otros animales, creando algo nuevo. Y luego los animales son empujados a tener un contacto más cercano con las personas, ya que han perdido sus hogares, y eso crea otra situación, donde los virus y bacteria pueden meterse dentro de nosotros, como esta pandemia actual. No les tenemos respeto a los animales, los matamos, los comemos, los traficamos, los mandamos alrededor del mundo, acorralamos todo tipo de especies juntas en los mercados húmedos de vida salvaje en Asia, donde están en una situación cruel, inhumana, terrible... Apretados en cajas, especies de todo el mundo, portando sus virus y bacterias con ellos, una perfecta situación para un virus. Las heces, la sangre, están en el suelo, es un medio fantástico para que un virus se acerque a alguien que está vendiendo o comprando animales... Luego están los mercados de carne en África, y tenemos las terribles granjas industriales, donde los animales domésticos están encerrados y hacinados en esa misma situación, estresante y antihigiénica. Muy cruel. Esto también ha hecho, aunque no solamente, que los virus y bacterias salten hacia afuera. Siempre supimos que esto podía pasar, pero pusimos primero el desarrollo económico en primer lugar. ¿Proteger el medioambiente para las generaciones futuras?, olvídalo”.

-¿Qué puede pasar cuando esta pandemia termine? ¿Cómo podemos crear una nueva manera de tratar a la naturaleza y a los animales?

-El lado bueno de esta pandemia tan disruptiva es que las personas han comenzado a entender mejor cómo comenzó. ¡Y cientos de miles de personas que viven en ciudades han podido respirar, por primera vez, aire limpio! Entonces, va a haber cientos de miles de personas que habrán visto cómo el mundo debiera ser, y cómo puede ser, y que no querrán volver a la misma manera de hacer las cosas. Por otro lado, tienes gobiernos de extrema derecha, que están rugiendo para volver a business as usual. La administración de Trump está echando atrás leyes ambientales y ha tomado esto como una oportunidad de retroceder la protección del medioambiente, también está hablando de minas de carbón... Entonces, sí, habrá mucha gente, y espero que crezca en el tiempo, y que la voluntad de las personas prevalezca.

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-Desde el punto de vista individual, ¿cree que habrá cambios en la manera de consumir y comportarse? ¿Qué conductas usted incentivaría?

-Primero que todo, creo que habrá muchas personas pensando en esto, me lo están diciendo ya. Y es algo que hemos alentado en el Instituto Jane Goodall desde el comienzo, desde 1991. El mensaje principal es que cada persona hace la diferencia, cada uno de los días. Y, sabes, si vivimos en una sociedad relativamente rica, tenemos el lujo de hacer elecciones éticas en lo que compramos. Ver de dónde vienen los productos, cómo fue hecho en términos del medioambiente, si implicó que animales sufrieran o no, si es más barato por esclavitud infantil. Pero si vives en la pobreza, sólo puedes hacer lo que sea para mantenerte vivo.

Se queda pensando y agrega:

“Cada persona que piensa sobre el futuro debe tomar sus propias decisiones, porque somos todos diferentes. Depende del país en que vivimos, el tipo de gobierno que tenemos. Pero si no vivimos en la pobreza, podemos influir en las corporaciones porque no debiéramos comprar sus productos si sabemos que la compañía es terrible. Debemos dejar de comprar esos productos. Y si vivimos en una democracia, debemos buscar y elegir a los líderes correctos. A veces no se puede, y debes hacer lo que puedas de acuerdo a la situación. Ese es el problema. Si todo el mundo estuviera en democracia, cambiaría de un día para el otro”.

-El epicentro se movió y ahora está en Sudamérica. La pandemia en el mundo en desarrollo, como nuestra región o África, donde está su centro de investigación, se mezcla con pobreza, hambre. ¿Cómo podemos sobrevivir a esta pandemia en el mundo en desarrollo?

-Es muy difícil, como dices, y desgraciadamente no soy política. Es verdad que hay mucha, mucha gente que vive al día y que lo que ganan en el día los mantiene vivos mañana. Y están confinados, nadie hace su trabajo. Mucha gente ha dicho que el confinamiento no ha funcionado en África. No es la solución en África. No estoy segura de cuál es, estoy muy preocupada. Tengo dos nietos allá, uno en Dar es Salaam, que es el epicentro de la pandemia en Tanzania, ¡y con un presidente que dice que la pandemia está curada y que se junten el próximo fin de semana para celebrar que la vencieron! Otra nieta está en Ciudad del Cabo, que es otro epicentro; afortunadamente ella está en una buena parte de la ciudad… Lo complejo es que solucionas un problema, aíslas a la gente, y esto lleva a otro problema. Y no es sólo en el mundo en desarrollo, en Estados Unidos también se ha visto a personas viviendo en la pobreza, perdiendo trabajos, sufriendo hambre y falta de medicamentos y de exámenes. La buena noticia es que, por primera vez, los científicos alrededor del mundo están trabajando en conjunto. En lugar de guardar para sí sus hallazgos sobre las vacunas, están compartiendo. Y no es necesariamente por altruismo, están entendiendo que a no ser que esto se ponga bajo control en todas partes, no estará nadie seguro y empezará de nuevo.

-¿Cómo está la situación en Gombe Park, Tanzania?

-Estamos muy preocupados. Tenemos dos santuarios, los chimpancés están seguros, pero no tenemos visitas. En el Congo están seguros, en Gombe, están en lo silvestre. Estamos haciendo test, pero los chimpancés, babounes y monos supuestamente pueden contagiarse de Covid-19. Y si salen del parque no los puedes parar. Y la gente entra al parque... entonces, ¿qué podemos hacer? Lo mejor que podemos, nada más. Cada persona que llega es oficialmente testeada y queda en dos semanas en cuarentena. Para Jane Goodall, un resultado positivo de toda esta emergencia es que las personas hemos podido aprender cómo comunicarnos y aprender mejor de manera remota, por internet. “Yo ya he escuchado a mucha gente decir que en el futuro hará muchos menos viajes, y más parte de su trabajo desde la casa... es mucho más barato, y menos contaminante, para los equipos, el trabajar desde casa. No todos los trabajos o negocios pueden hacer eso, pero muchos sí, muchos quieren. Y eso va a traer menos contaminación, al no estar teniendo que manejar de ida y vuelta”, dice.

“Y creo que muchas personas se han dado cuenta de lo que han perdido al no estar lo suficiente con sus familias, y eso es muy bueno. Hemos estado (antes) tan enfocados en el desarrollo económico sobre todo lo demás y, honestamente, no lograremos desarrollar nuestro enorme potencial humano, a menos que hagamos que el cerebro y el corazón trabajen en armonía. Eso es lo que ha estado destruyendo el planeta: gente muy inteligente, destruyendo el bosque en unos pocos días, por esa desconexión. Ese cerebro muy brillante y desconectado del corazón, el amor y la compasión, que piensan en el mañana”.

La investigadora durante los estudios que realizó hace décadas en África. Crédito: Festival della Scienza

-Después de la recesión global ¿habrá una posibilidad de dejar de pensar en la conservación del medioambiente y el desarrollo económico como excluyentes?

-Creo que algunos países se moverán hacia una nueva manera; otros no, querrán volver a lo anterior, depende del gobierno. Entonces, ¿ganadores y perdedores? El futuro será el perdedor si ganan los que quieren el desarrollo económico a cualquier costo. El problema es que algunas personas piensan que estamos separados de la naturaleza porque somos humanos, pero no es así, somos parte de ella, dependemos de ella para nuestra comida, nuestra agua, de nuestros bosques para regular la temperatura, regular el cambio climático, para que nos den aire limpio y agua… si destruimos el mundo natural, al final, nos destruimos a nosotros mismos.

“Demasiadas personas están viviendo el momento. Quieren ganancia económica ahora, porque es beneficioso para sus posibilidades de ser electos, o para su adquisición de riqueza, y fama y poder. Y pienso que, los que nos preocupamos, sabemos muy bien lo que debiera pasar. ¡Este es un momento en que podría pasar! A no ser que ciertos líderes políticos hagan todo lo que esté en sus manos para evitarlo. Ese es mi miedo. Mi esperanza es que haya suficientes cientos de miles de personas que verdaderamente no quieran volver atrás a la vieja manera de hacer las cosas. Que realmente piensen en el futuro. Y algunos de estos políticos que sólo piensan en la economía, tienen nietos... quizás durante este confinamiento piensen más en ellos. Y lo que les han estado haciendo a su futuro”.

-¿Cree que esta cooperación global para una vacuna podría llevar a un trabajo igual para combatir el cambio climático? ¿O es muy ingenuo pensar así?

-Bueno -se ríe-, ¡espero que sea así! Y lo que realmente me irrita es que los países alrededor del mundo han actuado rápido para contrarrestar la pandemia porque los afecta económicamente. Pero ¿por qué no hemos reaccionado de la misma manera para una crisis mucho, mucho peor, que es la del cambio climático? ¿Qué pasa? Porque saldremos de esta pandemia, hemos salido de otras. Pero si seguimos ignorando el cambio climático, sin respeto por la naturaleza y los animales, habrá otra pandemia, que puede ser peor. Esta se esparce rápido, pero relativamente pocas personas morirán. Imagínate si la siguiente se esparce así de rápido, pero con las tasas de muerte de, por ejemplo, el ébola. ¿Y por qué no podría pasar algo así? Está todo vinculado: cambio climático, protección de los bosques, del planeta. Y no protegerlo te lleva a pandemias y a dejar sin futuro a tus nietos.

“Demasiadas personas están viviendo el momento. Quieren ganancia económica ahora, porque es beneficioso para sus posibilidades de ser electos, o para su adquisición de riqueza, y fama y poder".

-Con crisis económica, pareciera no ser el momento de esto, pero si no es ahora, cuándo lo será...

-Bueno, hemos tenido los “momentos correctos” antes, y no los hemos aprovechado. Hemos tenido reuniones, y países diciendo que van a controlar sus emisiones, pero hemos continuado apoyando los combustibles fósiles, las grandes compañías de petróleo y gas, y armas, porque los países ganan mucho, mucho dinero al hacer y vender armas. Hay un horrible vínculo entre grandes negocios, venta de armas, farmacéuticas y gobiernos. Y corrupción. Y no podemos ignorar el hecho de que la población sigue creciendo y ya estamos usando nuestros recursos naturales de manera más rápida, en algunos lugares, de lo que la naturaleza puede reponer. Entonces, ¿qué pasará? No podemos no pensar en eso.

-Se ha destacado que los líderes globales que mejor han manejado la pandemia son mujeres, como Jacinda Ardern, de Nueva Zelandia, o la alemana Angela Merkel.

-Es muy bueno que las mujeres hoy estén tomando roles de liderazgo que antes les estaban negados. Inicialmente, las mujeres que lo hicieron y entraron en política o negocios, llegaron ahí por ser más masculinas que los hombres. Y ahora está siendo aceptado que los hombres y mujeres son diferentes. Ellas tienen diferentes cualidades, y tienen las del cuidado y la compasión. Por eso son muy buenas líderes, siempre y cuando no traten de competir con los hombres en agresividad. Una tribu indígena de Sudamérica dice que su tribu es como una águila, tiene un ala femenina y otra masculina. Solo cuando las alas son iguales puede la tribu realmente volar. Esa es una imagen muy buena. Es verdad.

-¿Alguna vez la discriminaron por ser mujer?

-No realmente. Yo era joven y no había ido a la universidad cuando fui a África. Si hubiera sido un hombre joven, y hubiera desafiado el pensamiento predominante, de que solo los seres humanos tienen emociones, personalidad, que estamos separados del reino animal y no somos parte de eso, creo que lo habrían criticado tanto como a mí.

“Hay gente que me dice hoy ‘¿no está horrorizada con esto de que la gente decía que Jane se hizo famosa no por sus observaciones (de los chimpancés), sino sólo porque tenía bonitas piernas y a National Geographic le gustó?’. Lo que es verdad... Y yo digo: en ese tiempo lo clave era obtener apoyo y dinero para poder hacer investigación. Y por suerte mis piernas estaban bastante decentes -se ríe-. “Si conseguí el dinero y pudimos hacer lo que hicimos... y mis piernas me ayudaron a lograrlo, bien por ellas. Vivimos en un mundo tan raro hoy. No hay casi nada que uno pueda decir sin que sea visto como que no has sido políticamente correcta”.

-¿Qué aconsejaría a los individuos que quieren ayudar a combatir la destrucción del planeta?

-Bueno, aparte de lo que ya te dije sobre las decisiones éticas que cada uno toma, hay algo que cualquiera puede hacer, que realmente hará la diferencia: deje de comer carne. O comer menos carne, o no comerla de granjas industriales. Destruye el medioambiente a la vez que es terriblemente cruel.

-¿Qué será lo primero que hará cuando termine el confinamiento?

-¡Volver a terreno, supongo!

-¿Viajará los mismos más 300 días al año de antes?

-El problema es que tenemos 34 Jane Goodall Institutes en el mundo, y el programa Roots and Shoots en 65 países (incluido Chile en ambos). Todos dicen: ‘Jane, nos gusta verte online, pero no es lo mismo que cuando vienes. Queremos verte, abrazarte’. Quizás viaje menos. Bueno, y tengo 86 años. Eventualmente tendré que bajar las revoluciones de todas maneras. No sé qué hará mi cuerpo, hasta ahora ha sido muy bueno conmigo.

-¿Y por qué cree que logra mantenerse bien?

-En parte, por los genes, en parte por determinación, y pasión. Realmente querer hacer una diferencia. Realmente preocuparse de los animales y los bosques, y los niños. Me importan realmente.

“Dile un saludo a todos en Chile” -dice antes de terminar la reunión-. “Los chimpancés tienen un saludo especial para la distancia. Y como estamos tan lejos, te lo voy a hacer”, dice. Luego se despide a la manera chimpancé, con un largo y profundo sonido.

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