Victoria Andreu: "Sigo enamorada hasta las patas del hombre que me atropelló"

Cosas de la vida 2
Foto: Marcelo Segura

#CosasDeLaVida | "A mí me dolía todo, pero lo único que quería era que él me conociera más para gustarle y poder vernos otra vez. Ese día, Iván me atropelló, pero manifestó todo lo que yo andaba buscando: cariño, contención, preocupación. Llegó en el momento preciso a mi vida".


Ha pasado un año y medio desde que conté esta historia en la sección Cosas de la Vida, en Tendencias. Y más de nueve años desde que ocurrió. Y el sentimiento sigue siendo el mismo: estoy enamorada hasta las patas de Iván.

Recuerdo ese día en que todo comenzó. Sábado 14 de marzo de 2009. Yo iba en camino a juntarme con mi hermana cuando un auto me atropelló en Vicuña Mackenna. Volé por los aires y la gente corrió a ayudarme. A mi lado izquierdo estaba un tipo que, muy preocupado, me preguntaba cómo me sentía y se ofreció a llevarme a una clínica. Yo pensaba qué amoroso y tierno. Claro, yo no tenía como saber en ese momento que había sido él quien me había atropellado.

Llegó mi hermana junto a mis papás. Ella se subió conmigo a la ambulancia. Apenas pude, le pedí que averiguara quién era ese tipo tan amoroso. Ahí me enteré que era quien me había atropellado. Yo no lo podía creer. Para mi suerte, también iba al hospital para que le hicieran una alcoholemia.

En el hospital, él se me acercaba y me hablaba. Aparte del dolor físico, me sentía mal porque le estaba coqueteando descaradamente y no sabía si él estaba casado. Le pregunté si su señora iba a venir a verlo. Extrañado me respondió: "¿Qué señora?". Y me dijo que su familia eran sus hermanas y sobrinos. Ahí no pude más de felicidad y supe que él era para mí.

Quería un hombre mayor que yo, libre y sin hijos. También quería a alguien que me protegiera; y él ese día me manifestó lo que yo andaba buscando. "Tranquila, todo va a estar bien", me decía. Cada vez que Iván salía de la pieza, yo lloraba porque me dolían mucho los pies por el impacto. Pero volvía él y yo me secaba la cara como si no pasara nada.

Después de ese día todo fluyó muy natural. No nos separamos más. Dos días después del accidente se quedó a dormir en mi casa y no se fue en un mes. Nos gustaba estar juntos. Después de ese mes, me propuso irnos a vivir juntos. No tenía sentido seguir pagando dos casas, así que acepté con una condición: que no le dijéramos a nadie porque mis papás me matarían.

Viajamos a Perú y todos estaban preocupados por mí. En el trabajo no podían creer que me iba con un hombre que recién conocía, pero yo confiaba en Iván, me transmitía seguridad.

Sabíamos que lo nuestro era serio y que queríamos hijos, pero quisimos disfrutar un año sólo los dos. Nos casamos cuando tenía siete meses de embarazo y mellizos en camino. Nueve años después seguimos juntos y tenemos tres hijos. Somos una pareja afianzada y no tengo duda de que me voy a morir con él a mi lado.

Antes de Iván, mi historia no era tan maravillosa. Estuve toda mi vida buscando el amor, tenía una necesidad de cariño y seguridad enorme. Eso me hizo idealizar el amor y cometer muchos errores. Estaba buscando a mi príncipe azul en su caballo blanco y estaba dispuesta a todo para encontrarlo. Todos me veían como una profesional exitosa que vivía sola y lo pasaba regio, pero yo tenía un vacío en el alma. Lo único que quería era encontrar un marido y formar mi familia.

Con él aprendí que el cuento del príncipe azul no existe, aun cuando es el amor de mi vida. También aprendí que el amor es gratuito. Antes sentía que le debía algo a mis parejas, que me hacían un favor al estar conmigo. Pero Iván me mostró que me ama por lo que soy. Porque el amor es así, no hay que comprarlo y si alguien te ama lo hace con tus virtudes y defectos. A él le conté de mis penas más profundas y sanó mis heridas. Es mi protector.

Iván llegó en el momento preciso a mi vida. Si hubiese llegado antes, yo hubiera sido más inmadura; si hubiera sido después, quizás ya alguno habría tenido hijos. Todo se dio como debía darse. Creo que tuvimos que haber estado conectados en una vida pasada. La manera en que nos hemos complementado no lo he sentido con otro ser humano. Y va más allá de esta vida: él es un alma tan linda que quiero encontrarme con él en la próxima.

Para ver el pdf del artículo original pinche aquí; y para leerlo, acá.

Lea más del especial en este link.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.