Charly García: Calmado




Los más entusiastas vociferan lo de siempre. Que el tipo es un genio, un "grande" y que sin importar lo que haga lo único que le queda al resto de los mortales es aplaudirlo de pie. La filosofía "say no more", digamos. Los que observan con más distancia y criterio han reparado en asuntos más sensibles: el evidente deterioro de una voz disminuida por los excesos y una melodía que más allá de las viejas pasiones sólo se ubica en la medianía del cancionero histórico de Charly García (65), aunque supera lo que uno hubiera esperado a partir de su reciente descalabro físico y creativo. 

El estreno del nuevo sencillo del argentino no dejó indiferente a nadie. La Máquina de Ser Feliz apareció esta semana en plataformas digitales como una de las primeras grandes noticias musicales de 2017 y tan llamativo como su retorno después de siete años de silencio es el tono de esta vuelta, en cámara lenta y con letra confesional, tal como ha pasado con otras figuras de la música antes explosivas y hoy enfrentadas a la adultez, el ocaso o la enfermedad.

Sin ir más lejos, Jorge González (52) transitaba por frecuencias similares en Trenes (2015), disco que grabó antes de la crisis de salud que hoy lo enfrenta a una compleja recuperación y que lo obligó a retirarse de los escenarios. Repertorio emotivo, pausado, letras en primera persona. Algo que, ya mirando hacia el extranjero, también se escuchó en las entregas finales de los fallecidos David Bowie (Blackstar) y Leonard Cohen (You Want it Darker) e incluso en las del antes alocado Iggy Pop (69) como Après (2012) o del mismo Bob Dylan (75) que viene tributando a Sinatra y otros héroes fundadores en álbumes calmos y reflexivos como Shadows in the Night (2015) y Fallen Angels (2016). Quizás no todo se explica por los problemas de salud. En muchos de estos casos simplemente se trata de un fuego extinto o de esa genial certeza que asoma con los años de que no hay nada que demostrarle a nadie. Hablamos de músicos que, en todo caso, todavía tienen cosas que decir y que no han recurrido como Rod Stewart, Paul Anka, Tony Bennett, Tom Jones y tantos otros al facilismo del "dueto" o del álbum sinfónico, orquestado, de soul, swing o el ritmo que sirva para justificar una publicación conceptual. Aquí la furia derivó en calma. El único giro posible para los que vienen de vuelta y con la tarea demasiado hecha como para pedirles algo más. 

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