El 'huracán' Bachelet




La encuesta CEP deja la próxima elección presidencial muy cerca de resolverse en primera vuelta. El 47% que obtiene Bachelet le permitiría llegar a la mayoría absoluta, sin necesidad de balotaje, si de la muestra se extraen los votos que no optaron por ninguna de las opciones en carrera.

<em>En paralelo, el famélico 14% obtenido por Matthei viene a ser la dura confirmación de una candidatura oficialista que simplemente no llegó a despegar y que tiene a la Alianza ad portas de lo que puede ser su peor resultado electoral desde el retorno a la democracia.</em>

Los números de esta encuesta vienen de alguna manera a consolidar el abismo político en el que hoy se encuentra la centroderecha. Su candidata presidencial no recoge siquiera la mitad del 35% de respaldo que ostenta el gobierno de Piñera, teniendo, a su vez, a un 66% de personas que dice estar decidido a no votar por ella. En rigor, un cuadro crítico, que se agrega a una Alianza con sólo un 24% de respaldo y a un presidente que no le da confianza al 60% de los encuestados. Bachelet, en cambio, muestra precisamente la tendencia inversa: una popularidad descollante e incombustible, que le permite subsanar electoralmente las debilidades políticas que el sondeo muestra en el respaldo a la Nueva Mayoría (20%).

Significativo resulta que las elevadas cifras de Bachelet se vean acompañadas por un apoyo sólido a la agenda programática instalada desde la centroizquierda: el 45% de los encuestados valora la asamblea constituyente; un 83% respalda la renacionalización del cobre; el 74% avala la gratuidad universal en educación superior, y un 67% la reforma tributaria. Datos que confirman la fuerte voluntad de cambios que hoy recorre a la sociedad, en un contexto de desafección hacia la política, donde sólo la mitad de los entrevistados tiene decidido participar en las elecciones.

En síntesis, la encuesta del CEP publicada a menos de tres semanas del evento electoral confirma que Bachelet será la próxima presidenta de Chile, y que tiene amplias opciones de lograrlo en primera vuelta. Confirma, también, que la centroderecha ha terminado por desfondarse políticamente, teniendo sólo en el sistema binominal un elemento de contención para sobrevivir a nivel parlamentario. Por último, la disputa por el segundo y tercer lugar no pasará de ser una anécdota menor, condimento tímido de una elección presidencial en la que Chile se apresta a consagrar un decisivo cambio de rumbo.

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