La responsabilidad DC: el país primero




La responsabilidad política no es un concepto abstracto; tampoco una suerte de entelequia que nadie logre entender. Los ciudadanos, cada vez más empoderados y, en buena hora, saben que quienes estamos en ciertas esferas de influencia, debemos rendir cuentas y decidir pensando en el bien común.

La Democracia Cristiana hoy enfrenta decisiones claves, porque lo que ocurra en el próximo proceso eleccionario tendrá directa repercusión en la calidad de vida de los chilenos y chilenas. Y frente a ello, el peor camino podría ser la incapacidad de situarse frente a escenarios diversos. Ello, podría implicar llegar tarde a resoluciones relevantes. De allí la relevancia de nuestra responsabilidad.

Ese es el contexto en que se debe responder a lo que debe hacer la Democracia Cristiana, en el próximo proceso electoral.

En relación a la primera vuelta, no hay ninguna duda, se trata de intentar que nuestra candidata, Carolina Goic, obtenga el mejor resultado posible; en el óptimo, pasar a la segunda vuelta, para enfrentar a l candidato de la derecha.

Si eso no ocurre, entonces la DC debe, inevitablemente, reflexionar en torno a aquello que le hace mejor al país. Y, al respecto, tengo la convicción de que un próximo gobierno de derecha, especialmente por los anuncios ya explicitados por su candidato, puede significar un retroceso en los logros que se han obtenido, especialmente para las mujeres (despenalización del aborto en tres causales); los jóvenes y las familias más modestas (gratuidad en la educación superior), o el apoyo a las demandas de los adultos mayores, por mejores pensiones, frente a una derecha que promueve solo cambios cosméticos al respecto.

Por eso, trabajar junto a todos los que compartan la lucha por la justicia social, tiene el mismo valor ético que la lucha por la libertad. Así lo ha entendido la Canciller Merkel, que luego de sus diferencias históricas, con la socialdemocracia alemana han configurado acuerdos de gobierno a favor de las grandes mayorías de su país. Gran ejemplo a seguir.

La desigualdad sigue siendo un gran pecado social; esa brecha instalada que hace que existan muchos Chile dentro de uno. Zonas de confort y zonas de carencias. Para la Democracia Cristiana, este es un tema central. La mirada colectiva, la defensa de los más vulnerables y la necesidad de crecer con equidad y no a costa de las personas. Solo con justicia social podemos pensar en paz social.

Por eso, es preciso que, en el marco de la segunda vuelta, podamos acordar, desde ya, que apoyaremos a quién enfrente al candidato de la derecha, generando todos los contenidos necesarios para aunar esfuerzos y voluntades entre todos los sectores de la centroizquierda. Quien crea que podrá hacer la tarea solo, se equivoca.

Por lo demás, no hay nada más absurdo que repetir, por propia voluntad, una experiencia cuyas consecuencias ya se conocen. Otros lo hicieron ayer, nosotros no lo haremos mañana. El año 2009, quienes votamos en contra del candidato de la derecha, en primera vuelta, obtuvimos un 56% y, la tozudez de quien obtuvo el tercer lugar, le entregó el triunfo a quien no tenía condiciones para ello.

La DC no puede, ni debe, cometer la misma irresponsabilidad. Espero que nuestro Consejo Nacional, el día 20, acuerde con entusiasmo apoyar activamente a quien enfrente a la derecha.

La Democracia Cristiana nació como un partido de vanguardia y así queremos seguir: demos el ejemplo y lideremos los acuerdos.

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